Editorial

El fracaso y desaparición de una formación política que prometía

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La decisión de la dirección de Ciudadanos de no concurrir a las elecciones generales del 23 de julio dice adiós a ocho años de representación en el Congreso, donde llegó a ser la tercera fuerza política del hemiciclo y socio de investidura, tanto del actual presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, como del popular Mariano Rajoy, aunque en ninguno de los dos casos llegó a entrar en el Ejecutivo.

La debacle de los naranjas el pasado domingo, que significó la desaparición de todos los parlamentos autonómicos en liza y la pérdida del 85 por ciento de sus concejales y relevantes plazas como la vicealcaldía del Ayuntamiento de Madrid, ha puesto de manifiesto la falta de apoyo de la sociedad y les ha llevado a una especie de suicidio colectivo, del que difícilmente se recuperarán.

Con esta muerte anunciada, el espacio liberal que pretendían ocupar se queda sin referente y deberá buscar otras formaciones que representan esa ideología, algo que ya han hecho en los pasados comicios y donde el Partido Popular ha sido el principal 'pescador' en este caladero de votos.

Su ambición por liderar la derecha española, algo que vieron posible en el momento más bajo del PP, les ha llevado a su práctica desaparición. Rivera, elegido presidente en su fundación en Barcelona en 2006, era un joven abogado de 26 años y quizá su juventud y su inexperiencia política le hicieron cometer errores de bulto que luego no se pudieron revertir y dejaron herido de gravedad a un partido político, que tampoco ha sabido en los últimos años recuperar el protagonismo y presentar un proyecto atractivo a la sociedad española.

Después de ir de fracaso en fracaso durante los últimos años, las elecciones autonómicas en Andalucía precipitaron un proceso de refundación que la formación ya tenía en mente como última salida para reflotar un proyecto que estaba dando señales de hundimiento. El descalabro aceleró los planes de los 'naranjas', acosados por las sucesivas debacles electorales, aunque las primarias que incluyeron aquel proceso ya dejaron ver las costuras del partido. Dos listas se enfrentaron y la nueva ejecutiva, encabezada por Patricia Guasch y Adrián Vázquez, han firmado casi su sentencia de muerte con la decisión de no acudir a las próximas elecciones generales.

«El mensaje de las elecciones ha sido muy claro», resumió ayer Vázquez al anunciar la retirada momentánea de Ciudadanos del tablero electoral. Lo que no dejó claro el dirigente naranja es cómo piensan revertir la situación, ni lo que van a hacer en este 'periodo de reflexión' para mostrarse como un proyecto atractivo de cara a las europeas del próximo año. Habrá que ver y esperar, pero la formación 'naranja' va camino del cementerio.