Hallan uno de los mayores laboratorios de cocaína de España oculto en un chalé

J.A.J. / Toledo
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En una vivienda de la localidad toledana de Illescas se extraía droga enviada desde Sudamérica, dentro de líquidos o impregnando prendas de ropa. Para ello, se efectuaban procesos químicos a fin de separar la cocaína

Un chalé en una anodina urbanización situada a las afueras de Illescas (Toledo) ocultaba uno de los mayores laboratorios de procesado de cocaína encontrados en España hasta la fecha. El desmantelamiento de esta estructura criminal, que deja en su balance cinco detenidos y el decomiso de unos 22 kilos de este estupefaciente, ha sido presentado por el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, como un gran éxito en la lucha contra el narcotráfico.

Cosidó explicó que la proliferación de este tipo de laboratorios responde a una evolución en los envíos de cocaína desde Colombia a España para su posterior distribución por Europa. Si antaño la droga se introducía en grandes cargamentos en barcos, en cuya detección han avanzado enormemente las fuerzas de seguridad, ahora los narcotraficantes desarrollan soluciones más imaginativas para burlar los controles policiales. El laboratorio de cocaína illescano era «bastante sofisticado», subrayaba Cosidó, y su función consistía en separar la droga de las sustancias u objetos en los que era camuflada para ser indetectable al cruzar las fronteras nacionales. El jefe de la Brigada Central de Estupefacientes de la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (Udyco), el comisario Ricardo Toro, explicó que esta instalación separaba droga que estaba diluida en líquidos de apariencia inocua como bebidas y champús, o impregnaba prendas de ropa.

Gran capacidad de producción. Al presentar el resultado de esta operación en la Jefatura de Policía de Toledo, cuyos agentes cooperaron con la Udyco en las pesquisas, Cosidó remarcó la importancia de uno de los cinco detenidos. Se trata de un ciudadano colombiano que era el cabecilla de la banda por sus funciones de ‘cocinero’, experto en los procesos de separado de la droga y su posterior preparación para la venta. Este sujeto, con años de experiencia en distintas organizaciones, había pasado parte de sus conocimientos a otro arrestado, un ciudadano español. Los otros tres detenidos, también españoles, cumplían funciones secundarias como vigilancia de la instalación o transporte de la droga y otros materiales.

En cuanto a la capacidad de producción de este laboratorio de cocaína, los responsables de la investigación no sólo destacaron la droga confiscada. Los 22 kilos de cocaína estaban en una fase de secado previa a su prensado y distribución, presumiblemente al mercado mayorista de droga. Esto se considera así por el alto grado de pureza del producto obtenido, que le hace susceptible de mezclas o ‘cortes’ con otros productos por sus posibles compradores,  a fin de aumentar la cantidad disponible de droga antes de venderla al consumidor final.

Pero para la Policía resulta aún más importante los productos químicos intervenidos para componer una idea de la gran capacidad de producción con que contaba el laboratorio de cocaína desarticulado.  En total, se han confiscado unos 5.820 litros de sustancias químicas y 375 kilos de productos como manitol, potasio, permanganato, cafeína, tetracaína clohidratada, cloruro cálcico, tetramisol y procaína.

Todo esto iba a ser manejado en el laboratorio, compuesto artesanalmente sobre la base de ‘tecnologías de doble uso’ disponibles en el mercado legal. Sirva de ejemplo una prensa artesanal de uva, empleada para extraer líquidos en el proceso de obtención de la cocaína, junto a maquinaria de destilación, prensas hidráulicas, balanzas de precisión y un objeto tan cotidiano como un horno microondas para secar la pasta de estupefaciente.

Asalto de los geos. El grupo operaba con diversas medidas de protección, entre las que destacaban el uso de un segundo chalé como residencia contiguo al del laboratorio, para simular que este último estaba deshabitado. También contaban con perros en el perímetro de las viviendas que les alertaban de intrusiones. En su obsesión por la seguridad, llegaron incluso a recelar de los operarios de recogida de basuras.

Sin embargo, sus actividades de venta de droga en las provincias de Toledo y Madrid y su acopio de productos químicos durante meses les puso bajo la lupa policial. El desmantelamiento de este laboratorio de cocaína tuvo que realizarse con la ayuda de agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO), al estar este grupo armado. Se les confiscó un revólver y un rifle de caza.