Los más de 500 científicos y 100 grupos de investigación que suma en la actualidad han afianzado el Centro de Biología Molecular (CBM) Severo Ochoa como uno de los mayores de España y una referencia a nivel mundial, que cumple medio siglo explorando las bases moleculares de la vida. Cincuenta años durante los que se han sucedido una cascada de descubrimientos en áreas como la inmunología, virología, microbiología, neurociencias o biología celular y del desarrollo, y durante los que se han desarrollado algunas de las patentes más rentables de la historia de la ciencia en el país e impulsado innovadores métodos y técnicas de investigación que forman parte ya de la práctica rutinaria en miles de laboratorios.
Porque aunque la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) empezó a utilizarse en estudios hace más de un siglo, su uso se generalizó desde este centro como uno de los modelos animales más valiosos en el campo biológico al compartir con los humanos más de la mitad de sus genes, entre ellos muchos de los que están implicados en el desarrollo del cáncer o relacionados con el sistema nervioso.
El centro fue fundado en 1975 por el investigador Federico Mayor Zaragoza -pionero en el análisis de enfermedades metabólicas hereditarias, exministro de Educación y Ciencia y exdirector de la Unesco-, junto a Eladio Viñuela, Antonio García Bellido y David Vázquez.
Pioneros
Severo Ochoa (Premio Nobel de Medicina en 1959) no sólo le prestó su nombre, prestigio y un apoyo decisivo, sino también a varios de sus discípulos, los investigadores que se habían formado con él en Estados Unidos y que acabaron siendo los pioneros en el área biomédica moderna en el país.
Entre ellos figura Margarita Salas, quien descubrió por ejemplo la enzima que se encarga de copiar y replicar el ADN de un virus para que se multiplique dentro de una bacteria -lo que ha revolucionado la biotecnología por sus múltiples aplicaciones en medicina o diagnóstico genético-; su marido, Eladio Viñuela, quien desentrañó las incógnitas del virus de la peste porcina africana, que tuvo efectos devastadores en España durante décadas; o Antonio García Bellido, cuyos hallazgos alumbraron la comprensión de la organización genética del desarrollo.
Los datos del CBM retratan su magnitud como uno de los centros más grandes e importantes de España: reúne a unos 500 investigadores, 100 grupos de trabajo que están desarrollando más de doscientos proyectos científicos que atraen más de 20 millones de euros anuales procedentes de fondos nacionales e internacionales competitivos, los que se conceden tras rigurosos procesos de selección.
Estos profesionales participan cada año en unas 300 publicaciones en revistas científicas. Pero desde sus instalaciones, y además de la labor que se desarrolla en sus imbricados laboratorios, el CBM presta soporte a otros centros, universidades u hospitales, con servicios de microscopía óptica y electrónica, de bioinformática, de cultivo celular y de tejidos, o de edición genética, además de tener uno de los animalarios más completos de España para la experimentación.
La científica italiana Paola Bovolenta dirige el laboratorio que se dedica a comprender el desarrollo temprano del sistema nervioso central, especialmente del sistema visual, y desde 2023 es además la directora científica del CBM.
Desde esta posición reconoce la excelencia investigadora que se hace en sus instalaciones y el prestigio que ello tiene entre los principales financiadores, entre ellos el Consejo Europeo de Investigación (ERC, por sus siglas en inglés).
Bovolenta valora la internacionalización del centro y el creciente número de estudiantes extranjeros, pero sobre todo la distinción que han aportado los numerosos investigadores que han desarrollado su labor científica y que han logrado exportar a todo el mundo algunas prácticas y métodos que hoy son rutinarios, y entre ellas algunas tecnologías asociadas a las pruebas PCR o la retrotranscripción -para crear una copia de ADN-.
La directora pone el foco en los estudios que se realizan en el ámbito de la biología del desarrollo, la formación de las neuronas, el envejecimiento saludable, muchas de las enfermedades asociadas a la edad o los numerosos proyectos para profundizar en el conocimiento de algunas patologías raras ante las que están contribuyendo a mejorar la diagnosis y las terapias.