Victoria Lafora

Victoria Lafora


Susto o muerte

01/06/2023

En esos términos van a plantear la campaña las dos fuerzas en liza, PSOE Y PP. Como si la sociedad no hubiera demostrado el imponente hartazgo que produce la extrema polarización, volvemos a las andadas.

O nosotros o vuelven los franquistas, el neo fascismo de la mano de VOX, es el argumentario dictado desde Moncloa. Vótennos para echar a Sánchez, ese prepotente que no tiene reparos en pactar con terroristas e independentistas, dirán los candidatos del PP. De Podemos y sus fracasos legislativos nadie va a hablar, porque se han convertido en irrelevantes. Ya no vende lo de luchar contra el "Gobierno Frankenstein" que fue el mantra de la legislatura pasada.

Porque la única certeza, frente a "susto o muerte", es que ambas siglas van a tener que pactar para hacerse con el Gobierno y que, aunque juren y perjuren que no, la extrema derecha o la extrema izquierda van a tener la última palabra.

En campaña (que ya estamos otra vez) la estrategia de los populares pasa por silenciar a VOX, aunque a Abascal es difícil callarle, y presentarse en solitario a la investidura en aquellas Comunidades Autónomas donde ha ganado, sabiendo que va a perder. Pero así ganan tiempo e intentan frenar las acusaciones de racismo, xenofobia, machismo, etc. que se van a oír de sus posibles socios.

Por su parte, Sánchez ya ha dado la orden (porque no nos engañemos, el PSOE actual es una organización a las órdenes del jefe) de que con Bildu ni agua. No se va a contar con ellos para hacer a María Chivite presidenta de Navarra, ni se les va a apoyar para que se queden con determinados ayuntamientos. Ahora no toca.

En su precipitada y personal decisión, el actual inquilino de la Moncloa no tuvo en cuenta que su socio, Podemos, además de pegarse el gran batacazo, tenía que cerrar el trato con Sumar. Que el acuerdo no era fácil y que no van a tener tiempo para explicar a la ciudadanía cuáles son sus propuestas y si, por fin, Pablo Iglesias va a dejar de inmiscuirse en las decisiones de la cúpula del nuevo partido, y si va a entender que ya no puede seguir tutelando a Belarra y a Montero porque el nuevo partido no necesita machos alfa.

Y, por último, la maldita fecha de la convocatoria electoral. Con medio país de vacaciones ¿van a ser capaces con estos pobres argumentos de movilizar a sus electorados para que, por lo menos, se tomen la molestia de votar por correo?

Con una derecha que cree que ha llegado su momento, puede que sus votantes cumplan. Pero la izquierda está demasiado desmovilizada para hacer el esfuerzo.

Por eso, el 23 de julio puede ser la jornada en que triunfe la abstención.