Mediavilla y Piqueras, dos toreros enconquensados

Óscar Martínez Pérez
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Mediavilla y Piqueras, dos toreros enconquensados

Aunque nacido en tierras alicantinas a finales del siglo XIX, el torero José Mediavilla y Liñán tuvo un curioso e intenso vínculo con nuestra ciudad. La familia de Mediavilla, concretamente su padre, quería que su vástago fuese sacerdote y que por lo tanto pasase una buena temporada en alguno de los seminarios hispanos, pero el joven quería ser torero y para ello puso todo el empeño del que fue capaz, pese a las 'recomendaciones' paternas… Después de una temporada peleado con su padre –y su destino– estudia Filosofía y Letras consiguiendo más tarde una Cátedra por oposición. 

La llamada de la Fiesta Nacional no tarda en llegarle cuando se enamora de una mujer aficionada y amante de los toros y la tauromaquia que le despierta el valor y el deseo de vestirse de luces al ya por entonces profesor universitario… Mediavilla solicita una carta de recomendación para iniciar su carrera taurina al entonces gran y reconocido torero Luis Mazzantini, que en todo momento trató de disuadirle, sin éxito ninguno. Francisco Romero, empresario de la plaza de Toros de Carabanchel, un año antes del desastre del 98, le dio la codiciada oportunidad deseada por Mediavilla debutando como torero y llevando a cabo una exitosa carrera de seis años con importantes éxitos, hasta que en 1901 una cornada en el pulmón lo retiraron del ruedo para siempre, obligándole a retomar su actividad académica. 

El periodista taurino, José Simón Valdivieso, escribió una breve nota biográfica sobre José Mediavilla en el semanario taurino El Ruedo en el que explicaba, cómo después de la terrible cogida que le retiró de los ruedos, el valiente torero se recordó a sí mismo que «era doctor en Filosofía y Letras y se hizo archivero bibliotecario. Luego otras oposiciones le dieron la cátedra del Instituto de Cuenca…», donde ejerció la docencia como profesor de Geografía e Historia y Lengua Francesa durante varios años hasta su jubilación…

Rafael Piqueras. Federico Muelas, que fue un gran conocedor y aficionado a la Fiesta Nacional, escribió artículos y dio conferencias sobre temas taurinos, además de conocer a los toreros y empresarios taurinos que en la España de su época triunfaban. Rafael Piqueras fue un generoso e infortunado militar que siempre quiso ser  torero y que de la mano de Federico Muelas mantuvo un fuerte vínculo hacia Cuenca. Muelas publicó un emotivo artículo en El Ruedo y a la vez en Ofensiva sobre su amigo y audaz falangista que murió asesinado en Paracuellos del Jarama.

Piqueras perteneció a una familia acomodada –su padre fue registrador de la propiedad– y, como nos ha contado Muelas, fue un militar prestigioso, condecorado y audaz, al que gustaba su profesión pero al que le seducía mucho el arte de cúchares; por lo que sin saber mucho de tauromaquia pero con el valor y el corazón llenos, se lanzó al ruedo almeriense donde tomó la alternativa siendo cogido de forma leve…

Ya en Cuenca, Rafael Piqueras junto con Federico Muelas y ataviados con un jersey de ceremonias con una estrella azul atravesada por una flecha roja, actuaron de pontifex maximus –Florencio Martínez Ruiz dixit– en la inolvidable y mítica tertulia El Bergantín de la Vela Roja que se comenzó a celebrar en 1935 en los bajos del restaurante Los Claveles y que además de los ya citados, estaba compuesta por los hermanos Chávarri, los hermanos Zomeño, los Benítez, Rafael Osorio, Luis Cebrián Amézaga 'Vasco', César, Antonio Ramos, Enrique O'kelly, Segundo Pastor, Martínez Bueno, Verdú, Lucas Escamilla, Bieto, Emiliano Lázaro, Fausto Culebras y Fermín y Alberto Romero.

Muelas ha recordado, sin velos de ningún tipo, los momentos más amargos que el militar, torero y falangista vivió en Cuenca en los años previos a la Guerra Civil. Glosa el gran poeta conquense el día que toreó Piqueras en la localidad serrana de Cañete, donde sufrió las iras de los cañeteros que le reprocharon la excelente y cuajada faena que el torero había realizado, ya que al dar muerte con una tremenda estocada al morlaco, ya no habría animal que torear al día siguiente…

La política de esos turbulentos años también pasó factura al torero que ingresaba en 1935 en la Falange Española, participando de la mano de falangistas conquenses como Chávarri Peñalver, Luis Cebrián Amézaga 'Vasco' y Ferragut en acciones políticas como repartir propaganda falangista en las Casas del Pueblo socialistas, o cuando en el 36, junto a falangistas conquenses regresando de Albacete de un entierro de otro falangista, al pasar por los pueblos de La Mancha conquense respondieron a los insultos y ataques de los paisanos de izquierdas.