El pasado viernes tuvo lugar, en el Auditorio José Luis Perales, la gala ACDC Awards en la que se reconocen los méritos de deportistas, clubes y asociaciones que han configurado el panorama del deporte provincial conquense. Es la segunda vez que se hace bajo la organización de la Asociación de Clubes Deportivos de Cuenca. En total, se establecieron doce categorías de premios, desde los clásicos como mejor club o mejor deportista, hasta otros como el premio a los valores deportivos, al voluntariado o al mejor proyecto de desarrollo a través del deporte. Hacía muchos años, más de treinta, que el deporte conquense, en toda su extensión, no veía reconocida su labor. Hasta que el año pasado, la Asociación de Clubes Deportivos de Cuenca, de reciente creación, tomó la decisión de organizar el evento desde la elección de candidatos para cada categoría, la petición de votaciones de los nominados y, como punto final, la organización de la gala.
Para poder llevar a cabo todo ello es necesario la colaboración de las distintas instituciones, públicas y privadas, además de personas como el presidente de la ACDC, Rafael Reyes, que junto con sus colaboradores han trabajado lo indecible para llevar a buen fin el proyecto. Llevan dos ediciones de los premios y se puede decir que lo han conseguido. Evidentemente, en esta sociedad en la que nos encontramos, su trabajo también ha provocado críticas, como no podía ser de otra manera. Basta que digas, o hagas algo, para que aparezca el crítico de turno. Rafael Reyes, que por cierto es también el presidente del San José Obrero, ha conseguido que le apoyen el Ayuntamiento de Cuenca, la Diputación, la Junta de Comunidades y la Universidad regional, como instituciones públicas.
Y luego, como broche final, el acto de la gala. Hay que tener en cuenta que los doce premios derivaron en varias personas más premiadas, todas con derecho a intervenir ante el numeroso público asistente, más las autoridades. La ACDC entendió que había que ofrecer un acto atractivo y por eso lo completó con actuaciones como la de Ria Pi Ta, al principio, o la de Adriana Semprún, al final. El acto resultó llevadero e, incluso, emotivo cuando el ciclista de Mota del Cuervo, Jesús Herrada, que acompañaba a su hermano José al haber sido elegido el mejor deportista, se encontró con los mensajes enviados por amigos y compañeros de su extensa carrera ciclista.
Tampoco me quiero olvidar el reconocimiento a Joaquín Caparrós Camino, premio a la trayectoria deportiva, compartido por otros ilustres conquenses, por un motivo. Joaquín Caparrós nació en Utrera (Sevilla) y llegó a Cuenca en 1978 para jugar en el Conquense. Desde entonces, nadie duda de que es el mejor enconquensado que ha dado esta ciudad a nivel deportivo. Dicho esto, espero que Rafael Reyes no se desanime y que las instituciones no dejen de apoyarle para la tercera edición de esta gala.