Los delitos de odio casi se triplican en Cuenca en cinco años

Miguel A. Ramón
-

El informe del Ministerio del Interior de 2022 contabiliza 11 hechos delictivos de este tipo, lo que supone una tasa de 5,53 por cada 100.000 habitantes, mientras que en 2018 las infracciones fueron cuatro y la tasa de dos

De los 11 delitos de odio conocidos en Cuenca, siete fueron por racismo o xenofobia, dos por antigitanismo y otros tantos por ideología. - Foto: Óscar Solorzano

Los delitos de odio conocidos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no abandonan en los últimos años su constante ascenso en nuestros país. Delitos de odio entendidos como «aquellas conductas ilícitas donde el autor se sirve de prejuicios e intolerancia hacia personas que poseen una característica o condición –ya sea real o percibida– diferente a él mismo, como el color de la piel u origen étnico, nacionalidad, orientación sexual o expresión de género, ideología o creencia religiosa, discapacidad u otro factor similar de los recogidos por el Código Penal español, donde la víctima es elegida por su condición inherente».

Y Cuenca no solo no es una excepción, sino que tiene un lugar destacado en esta evolución al alza, puesto que los hechos delictivos de este tipo se han disparado hasta el punto de casi triplicarse en los últimos cinco años.
El último informe del Ministerio del Interior apunta que en la provincia de Cuenca se han contabilizado durante el pasado año 2022 un total de 11 delitos de odio, lo que supone una tasa de 5,53 por cada 100.000 habitantes, la quinta más alta del país, solo superada, eso sí con creces, por Vizcaya (20,44), Guipúzcoa (16,93), Álava (16,31) y Navarra (12,39).

Nada que ver con las dos únicas infracciones penales de esta índole y una tasa de cuatro registradas en el ejercicio 2018; algo más de un tercio de las cifras actuales, que, por cierto, pese al incremento experimentado no llegan a los niveles de 2019, cuando se produjo un pico de 13 delitos de odio y una tasa de 6,62 por cada 100.000 habitantes.

Respecto al año anterior,  sin embargo, tanto el número de infracciones de odio como la tasa han crecido en 2022 de una manera más moderado; en concreto, en un 10% y un 8,2%, respectivamente.

Detalles. La gran mayoría de los delitos de odio cometidos a lo largo de 2022 fueron por racismo y xenofobia. No en vano, fueron siete de los 11 totales. Le siguieron los dos por antigitanismo y los dos restantes por ideología.
Una decena de personas fueron objeto de estas once infracciones penales por odio, un 42,8% más que en el ejercicio anterior, de las que seis fueron por racismo o xenofobia, dos por antigitanismo y otras tantas por ideología.

Llama especialmente la atención que los delitos de odio por xenofobia y racismo se han incrementado en un año en un 75 por ciento, al pasar de los cuatro de 2021 a los siete de 2022, y que los relativos al antigitanismo se hayan duplicado, pasando de uno a dos.

La única nota positiva viene de la mano de las infracciones penales de este tipo por ideología, que han caído en un 50 por ciento, al reducirse de cuatro a dos.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han esclarecido siete hechos delictivos, lo que supone un 63,6% del total y han detenido o investigado a tres personas, una por ideología y dos por racismo.

Perfil de la víctima. El informe sobre la evolución de los delitos de odio en España deja claro el perfil de la víctima de este tipo de infracciones penales, que no es otro que el de un hombre con una edad comprendida entre los 26 y los 40 años de edad.

No en vano, las personas del sexo masculino representan el 59,5% y el mencionado grupo de edad el 31,4%; es decir, 640 de las 2.040 víctimas contabilizadas en el país. Le siguieron aquellas con edades comprendidas entre los 18 y los 25 años, con un total de 451; las de 41 a 50, con 384;las de 51 a 64, con 254; las menores de edad, con 248; y las mayores de 65, con 51.

Seis de cada diez víctimas son de nacionalidad española (60,8%) y el 39,12% restante extranjera. De éstas, destacan las de nacionalidad marroquí, con el 9,8%; las de colombiana, con el 3,3%;y las de senegalesa, con el 2,2%.

Las lesiones, con el 24,3 por ciento, y las amenazas, con el 19,8, son los hechos más comunes cometidos contra estas víctimas, seguidos del trato degradante.