Con la mirada en el cuidador

María Albilla (SPC)
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Alicia es la referencia y, junto a ella, Pilar y su marido, Ernesto, atienden cada día al padre de él, Avelino, una persona dependiente que requiere asistencia las 24 horas. Pero, ¿quién les presta atención a ellos?

Con la mirada en el cuidador - Foto: Imagen de Freepik

Soledad, impotencia, miedo, agotamiento, dolor tanto físico como emocional... Las personas encargadas de asistir a pacientes dependientes hacen una labor a veces invisible que conlleva una carga personal tremenda y muchas renuncias tras asumir una labor difícil y, en ocasiones, ingrata para la que no están especializados, ya que estas tareas suelen recaer en el entorno cercano de los enfermos.

«Por mí ya nadie pregunta», le dijo un día Alicia a su nuera, Pilar. Tiene 85 años y convive con su esposo, Avelino, de 89. Él está diagnosticado de párkinson y de una demencia moderada que le conduce a tener conductas agresivas. Paciente, abnegada y con grandes dosis de cariño atiende a su esposo, pese a que su rodilla también flojea y necesita un bastón para caminar. Aunque ella es quien vive con el enfermo y la que más horas pasa con él, tiene a Pilar y Ernesto sustentando su labor y, ya de paso, también cuidándola a ella.

Es Pilar quien pone voz a la situación de esta familia de Ávila en la que tantas otras encontrarán reflejo. «Mi marido y yo intentamos estar muy pendientes de los dos. Avelino desarrolló a partir de la demencia un problema conductual y es muy demandante», explica. Para poder hacer frente a esta compleja situación y tener unas pautas para tratar correctamente al paciente han recurrido a los psicólogos de la Asociación de Párkinson de su ciudad (Apavi). Ellos les ofrecen esa guía que necesitan cuando Avelino no está en el centro de día al que acude cada mañana.

La voz de Pilar derrocha amor, temple y respeto hacia sus suegros, pero reconoce que se pasan momentos muy duros, por eso reclama más visibilidad y ayuda; más atención para las personas que cuidan de los suyos. 

«Lo más complicado es no entenderlos. Intentas ponerte en su lugar, ser empático, pero es muy complicado saber manejar, por ejemplo en el caso de Avelino, sus conductas. Hay que tener mucho talante», concreta, pero también explica con una sonrisa dibujada en su boca lo gratificante que es lograr esas pequeñas cosas que un día parecen imposibles, pero otros se consiguen.

Dar valor

Precisamente, para echar una mano en el día a día a personas como Alicia, Pilar y Ernesto y a través de las asociaciones que tienen más cerca, Cinfa ha convocado la primera edición de las Ayudas para entidades sociales en apoyo de personas cuidadoras. El objetivo de esta iniciativa es impulsar proyectos con carácter asistencial, innovador y preventivo que contribuyan a mejorar la calidad de vida física, mental o emocional de las personas que asumen este rol en el entorno familiar.

Las candidaturas a esta primera edición se podrán presentar hasta el próximo 30 de septiembres a través de la web www.cuidados.cinfa.com y, tras la deliberación del jurado, compuesto por personas expertas en este ámbito, se comunicarán los dos proyectos seleccionados.

«El cuidado de las personas mayores por parte de sus familiares es una realidad que debe darse a conocer para que todas aquellas personas que cuidan sientan que no están solas, que la sociedad reconoce su valor, y que lo hace sin prejuicios ni? estereotipos. Tenemos claro que no hay una forma correcta de cuidar: cada familia es única y cada vínculo entre la persona cuidadora y la cuidada es único también», explica Alicia López de Ocáriz, directora médica de Grupo Cinfa.

Por su parte, Enrique Ordieres, presidente del Grupo Cinfa, recalca que «son los propios familiares los que asumen este rol, la mayoría de las veces sin la formación y recuersos necesarios».  Coincide con este punto de vista Pilar, que insiste en que «uno solo se da cuenta de la importancia de cuidar al cuidador cuando tiene la situación cerca» y, con mucha sabiduría, agrega que la vejez es una fase a la que, muy probablemente, vamos a llegar todos y quien más, quien menos, deberá atender a los seres queridos que tengamos al lado.

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