Si preocupante es la situación vivida el lunes negro que fue también lunes en negro, más lo es todavía que Pedro Sánchez y la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, sigan negándose a admitir que el apagón que en algunas zonas de España se prolongó más de 20 horas, no tiene nada que ver con la apuesta de este gobierno, y de sus terminales, por las energías renovables. Sin dar pie a que el circuito energético pueda ser híbrido y se abra al gas y la energía nuclear. Como hacen todos los países desarrollados, incluidos nuestros socios europeos.
Sánchez, al adoptar esa posición inamovible que se niega incluso a debatir, no solo demuestra que es un hombre incapaz de asumir cualquier iniciativa que no sea la que él ha tomado inicialmente, sino que da prioridad a sus decisiones frente a cualquier otra circunstancia, incluso la seguridad del país que gobierna.
El empecinamiento presidencial provoca estupor en la comunidad europea, donde es vez más amplia la defensa de contar con la energía nuclear como elemento a tener en cuenta para disponer del soporte energético necesario para asumir cualquier eventualidad que pueda presentarse. Lo ocurrido el pasado lunes indica que ningún país puede dejar de lado la energía nuclear, porque solo con energías alternativas no se sostienen los sistemas sobre los que se sostiene la vida actual.
Las eléctricas españolas, más todo tipo de empresas grandes, medianas y pequeñas, ya anuncian recursos a la Administración por las consecuencias de los fallos ocurridos en REE, actualmente Redeia. Participada mayoritariamente por la SEPI. Con su planteamiento energético, basado solo en renovables, ha dejado en precario el cumplimiento de los objetivos que debe cumplir cualquier empresa responsable de una red eléctrica.
Portugal, conectada con la red española y que, por tanto, sufrió el apagón generalizado, ha anunciado la creación de una comisión de expertos independientes para analizar lo ocurrido y llevar sus conclusiones a la UE, donde el crédito del gobierno español pierde puntos cada día que pasa. En Bruselas, la comisaria de energía Teresa Ribera, exministra hasta hace unas semanas, se ha apresurado a cambiar de criterio sobre la energía nuclear en cuando ha tomado posesión de su cargo.
Sánchez, como es habitual en él, se cierra en banda, mira hacia Redeia como si el fiasco no tuviera nada que ver con él, mientras Beatriz Corredor, nombrada presidente de REE por Sánchez hace cuatro años, advierte que no piensa dimitir. Se comprende: con lo que cobra, aguantará todo lo que pueda. Cada día que se mantenga en el cargo ingresará se asegurará más de 1.500 euros. Sí, diarios.
Ya no se sabe qué es peor: que Sánchez se niegue a aceptar cambiar su política energética porque teme perder el respaldo de la extrema izquierda y quedarse sin gobierno … O que en su infinita soberbia se niegue a cambiar de criterio. Aunque eso signifique poner en riesgo que los españoles puedan vivir según marcan los tiempos actuales y, además, que se pone en riesgo su seguridad.