Fernando J. Cabañas

OLCADERRANTE

Fernando J. Cabañas


'Capillos ad mare'

10/06/2024

No me gusta el fútbol. De hecho, he visto un único partido en mi vida, el mítico de la final que ganó España en Sudáfrica… y ese día me senté ante el televisor porque mi hija pequeña y una amiga suya estaban ilusionadísimas con que lo viésemos juntos y luego, si procedía, festejarlo. No me he arrepentido nunca de haberlo hecho. Mereció la pena, sobre todo por compartir con mi hija una experiencia única para nosotros.

Hace muchos años, cuando daba clase a un alumnado que de media podía tener entre 10 y 14 años, no era extraño que en algún momento, coincidente con algún partido relevante, se dirigiesen a mí los chicos exaltados y me preguntasen de qué equipo era. Ellos buscaban lógicamente que me posicionase con unos u otros, siendo dominantes los que eran del Real Madrid o del Atlético de Madrid. Yo, dependiendo de por dónde viniesen los tiros, analizaba qué respuesta podía encrespar más los ánimos y contestaba a favor de los que menos apoyos suponía que tenían. Era entonces cuando los afectados demandaban explicaciones no entendiendo mi respuesta. Cuando la compartía, el fervor tornaba en desconcierto e incluso a ellos les surgían dudas sobre mi integridad emocional e intelectual. Los tipazos de las novias de los jugadores, en el caso de apostar por el Real, o de los peculiares presidentes de turno –Alfonso Cabezas o Jesús Gil y Gil, sobre todo–, si me decantaba por el Atlético, eran los imanes que les decía que me atraían a apostar por uno u otro equipo. Aquello acababa con risas, alardeando unos y otros de sus equipos, sin olvidar mi emoción al saber que mis chavales buscaban mi apoyo para revalidar sus pasiones.

Hoy en día me pensaría diez veces si, en caso de darse una situación parecida, contestaría lo mismo. De hecho, llevo semanas dudando si escribir o no lo que ahora escribo. Ya se sabe que los ociosos, que además suelen ser bastante mediocres, sacan punta hasta a un palo de escoba. Quizá ahora aludiría a que también son forofos de esos equipos Plácido Domingo, Felipe VI o José Luis Garci, lo que me metería en otros campos cenagosos de los que seguro que saldría enfangado, al margen de tener que explicar quiénes son algunos de ellos y por qué los nombro. Por ello, me encanta seguir sin sentirme atraído por esa pasión de masas que a mí, sin cuestionarla, simplemente no me aporta nada. Capillos ad mare.