La sequía y las altas temperaturas ponen en jaque al campo

Miguel A. Ramón
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El sector agrícola tilda la situación de «crítica», en especial en el cereal, aunque también afectará al resto de cultivos de secano de la provincia Cuenca. Creen que aún habría alguna posibilidad si lloviera en 15 días.

Aspecto del cereal en la zona de Mariana, en el que se aprecia los efectos de la sequía. - Foto: Asaja Cuenca

La escasez de precipitaciones durante el invierno y las altas temperaturas de las últimas semanas están poniendo contra las cuerdas al campo conquense, que ve cómo la campaña se está yendo al traste antes, incluso, de llegar a su plenitud, como es el caso del cereal, uno de los principales cultivos de la provincia.

El sector agrícola no lo duda y tilda la actual situación de «crítica o muy crítica» hasta el punto de asegurar que todo está en el aire y depende de lo que vaya a ocurrir en los próximos 15 días; es decir, si la lluvia hace acto de presencia o no. Y así lo ponen de manifiesto los secretarios provinciales de Asaja Cuenca y UPA Cuenca, Manuel Torrero y Salvador San Andrés, respectivamente, quienes muestran su preocupación, porque tienen claro que las consecuencias en el cereal son ya una realidad y en el mejor de los casos –siempre que llueva en las próximas dos semanas– hablan de una campaña muy mermada y discreta. 

Y es que, según Torrero, la sequía, las heladas y las altas temperaturas han hecho mella tanto en el cereal temprano como en el tardío, porque «cuando se dan estas circunstancias este cultivo cambia su estado fenológico con mucha rapidez, lo que conlleva que se acorte alguna fase del crecimiento y, en consecuencia, se pierda altura o se pierdan tallos por semilla. Y esto es lo que está ocurriendo; es decir, las cebadas tempranas no han ahijado bien y las tardías va a encañar demasiado rápido».

Aspecto del cereal en la zona de Abia de la Obispalía, donde se aprecia la falta de agua y el nitrato sin disolverse.Aspecto del cereal en la zona de Abia de la Obispalía, donde se aprecia la falta de agua y el nitrato sin disolverse. - Foto: UPA Cuenca

Efecto generalizado. Pero el problema es que las consecuencias de esta situación no se quedan en el cereal, sino que, a juicio de ambos, se hace extensible al resto de cultivos de secano de la provincia. Y tal es el caso del girasol, que, según explica San Andrés, «se está a punto de iniciar la siembra en un par de semanas y como no hay humedad alguna en el terreno, lo más probable es que la planta no nazca». Eso sí, aclara que, «en caso de que lloviese en mayo, aún podría recuperarse algo». 

Suerte similar correrán los cultivos leñosos de continuar así la situación, en palabras del secretario provincial de Asaja, porque «no hay que olvidar que, por ejemplo, el olivo y la viña está ahora iniciando la floración y, por lo tanto, entran en una fase de crecimiento en la que requieren de nutrientes, en especial, de agua».

Algo, sin duda, extrapolable a otros cultivos, a juicio del secretario provincial de UPA, «como el almendro, que ahora tiene que engordar la almendra y sin agua es muy difícil que coja tamaño, o, incluso, los ajos, etc.».

No es de extrañar, en consecuencia, que vean el «horizonte muy complicado», máxime si se le suma a la ecuación los elevados costes de producción. Y es que, aunque ahora hayan caído algo, ambos responsables agrarios llaman la atención sobre el alto precio de los inputs y la ralentización actual de las cotizaciones del cereal en el mercado.

Medidas a tener en cuenta. De ahí que San Andrés considere que ahora es el momento de que se valore la implementación de medidas concretas para apoyar a los agricultores a afrontar esta difícil situación.

Medidas que, a su juicio, podrían ir desde que las aseguradoras agrarias intenten compensar al máximo las pérdidas de cosecha con una revisión de sus precios hasta el adelanto del primer anticipo de la PAC, mediante convenios con entidades financieras, o la puesta en marcha de créditos blandos que permitan a los agricultores afrontar la campaña. Y, de hecho, es de la opinión de que no deberían descartarse, porque «seguramente habrá que echar mano de ellas».

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