La ilusión es la nota predominante en cada esquina del aula porque todos comparten un enorme entusiasmo por aprender a tocar ese instrumento que tanto adoran. No importa que haya que empezar desde cero, las horas que uno necesite para adquirir todos los conocimientos y tampoco la edad que uno tenga, ya que no existe ninguna limitación por muy mayor que uno piense que es. El único requisito es tener ganas por coger un instrumento e iniciarse en un maravilloso camino musical. Ese es el día a día de la Escuela Municipal de Música, que cuenta en estos momentos con 640 alumnos, de los cuales muchos quieren cumplir grandes sueños sobre el escenario. Es una cifra de estudiantes superior con respecto al pasado curso. 

El director del centro, Pepe Llopis, recalca que uno de los objetivos es «acercar la música a todas las personas que quieran formarse en ella». Y así es. De hecho, el estudiante más pequeño tiene cuatro añitos, mientras que el más veterano luce 72. El saber no ocupa lugar y nunca es tarde para ponerse manos a la obra. Es, además, todo muy sencillo cuando existe un amplio abanico de instrumentos. El alumno puede formarse en violín, viola, piano, saxofón, violonchelo, guitarra, trombón, trompeta, flauta travesera, clarinete o percusión, entre muchos otros. Pepe subraya que «el alumno puede elegir entre muchas opciones y eso siempre es una buena noticia».

Si bien es cierto que los estudiantes tienen que ir paso a paso. No se trata de aprender de golpe y porrazo. Los más pequeños, cuyas edades están comprendidas entre los cuatro y siete años, no pierden de vista las directrices de sus profesores en las clases de música y movimiento. Es en ese momento cuando la ilusión empieza a crecer en ellos, que aprovechan cada tarde para tener sus primeros contactos con la música. A partir de los ochos años es cuando los pequeños estudiantes emprenden un camino de cuatro años de formación con sus instrumentos favoritos. Al final de este periodo pueden dar incluso un gran salto, porque «muchos pasan a formar parte del Conservatorio de Música de Cuenca», resalta el director de la Escuela Municipal de Música.

¡Coged vuestros instrumentos! - Foto: Manu Reina

La alumna Inés Fernández destaca que la flauta travesera «es mi instrumento favorito porque la familia de viento es la que siempre me ha llamado la atención». Ese mismo entusiasmo tiene Pablo Ortiz, que no se separa de su trompeta. «Es un instrumento que siempre me ha gustado y el tamaño es muy pequeño, que es lo que prefiero», apunta. Por su parte, Juan Carrasco recalca que tocar el saxofón «es muy divertido» y reconoce que poco a poco voy aprendiendo a tocarlo, aunque todavía me queda mucho por aprender». También hay casos donde el estudiante comprueba que su elección inicial no ha sido la acertada. Por ejemplo, Jimena Navalón explica que durante los primeros cinco años «he estado tocando el acordeón», pero ahora se ha cambiado «para aprender a tocar el saxofón».

La formación que reciben en cada curso académico, cuyo horario se asemeja al escolar, les convierte en músicos en potencia y el futuro está en sus manos, dependiendo siempre de hasta donde quieran llegar. Pero esta Escuela Municipal de Música, que imparte clases teóricas y prácticas, no está pensada solo para las promesas, sino también para cualquier persona que quiera acercarse a ese instrumento que siempre ha querido tocar. Los mayores pueden «fijar el horario que a ellos les venga mejor, porque les ofrecemos una planificación a la carta». Pese a que el centro abre sus puertas de 15,30 a 21 horas, son «muchos adultos y mayores que vienen a clase en horario de mañanas, solo basta con ponernos de acuerdo y organizarnos», detalla Pepe Llopis.

Al fin y al cabo, este centro permite a más de medio millar de conquenses poder disfrutar de la música y dar rienda suelta a todo su talento. Muchos incluso serán quienes amenicen tardes y noches en grandes escenarios, mientras que otros esbozan una enorme sonrisa en sus rostros porque han podido formarse en lo que siempre han querido. Además, todos celebrarán hoy con alegría Santa Cecilia, que es su patrona.