Un año más, un día menos

Ester González
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Taranconeros y visitantes disfrutaron de unas ferias y fiestas que pasarán al recuerdo de muchos como unas de las mejores de los últimos años, donde el tiempo respetó los actos y la participación en la programación fue masiva

Actividades tradicionales como el galopeo permanecen mientras que otras nuevas como el tardeo se abren paso - Foto: Ester González

Un temporal con nombre propio, un concejal al mando con tan solo tres meses en el cargo y una Peña Mayor con una media de edad de 35 años no eran el mejor augurio para unas buenas fiestas. Contra todo pronóstico, el sol salió, el concejal cumplió y el grupo de ya-no-tan-jóvenes dio una lección a las nuevas generaciones. 

El momento más esperado por los taranconeros tiene fecha fija y es el 7 de septiembre. Un año entero esperando para que cuando la fecha se aproxime lo haga también una invitada especial, DANA. Esa etiqueta tenía el temporal que amenazaba con 'aguarles' las fiestas, nunca mejor dicho. Por otro lado, teníamos al capitán del barco, Juan Castejón, nuevo concejal de Festejos y sus escasos tres meses en un puesto cuya prueba de fuego había llegado. Y por último, la máxima representación de los peñistas taranconeros, los que tienen que ser portadores del espíritu de fiesta y celebración, los marineros que tenían que mover el barco, eran un grupo con edades comprendidas entre los 30 y los 40 y pocos años. 

Siendo éste el panorama, cualquiera podría pensar que era mejor opción irse de vacaciones y por lo menos así evitar las lluvias, pero los taranconeros no iban a abandonar el barco y tras la tormenta llegó la calma. 

Éxito. Así  las definen todos los que han vivido, participado y organizado estas fiestas. Desde el alcalde que no pudo evitar emocionarse en el acto de cierre, mientras agradecía a sus vecinos la confianza que habían puesto en él y la implicación que tenían con esta ciudad. El concejal no encontraba las palabras para definir todo lo que había vivido estos días, pero derrochaba felicidad y gratitud por todos aquellos que habían hecho posible el desarrollo de las fiestas, en especial a la Comisión de Festejos, cantera de la que él salió y que le ha servido de tablas para enfrentarse a este enorme reto que tenía por delante. Expresó también las ganas que tenía de ponerse a trabajar ya en las del año que viene, porque como se dice aquí, «un año más que disfrutamos de fiestas y un día menos que quedan para las del año que viene».

Y así, el barco llegó a buen puerto y encontró oro. La DANA apenas se atrevió a asomarse por Tarancón y respetó bastante durante los siete días de celebración. Quiso ganar protagonismo en el maratón, pero los peñistas, mojados por dentro y por fuera continuaron con la juerga sin inmutarse. A Juan Castejón quizás le falten años de experiencia para alcanzar a su predecesora, pero dio la talla más que de sobra, supo rodearse de un buen equipo, juntos lograron estar al pie del cañón, peleando por llegar a todo y que saliera de la mejor manera posible. 

Y los que dieron la talla, la nota y el cante fueron La Trifulka y Tírate al pistacho, la Peña Mayor. No hubo acto, evento o actividad a la que no asistieran y no fueran el alma de la fiesta. El motor que catapultó estas fiestas que van a ser recordadas como una de las mejores de los últimos años. Respetando los actos y citas tradicionales, consolidando algunas como el mañaneo y apostando por nuevas como el tardeo que continúan la ampliación de las distintas opciones que alberga la programación. En definitiva, unas fiestas de categoría que no paran de crecer y mejorar al igual que lo hacen los vecinos que las viven y disfrutan. ¡Ya solo quedan 355 días!

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