Una aventura de película

Leticia Ortiz (SPC)
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'Donkey Kong' regresa con 'Bananza', un divertido juego para la consola Nintendo Switch 2 en el que los gráficos y la banda sonora logran aproximar la experiencia al cine de animación

Una aventura de película

Corría 1981 cuando Shigeru Miyamoto, el padre de los videojuegos modernos, convirtió a un simpático orangután - «un animal que no era demasiado malvado ni repulsivo», según su creador- en el protagonista de uno de los primeros videojuegos de plataformas. Donkey Kong recaudó más de 280 millones de dólares (que se dispararían hasta más de 4.000 millones gracias a su adaptación para las consolas domésticas), salvando a Nintendo de la crisis financiera por la que pasaba. Desde entonces, este personaje ha sido santo y seña de la marca japonesa, solo un escalón por debajo de Mario Bross, el icono de Nintendo.

Como si el tiempo no hubiera tanscurrido por el carismático primate -de hecho han pasado 26 años desde la última entrega de la franquicia que apostaba por un componente en 3D, siendo Donkey Kong 64 el primero y el único-, regresa ahora con una trepidante aventura, Bananza, que acerca el mundo del videojuego al cine de animación. No obstante, en el evento de presentación celebrado ayer en Madrid, se nombraron varias referencias que vendrán a la cabeza de cualquier amante de las películas de dibujos, como Monstruos S.A. o ¡Rompe Ralph!

Para difuminar esa barrera entre el videojuego y el cine no solo es fundamental la parte gráfica, que llega de la mano del mismo equipo que se encuentra detrás de Super Mario Odyssey, sino también una banda sonora creada ex profeso para esta aventura, con multitud de canciones que dotan de dinamismo al juego. La sensación del jugador, por tanto, es como estar por momentos dentro de un maravilloso musical animado. 

Destrozar cosas

Eso sí, ese precioso musical, dirigido por supuesto a todos los públicos, se convierte a la vez en una experiencia, adictiva y desestresante. Romper cosas desestresa. Es un hecho. Y a los mandos de Donkey Kong se pueden destruir cosas (rocas, enemigos, bananas, plantas carnívoras)... hacia arriba, de frente y hacia bajo. El paraíso de la destrucción... Y por tanto de la relajación. De esta manera, vuelan los minutos y las horas a los mandos de la Nintendo Switch 2, con un ambiente que te envuelve mientras las preocupaciones del día a día quedan no ya aparcadas, sino a veces hechas añicos, como esas rocas que aparecen en la pantalla.

No hay reglas y no hay un camino fijo en una aventura de película que, además, no requiere de grandes conocimientos en el mundo de los videojuegos ya que dominar sus mecánicas de acción y destrucción es intuitivo. Solo queda, por tanto, disfrutar.