Familia de cuerdas

Manu Reina
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José Ruiz comparte toda su sabiduría por medio de un taller gratuito de guitarra dirigido a cualquier persona, porque «a nadie se le dice que no»

Familia de cuerdas - Foto: Manu Reina

Conforman una familia de acordes. Comparten un gran entusiasmo e ilusión por aprender a tocar la guitarra, aunque también por convivir con otras personas. Es un punto de encuentro maravilloso en el que la música alcanza su máximo esplendor bajo un ambiente de alegría, entretenimiento y diversidad. También es una oportunidad única para aquellos cuyo nivel adquisitivo no les permite costearse clases particulares. Estas son solo algunas pinceladas de lo que es el taller de guitarra, laúd y bandurria que imparte dos días a la semana el docente José Ruiz. Lo hace de forma gratuita y abierto a todo el mundo, ya que «a nadie se le dice que no». 

Este profesor, con un corazón que no le cabe en el pecho, decidió emprender este proyecto por motivos personales el 5 de noviembre de 2021 con el propósito de «dar oportunidades de aprender a tocar un instrumento a la gente más necesitada de la parroquia de la Virgen de la Luz y del barrio de San Antón». En todo este tiempo, han pasado muchas personas por sus horas de ensayo, preparación y práctica hasta el punto de que son, exactamente, 55 personas las que no faltan a su cita con sus pentagramas. El balance, desde entonces, es «muy positivo»porque de todas las cosas que hace es la «más gratificante». Su involucración es tanta que hasta sube contenido didáctico a redes sociales para que los estudiantes, que no pierden nunca la sonrisa, puedan practicar en sus casas. 

La singularidad de este taller, que se imparte los viernes de 16 a 20 horas en el Centro Social de San Antón y los lunes de 17 a 19 horas en los salones de la parroquia Virgen de la Luz, es que «no se obliga a nadie una asistencia fija, sino que cada uno decide cuando viene, ya sea por días, semanas o una vez al mes, por ejemplo». Tan solo se requieren «muchas ganas por aprender a tocar la guitarra y disfrutar de cada una de las clases». La mayoría de sus alumnos no poseen este instrumento de cuerdas, pero tampoco es un problema porque «se las prestamos». Que así sea, es gracias también a las donaciones que realizan los grupos folclóricos Zarabandas y Voces y Esparto, que han entregado un buen número de guitarras nuevas para principiantes. Estos dos colectivos conquenses son, además, quienes respaldan esta proyecto que humaniza a José Ruiz. 

Las clases son «muy variadas» porque no solo se tocan los temas más clásicos, sino que «intentamos que sea dinámico con canciones de diferentes géneros». Incluso el propio docente acepta propuestas y sugerencias. La unión entre todos es muy importante hasta el punto de que «yo aprendo muchos de ellos, y ellos de mí». Esa familiaridad se percibe también en cómo «los mayores enseñan a los pequeños y viceversa, porque nos ayudamos entre todos». Lo «más bonito» es que «convivimos personas muy diferentes, de culturas, países y circunstancias diferentes, tanto niños como adultos, siendo además un espacio para olvidarnos de los problemas», apunta el docente.

Alumnos. Omar Hachoumi tiene 13 años y acude a cada clase desde que se inició este proyecto. Lo hace porque cuando toca la guitarra siente «cómo la música transmite alegría, energía y compasión». Le gusta «mucho» porque es también «divertido, bonito y para todos los públicos». El progreso de este joven es tan extraordinario que ya forma tanto de Zarabandas como de Voces y Esparto. Su hermana Nadia también participa en este taller desde el pasado mes de septiembre, animada por el propio Omar. Ella señala que «no todos pueden permitirse ir a una academia o pagar unas clases particulares», por lo que el taller de José Ruiz es «maravilloso». De hecho, «recomiendo a cualquier persona a que venga porque es una experiencia muy enriquecedora» y recuerda que «nunca viene mal saber tocar un instrumento». 

También esboza una sonrisa de oreja a oreja Alín Petrumilache. Tiene 11 años, pero es una edad suficiente como para mostrar un gran talento con la guitarra en la mano. El día de mañana le gustaría dedicarse «al mundo de la música y ser un gran músico», pero, por ahora, prefiere centrarse en «disfrutar». Sabe que tiene que ensayar mucho porque «no es tan fácil tocar la guitarra», eso sí, «cuando le vas encontrando el truco, es todo más fácil».

Por último, Violeta Pelayo, que también lleva prácticamente desde que comenzaron las clases, detalla que tocar la guitarra es «como una terapia para cuando tienes o sufres ansiedad o cualquier problema», puesto que, por encima de todo, es «terapéutica». Ella siempre ha crecido con el instrumento de cuerda bajo el brazo y su nivel es sobresaliente. Desvela para los principiantes que «con practica diaria puedes llegar a tocar muy bien».