Adiós a las mascarillas

J.L.E.
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Médicos y farmacéuticos celebran el fin de la obligatoriedad pero apelan a su uso por responsabilidad ante cualquier síntoma

Adiós a las mascarillas - Foto: Reyes Martínez

El viaje para superar la crisis sanitaria a consecuencia de la pandemia de Covid-19 ha sido tan largo como doloroso. Pero todo termina. Ayer se certificó por escrito en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el final de la crisis sanitaria por el Covid-19 y la obligatoriedad de las mascarillas. Fueron obligatorias para ir por la calle, en espacios cerrados, y siempre había que llevar varias y cambiarlas después de unas horas de uso. El último reducto de uso obligatorio de la mascarillas estaba en los centros sanitarios, sociosanitarios y farmacias, pero tras la publicación en el BOE ya deja de ser un elemento imprescindible a la hora de salir de casa.

La norma entra en vigor tras la reunión del Consejo de Ministros del martes que acordó la finalización de la situación de crisis iniciada con la pandemia de coronavirus en marzo de 2020 después de que el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias haya considerado que la Covid-19 está controlada. Ayer fueron muchos los usuarios de centros sanitarios, sociosanitarios y farmacias que por primera vez en mucho tiempo volvieron a verse las caras, después de usar mascarillas de manera obligatoria durante 1.207 días. 

En la primera jornada sin mascarillas, hubo más de un despistado que desconocía que ya no era obligatoria e incluso no faltó entre los usuarios cierta indecisión a la hora de desprenderse de un elemento de protección que durante tantos días ha acompañado a los ciudadanos. Pero predominaron las sonrisas y mucha gente volvió a sonreír. La satisfacción por dejar atrás el uso obligatorio de la mascarilla es mayoritario.

La medida fue bien recibida tanto por el Colegio de Farmacéuticos de Cuenca como por el Colegio de Médicos de Cuenca, entidades que representa a colectivos de los últimos reductos en los que hasta el  martes usar la mascarilla era obligatorio. En ambos casos, también comparten la recomendación del BOE a la ciudadanía y a las autoridades sanitarias para «mantener la cultura de la responsabilidad» adquirida en los últimos años para seguir usándolas ante la presencia de síntomas de infección respiratoria y en centros sanitarios de «especial vulnerabilidad».

Un ejemplo de la normalidad es que el cartel que informaba  de la obligatoriedad de las mascarillas en farmacias, centros sanitarios, sociosanitarios ya se ha quitado.

«La población ha recibido con alegría y cautela el fin del uso de la mascarilla», explica a La Tribuna Luz Moya, presidenta del colegio de Farmacéuticos de Cuenca, quien tuvo la oportunidad de comprobar desde su farmacia en Carboneras de Guadazaón la repercusión del final de las mascarillas. Moya, que admite que «es una medida positiva para las farmacias», reitera la necesidad de «ser responsables». En este sentido, recomienda el uso de mascarillas a personas sintomáticas, «como medida de protección a los más vulnerables».

En la misma línea se pronuncia Carlos Molina, presidente del Colegio de Médicos de Cuenca, quien  incide en que «no hay que perder de vista el sentido común». Molina explica que la razón para retirar las mascarillas está en la notable disminución de casos graves de coronavirus, «entre otras cosas por la vacunación». El máximo responsable de los médicos conquenses reconoce que es bueno recobrar la normalidad y «poder recuperar la sonrisa por completo», pero insiste en la necesidad de que si alguien «tiene conocimiento de que padece una enfermedad infectocontagiosa haga uso de la mascarilla». Además, reitera la importancia que tiene la mascarilla para garantizar la protección de los profesionales de la Sanidad.

«Responsabilidad». El ministro de Sanidad, José Miñones, subrayaba el martes, tras el Consejo de Ministros en el que se dio por finalizada la crisis sanitaria por Covid-19 en España, que sobre las mascarillas los consejos de los expertos inciden en la necesidad de «la cultura de responsabilidad». Por eso, insitió en la necesidad de reforzar el uso de la mascarilla en determinados contextos y siempre para personas que sean sintomáticas en los espacios compartidos de los centros hospitalarios, «pero también en el caso de los profesionales».