Miguel Romero narra con lujo de detalles la conquista de Cuenca por Alfonso VIII

Manuel Pérez
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El historiador centra en el monarca cristiano la sesión del taller de Historia que imparte en la biblioteca del Centro Cultural Aguirre

 
El historiador Miguel Romero dedicó la sesión mensual del taller de historia Vive la ciudad de Cuenca a través de sus huellas históricas y de sus libros a la figura de Alfonso VIII y la conquista de Cuenca.
El hecho de que el tema en cuestión sea uno de los hechos históricos más conocidos para los conquenses, no restó para que Romero sorprendiera a los presentes con un relato plagado de detalles y anécdotas, que mantuvo entretenido al numeroso público durante toda la sesión.
Así, el historiador señaló que los preparativos militares y la concentración de las huestes en las inmediaciones de Cuenca se hicieron en pleno invierno, a finales de 1176, para así poder asediar la ciudad a principios de año, una vez pasadas las nieves. Y explicó que lo hicieron precisamente en ese momento, valorando que la guarnición de la ciudad de Cuenca -en la que vivían 700 habitantes, de los cuales 300 eras varones armados- iba a ser mínima, pues el grueso del ejercito almohade se encontraba inmerso en una epidemia de cólera provocada por la llegada de barcos tunecinos infectados desde Sicilia; y porque las guarniciones de al-Ándalus estaban ocupadas en mantener la seguridad de sus plazas. Por otro lado, el rey contaba con una importante ayuda cristiana, gracias a las órdenes de Santiago y Calatrava.
Romero señaló que el potente ejército cristiano se instaló inicialmente en un campamento en Jábaga, al que posteriormente se sumó  otro en el Cerro Molina. Y dijo que durante los primeros meses, tanto el monarca como los militares se dedicaron a estudiar las posibles zonas de acceso y a fabricar armas.
Tras un intento de asalto fallido en agosto de 1177 que se saldó con la vida de Nuño Pérez de Lara,  Romero dijo que el rey conquistó la ciudad siguiendo las indicaciones de un pastor que le dijo que la parte más vulnerable era la puerta de Aljaraz (después llamada de San Juan), ya que era custodiada sólo por dos soldados. Siguiendo su consejo con recelo, Alfonso VIIIconsiguió sumar Cuenca a los territorios cristianos, siendo su primera conquista, con tan solo 21 años.   
 
Virgen del Sagrario. Una de las protagonistas de la conquista fue la Virgen del Sagrario, una talla románica de la Virgen con el niño en brazos que el rey cristiano recibió en herencia tras quedar huérfano, y a la que tenía tal devoción que llevó consigo en cada una de sus batallas. 
La imagen presidió durante los meses en los que se preparó el asalto un pequeño altar en piedra mandado a construir por el monarca, quien todas las mañanas, con su comitiva real, le rezaba solicitando su ayuda para conseguir vencer al infiel.