Xavi se rindió tras el 3-5 ante el Villarreal. Un duelo desastroso en una tarde nefasta en la que el Barça no solo perdió el poco crédito que le quedaba ante un rival que apenas había ganado dos partidos lejos de casa, sino que perdió al líder de un proyecto con buenas trazas. Sacarle brillo a este conjunto después de Messi no va a ser tarea fácil, pero el egarense al menos tenía el halo de la leyenda y el aval del título de Liga 22/23. Nada de eso ha valido para detener la caída en barrena de un bloque irreconocible, que encaja goles con la facilidad de un bloque alevín hecho con recortes de niños que los 'equipos guapos' han descartado y que comete errores impropios en momentos clave del partido. En el vídeo del 3-4 se pueden contabilizar más fallos que en toda la temporada anterior junta.  

Medir esfuerzos

La distancia entre plantillas es tan grande que el Real Madrid va acostumbrándose a sestear, medir cuándo debe esforzarse, bostezar, echarle un vistazo al cronómetro y decidir que «ahora» es el momento exacto de ir a por el choque. De momento, le sigue saliendo: en Gran Canaria, ante un conjunto trabajadísimo que apenas concede alegrías al adversario, los merengues convirtieron un 1-0 en un 1-2 en el último tercio del partido. Es la séptima vez que lo hace en LaLiga (seis victorias y un empate). Algún día, el rival decidirá meter el gol en el 89... 

Un par de billetes

Parece claro que el torneo es un 'mano a mano' entre el Girona y el Madrid, y que los dos siguientes billetes de Champions se van a vender carísimos. El Atlético retomó la sonrisa (en el Metropolitano es otra cosa), el Athletic se dejó dos puntos en la carrera, el Barcelona los tres... Teniendo en cuenta que los bilbaínos no tienen que competir en Europa (pero sí en Copa), va a ser cuanto menos curioso ver cómo se comportan unos azulgrana heridos y con tendencia a la depresión ante ese 'batallón' de rayas rojas y blancas dispuestas a arrebatarle lo que le pertenece solo por tradición.