Tarde histórica en el coso conquense con la actuación de Aítor Darío Pastor “El Gallo”. Un detalle de la empresa ponerlo en el cartel con tres jóvenes matadores en su ciudad, con su gente. 

Una tarde en que los olés y el sentimiento torero llegaron hasta el barrio del Castillo porque los novillos de Miranda y Moreno quedaran en la memoria de todos; siempre que se recuerde la presentación de novillero con picadores de El Gallo en  la Plaza de Cuenca, que ayer crujió con la torería y la casta del conquense. 

La torería en su primero demostrando buen gusto en el capote y determinación y soltura con la muleta, aunque los aceros le impidieran redondear la faena, no olvidemos que acaba de debutar con los del castoreño. Mucha torería también la de Ismael Pastor pareando a ese novillo.

Y casta, esa casta tan imprescindible con la emoción que llega al tendido. Casta la del novillo y casta la del novillero. A portagayola lo recibió y casi nos lo quitó del medio, muy firme y resolutivo al natural con ese valor, serenidad y arrojo necesarios para hacernos soñar; porque esta vez  sí consiguió la estocada que le abrió la Puerta Grande que todos deseábamos.

Que me perdonen los tres matadores, Daniel Luque, Juan del Álamo y Jiménez Fortes, pero es que ayer la tarde fue de Cuenca, el toreo de Aítor Darío Pastor “El Gallo” y el color nazareno y oro para la Historia.

Gracias Aítor, gracias torero.