Humberto del Horno

Lo fácil y lo difícil

Humberto del Horno


El dato frío

22/12/2023

Este oficio de juntar letras, maravillosa profesión, la mejor del mundo quizá, tiene una gigantesca paleta para crear una noticia dependiendo del trasfondo de la misma, un 'pantone' de colores, de ocres a azules; y una gama de temperaturas, de gélidas a calentitas, que no necesariamente comparten el informador y el informado. Hay tantas noticias que se escriben en frío y que acaban dando calor como noticias escritas desde el infierno que pueden dejarte helado.

Esta fantasía bidireccional tiene un claro exponente en las informaciones que cuentan con las cifras puras y con las cifras duras como materia prima principal, eso que vinieron a llamar periodismo de datos, fríos para quien los usa, calientes para quien los interpreta. O al revés. Es tedioso coger un saco de estadísticas y ordenarlas para darles sentido, el cual sólo adquieren por ejercicio de comparación o añadiéndole un contraste que muchas veces pervierte y distorsiona la esencia de la propia noticia si no es el adecuado.

Noticias con datos hay muchas, bien lo sabe el lector si repasa las últimas portadas. Limito mi memoria a la última semana y contemplo titulares sobre el aumento de población en la provincia, la subida de denuncias por violencia de género, las veces que marcamos la 'X' de la Iglesia en nuestra declaración de la renta o la cantidad de casos que se que se acumulan en los juzgados conquenses.

De entre todas las estadísticas que han inundado las páginas de los periódicos estos días, me quedo con el drama de la siniestralidad laboral en Cuenca, que sigue sumando datos al alza que podrían ser cubitos de hielo si usted no los lee desde una habitación de hospital acompañado a un accidentado.

Echando la cuenta este año y sólo hasta octubre, ochenta trabajadores al día se han visto obligados a coger la baja por un accidente en su puesto de trabajo. Del total, a nueve de ellos nos les ha importado mucho no regresar a su puesto de trabajo, porque ya están muertos. Contar fallecidos y accidentados se puede hacer desde lo más hondo de la estufa donde acabó la bruja de Hansel y Gretel y seguirá dando el mismo frío; ese frío de cuando las lees y no les pones cara.

Las tradicionales soluciones al problema estructural que supone la elevada siniestralidad laboral no terminan de funcionar en un conflicto con culpables en todos los frentes, desde el trabajador que se salta las normas hasta el empresario que no facilita su cumplimiento. Y lo sé porque yo he visto a mi amigo el 'Abuelo' nacer otra vez por hacer el mono con una carretilla elevadora y nacer de nuevo años después por caerse desde cuatro metros. Punto en el que me pregunto qué puede hacer la profesión que ejerzo por calentar las cifras a la hora de trasmitirlas e intentar, por fin, empezar una labor de concienciación necesaria para que todos hagamos nuestra parte en el objetivo de regresar vivos de nuestro puesto trabajo. Si se redujeron los accidentes de tráfico con sangre en los anuncios de la DGT, igual es hora de pensar en algo parecido.