De dos Hinojosos salió solo uno, el actual

José Luis Muñoz
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De dos Hinojosos salió solo uno, el actual

El de Los Hinojosos no es el único caso existente en la provincia de Cuenca, pero así y todo si es bastante llamativo, porque el pueblo que hoy conocemos, asentado en un espacio indiscutiblemente manchego, es el resultado de la unificación de dos lugares diferentes, tan juntos entre sí que solo los separaba una calle, que aún se puede identificar con cierta facilidad, aunque en los últimos tiempos se han dado pasos importantes para ir suprimiendo diferencias. El municipio nació a la vida, con este nombre, el primer día del año 1842, fecha en que entró en vigor la Real Orden que establecía la fusión de los dos pueblos, Hinojosos del Marquesado e Hinojosos de la Orden, el primero perteneciente al marquesado de Villena y el segundo a la Orden de Santiago. En la disposición gubernativa se asegura que "las razones que explican el diverso origen y pertenencia de semejantes localidades no son ya conciliables con el bien público, que se resiente en lo civil, lo económico y judicial de tan chocantes anomalías", animando, de paso, a seguir el mismo camino en todos los demás lugares que en el resto de España pudieran encontrarse en una situación similar. Algo tenían ya en común desde sus orígenes los dos Hinojosos, el nombre de ambos lugares, que sugiere la abundancia en sus inmediaciones de una planta muy popular, el hinojo.

El pueblo actual está llevando a cabo una lenta pero continuada fusión de los elementos iniciales de los dos que le dieron origen. El caserío se amolda a dos colinas separadas por un pequeño valle sobre el que a su vez pasa la carretera. A los amigos de contar historias tremebundas les gusta relatar que en épocas antiguas los habitantes de uno y otro sector estaban siempre a la greña y organizaban alborotos al menor pretexto, pero no parece que eso sea totalmente cierto, aparte cuestiones puntuales entre unos y otros por quíteme usted de ahí esas pajas. Lo que sí es cierto es que había entre ellos una clara distinción social, o sea, económica, a favor de los habitantes del marquesado, mejor tratados por el señor de Villena que lo eran los súbditos de la Orden de Santiago y eso sí que les escocía, como es natural.

 Tradicionalmente hubo dos iglesias parroquiales, la de San Bartolomé en la parte del pueblo que era del marquesado y la de San Bernabé, en la santiaguista, correspondiendo hoy la titularidad a la primera de ellas. Igualmente existían dos cementerios, uno para cada barrio. También en este aspecto se aprecia la diferenciación social porque la primera iglesia citada tiene un remoto origen románico, apenas perceptible, pero fue desarrollada en épocas posteriores hasta darle una cierta solemnidad arquitectónica, con una elegante bóveda de crucería y detalles propios del Renacimiento, a lo que se añaden varios retablos barrocos adosados a los muros laterales, mientras que la otra iglesia, la dedicada a San Bernabé, es de fábrica más modesta y sobria, aunque su interior también conserva elementos de mérito, algunos vinculados inicialmente al gótico y otros aportados también por el estilo renacentista.

El conjunto ya unificado de Los Hinojosos conserva interesantes espacios urbanísticos, como la calle del doctor Marín, con varias casas palaciegas. En el entramado urbano pueden apreciarse con relativa abundancia restos del pasado histórico, como brocales de pozos ya desgastados o anulados, las ruinas del viejo castillo, casas solariegas de interés con escudos y rejería. En estas calles es posible encontrar buenos elementos edificados, casas señoriales y palaciales (dedicadas hoy en su mayor a viviendas, mediante parcelación de los interiores), con abundancia de rejería y fenestración regular, sin que falten los blasones identificadores de sus antiguos propietarios.

 La plaza del Carmen es un ámbito muy popular, aunque modificado en los últimos años, pero sigue conservando ese ambiente doméstico, con la gente en la calle, considerada como un espacio adecuado para la convivencia y el ver cómo pasa el tiempo, de manera inadvertida. En un cerro próximo se conservan restos de tres molinos de viento, de los que uno ha sido restaurado completamente, siguiendo así la costumbre, muy extendida en los últimos años en los pueblos de la Mancha, de recuperar este signo de identidad desgraciadamente abandonado cuando empezó el desarrollo de los mecanismos tecnológicos.

Como es lógico en un pueblo en el que todo está duplicado, también hay dos patronas, la Virgen de la Morenita, llamada popularmente La Morenica, patrona de Hinojoso del Marquesado (15 de agosto) y la Virgen del Roble del Carmelo, advocación de Hinojoso de la Orden (8 de septiembre). Se cuenta que un año, hace ya mucho, se produjo la novedad de que ambas imágenes patronales, al ser celebradas en sus respectivas fechas, pasaron en procesión al otro barrio, rompiendo así la tradición de que sólo lo hicieran por las calles de su territorio. Y, ciertamente, fue una buena idea, que estaría bien repetir para dar forma definitiva a este único público originado en dos diferentes.