Emiliano García-Page

Emiliano García-Page


Día de Castilla-La Mancha: un alto en el camino para celebrar el futuro

31/05/2021

Castilla-La Mancha celebra este año el Día de la Región con voluntad, responsabilidad, emoción y esperanza, para reafirmar nuestro convencimiento de que en vísperas de cumplirse el 40 aniversario de nuestra constitución como Comunidad Autónoma podemos afirmar, sin lugar a dudas, que hemos vivido el periodo de mayor transformación de nuestra tierra en cuanto a progreso, igualdad, libertad y felicidad.
Hoy, más que nunca, ponemos voluntad. Porque en la medida en que las circunstancias lo permiten, hemos querido retomar el acto institucional con la seriedad y el nivel de celebración que las gentes de Castilla-La Mancha merecen. Mostramos hoy voluntad para resaltar y celebrar el talento, el ejemplo de vida, la solidaridad y el esfuerzo de las mujeres y hombres de esta tierra en personas y entidades cuya biografía y actuación profesional es sin duda un motivo de orgullo para todos nosotros, un ejemplo de vida y una ventana al mundo. Por eso, porque tenemos voluntad de seguir adelante, vamos a celebrar un acto en el que queden absolutamente remarcadas todas y cada una de las medidas de prevención necesarias, como no podía ser de otra manera cuando en la lista de personas y colectivos distinguidos se incluyen una serie de Medallas de Oro que premian y reconocen el esfuerzo desarrollado durante y con motivo de la pandemia. Queremos reconocer ese esfuerzo especial al tiempo que recordar que el Covid no puede doblegar mucho más tiempo nuestra vida diaria, y por eso retomamos el homenaje a las personas que entendemos merecen la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha, como en este caso José Luis Perales y Pedro Piqueras, y la importante lista de hijos predilectos y placas al mérito regional.
Hoy, más que nunca, ponemos responsabilidad. Porque es nuestra llamada a la sociedad castellano-manchega y nuestra mayor contribución como institución y como servidores públicos. Así lo hemos hecho, y exigido, durante estos meses de extrema dificultad, para que el hecho de no frenar la gestión y la gobernabilidad de Castilla-La Mancha fueran compatibles con guardar las medidas de prevención y seguridad que tanto han contribuido a cambiar nuestra vida, nuestro modo de relacionarlos, nuestra manera de entender el trabajo, el ocio, la fiesta, el homenaje y la familia.
Y esa responsabilidad que va a impregnar cada minuto del acto institucional, es la que nos ha llevado a poder presentarnos este 31 de mayo con un buen listado de deberes cumplidos. Porque además de la respuesta concreta a los problemas generados por el Covid durante toda la pandemia, hemos seguido con nuestra acción de gobierno y nuestra voluntad de transformación de la sociedad. No hemos hecho dejación de nuestro deber como gobierno cercano y en permanente contacto con la sociedad. Desde marzo de 2020, por ejemplo, hemos sacado adelante once leyes, todas ellas importantes, que afectan a nuestra apuesta por el medio rural, la lucha contra la despoblación, la economía circular o el Tercer Sector.
Mientras otras Comunidades se escudaban en el Covid para caer en la parálisis legislativa, o prolongar los presupuestos, nosotros hemos sabido seguir adelante, con leyes también de oportunidad, como la de creación de una reserva estratégica de productos sanitarios, o la de simplificación urbanística y de medidas administrativas. Hemos seguido celebrando la llegada de nuevos inversores, de nuevas empresas, o sacado adelante un nuevo Plan Extraordinario de Empleo. No es casualidad o suerte que Castilla-La Mancha haya sido una de las pocas comunidades con buenos datos de empleo en lo que va de año, o que se haya desarrollado con nota el curso escolar.
Hoy, más que nunca, ponemos emoción en nuestro Día de la Región. Porque seguimos sufriendo un daño extraordinario cada que vez que pensamos en los que se fueron sin poder recibir un adiós de sus seres queridos. Porque seguimos sintiendo el dolor y la angustia de quienes vivieron en primera línea de fuego la batalla contra la pandemia, en los hospitales, en las residencias, al volante o desde un teléfono de atención, fumigando o vigilando, buscando medios o aliviando angustias… No podríamos celebrar el Día de Castilla-La Mancha sin la emoción contenida de tantos meses conviviendo con la angustia, la urgencia, el peso inexorable de los datos, y la incomprensión de muchos.
Hoy, más que nunca, ponemos esperanza en esta celebración. Vamos a vivir en Guadalajara un acto institucional cargado de esperanza, en la misma ciudad donde reside la primera persona que recibió la vacuna contra el Covid, donde se puso la primera piedra del muro sociosanitario contra la pandemia en nuestro país. Esperanza en la recuperación anímica, social y económica de Castilla-La Mancha, que ha dispuesto todo para poder aprovechar los fondos de reconstrucción de una manera inteligente y con visión de futuro. Porque hay esperanza en el futuro de una región que sigue aprovechando su situación geográfica para atraer empresas importantes, pero también su gran industria agroalimentaria para asentar el desarrollo demográfico, digital y económico de nuestro medio rural. Porque somos herederos de una generación de personas que sabían de economía circular lo que no está escrito, pues construyeron nuestro presente desde la necesidad, desde el esfuerzo, desde la reparación de lo que se rompía, y la reutilización de lo que hoy tiramos.
Hay esperanza en que sigamos mejorando la calidad del agua en nuestros ríos, y también la cantidad. Confiamos en una región que ha sabido mantener y cuidar su patrimonio rural y su medio natural, y con ello, asentar el camino del turismo y la cultura como fuente de actividad y yacimiento de empleo, mientras que, por otro lado, aporta diálogo y estabilidad para traer de la mano grandes inversiones que han de seguir llegando. Esperanza en nuestra juventud, plena de talento y ansiosa de oportunidades, en un mundo cambiante que hoy habla de teletrabajo, de nómadas digitales, de deslocalización, de aire puro y nuevas energías.
Voluntad, responsabilidad, emoción y esperanza. No podíamos ni queríamos pensar en otros valores a la hora de hablar de Castilla-La Mancha. Seguimos siendo una tierra de estabilidad, diálogo y compromiso. De colaboración con los territorios y comunidades cercanas, en lo geográfico y en lo anímico.
Hoy, 31 de mayo, celebramos el Día de Castilla-La Mancha. Sabemos que tenemos un largo camino por delante, juntos, en el seno de una España indiscutiblemente comprometida con el proyecto europeo, donde la igualdad y la solidaridad nunca deben dejar de ser objetivo prioritario y seña de identidad. Y porque lo son, podemos sentirnos todos orgullosos.