La historia no se cuenta sola

Manu Reina
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Cristian Herraiz ejerce una profesión «muy necesaria» que permite «descubrir» los tesoros que esconde la ciudad a cualquier turista

La historia no se cuenta sola - Foto: Manu Reina

Cada rincón de esta maravillosa ciudad esconde una historia diferente. Las Casas Colgadas, el puente San Pablo o la Catedral tienen un manuscrito propio repleto de datos, anécdotas y curiosidades. El paso del tiempo hace que siempre haya algo que contar. Son cientos de anécdotas que engrandecen aún más los atractivos turísticos de Cuenca, pero solo unos cuantos tienen conocimiento de ellas. Para compartir ese saber con el resto aparecen en escena los guías turísticos, que son pilares fundamentales para facilitar la estancia y visita de cualquier turista. Al fin y al cabo, la historia no se cuenta sola y estas personas juegan un papel esencial.

Cristian Herraiz es uno de ellos. Él mismo se define como «anfitrión» porque se encarga de «descubrir» los tesoros que esconde la tierra conquense a cualquier interesado. Cada día se levanta con la «ilusión» de compartir todo su conocimiento a todas esas personas que deciden visitar tanto la capital como la provincia. Hoy se conmemora el Día Internacional del Guía Turístico y Herraiz se muestra satisfecho de que la sociedad «reconoce nuestra figura y valora la importancia que tenemos». La visita es mucho más enriquecedora si se hace de la mano de estos profesionales, que han trabajado sin cesar durante años para que se les reconozca como tal. 

Trabajo. La labor de guía turístico le obliga a estar siempre en alerta, puesto que tiene que trabajar cualquier día de la semana y sin un horario determinado. Tiene que saber cuando tiene una reserva, el número de integrantes del grupo y el resto es «relatar historia y anécdotas». Puede hacerlo con previo pago o con rutas donde los participantes aportan la voluntad, que es una modalidad conocida como free tour. Con un calzado adecuado e indumentaria cómoda inicia cada escapada por esta tierra acompañado. Lleva un micrófono para que se le escuche bien y una mente cargada de historias, anécdotas y curiosidades. Evidentemente, es un pozo de sabiduría y responde con detalles a cualquier pregunta o duda sobre esta bella ciudad. 

La historia no se cuenta solaLa historia no se cuenta sola - Foto: Manu Reina

Herraiz desvela qué esconden las Casas Colgadas, que es la seña de identidad de Cuenca, ya que es «por lo que preguntan primero». Aunque avanza que «pocos saben que en el interior hay un museo y desde hace poco un restaurante». Eso sí, este guía turístico, al igual que sus compañeros de profesión, se encarga de «hacerles ver que hay más cosas». De esta forma, anima a los visitantes a que «disfruten del Museo Paleontológico o del Museo de las Ciencias, por ejemplo», ya que por sí solos no descubrirían estos espacios. Es ahí cuando la figura del guía turístico tiene todavía más valor porque incita a conocer otros atractivos turísticos y no solo se centra en los más conocidos. 

El protagonista, que maneja el inglés como si fuera su lengua materna, explica que actualmente el balance «es positivo» en cuanto al número de visitantes. Y es que, cabe recordar, que este sector lo pasó francamente mal durante la pandemia. Es verdad que aún no está recuperado por completo, pero «las cifras empiezan a acercarse» a lo que era antes de la irrupción del coronavirus. Eso permite que «pueda ganarme la vida» como guía y las previsiones para el futuro es que la situación sea incluso todavía mejor. Mucho más cuando Cuenca ostenta el reconocimiento de Capital Española de la Gastronomía. Y es que las previsiones son fantásticas. Pero también lo son para la provincia donde la Ciudad Encantada y el Río Cuervo son los destinos más solicitados.

Herraiz desea que la sociedad considere al guía turístico como «gente preparada y cualificada que te ayuda a entender el sitio que están interesado en conocer». Además, este amante del turismo añade que «trabajamos para que la visita le encanta al visitante hasta tal punto de que le apetezca volver». El turismo está a salvo mientras estos predicadores sigan ejerciendo. Es difícil concebirlo de forma distinta. Pasión, ilusión y un pozo sin fondo de conocimientos les describen. Por lo tanto, las dudas se disipan a la hora de confiar en ellos para conocer esta ciudad. Sería un pecado marcharte de vacío. 

Balance. El guía turístico Cristian Herraiz hace un balance «positivo» de los últimos meses tras una recuperación del sector e incremento de la llegada de visitantes tanto a la provincia como a la capital. El turista, antes de la llegada de la pandemia, era predominantemente de origen ruso, según revela este conquense. Como es evidente, el perfil ha cambiado en los últimos años, especialmente desde la invasión a Ucrania. Ahora, los amantes de la maleta que llegan a la capital son mayoritariamente «japoneses y estadounidenses». Sin ir más lejos, Herraiz tuvo que guiar ayer a un grupo de decenas de estudiantes de un colegio de New York. «Me hace mucha ilusión hacerlo», revela. Y es que es incapaz de perder la sonrisa porque «disfruta mucho con mi trabajo». Cada paso que da es una victoria.

Además, el pico de mayor afluencia de visitantes se produce «durante y después de la Semana Santa». Es por ello que el mayor groso de trabajo se concentra entre los meses de marzo y julio. «El otoño es también un época donde las visitas guiadas se disparan, concretamente en octubre», añade Herraiz.