Notas sobre la reconquista y el rito mateo

Óscar Martínez Pérez
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Notas sobre la reconquista y el rito mateo

Sabemos todos los conquenses que, desde que el rey de Castilla Alfonso VIII y todas sus huestes reconquistasen Cuenca a la morisma en 1177, se celebran las fiestas de San Mateo. También sabemos –y constatamos los conquenses– que todos los años conmemoramos esta añosa efeméride con una celebración que reúne varias tradiciones de nuestra cultura popular: el torico ancestral, la vaquilla enmaromada, el pregón y el conquensismo del pregonero desde el balcón consistorial, el color y jolgorio de las peñas y el traslado del Pendón de la Catedral al Ayuntamiento y viceversa… Y también sabemos que nuestros cronistas e historiadores locales nos han dado certeza documental de una fecha 'imperial', la de 1581, en la que se sitúa la institución de la fiesta de San Mateo, para rememorar el glorioso acontecimiento.

Muchas han sido las fechas y los avatares que han arrojado a la historia esta fecha y este rito anual tan conquense. Podríamos hacer una cronología desde casi la misma fecha de la conquista alfonsina que se ha encarnado con los siglos en los conquenses, pero nos vamos a detener en algunas noticias y acontecimientos, creemos, menos divulgados… 

En la misma campaña de reconquista de Cuenca, y como nos ha legado la historia vestida de tradición y devoción, las tropas castellanas que estaban acampadas en los arrabales de la ciudad almohade de Cuenca vieron en el cerro de la Majestad, junto a una Loma, una Luz refulgente, que interpretaron como señal de victoria frente a los musulmanes a los que sitiaban… Excavaron en el lugar donde  habían visto el resplandor y encontraron una caja en la que había una imagen de María que inmediatamente entregaron al rey de Castilla, que prontamente la identificó como señal divina de victoria. Alfonso VIII, rey muy devoto, colocó la pequeña imagen mariana en la punta de un estandarte, arengando a sus huestes para la conquista final de la ciudad al grito de ¡Cuenca y Alfonso por la Virgen María¡ Esta Virgen de la Loma y la Luz terminó en  Campillo de Altobuey al ser parte de la recompensa que el rey castellano dio a Diego de Jaraba, noble aragonés que ayudó en la campaña de reconquista. Curiosamente la Virgen de La Loma fue la primera virgen coronada canónicamente en la provincia de Cuenca, el día 8 de septiembre de 1924, en presencia del obispo mártir Cruz Laplana.

Bajo el reinado del gran Felipe II, que tanto quiso a Cuenca, y hasta los tiempos de Amadeo de Saboya, se emitieron varios documentos con sendos acuerdos municipales que, por ejemplo, prohibían que se corriesen vaquillas todos los días de forma seguida, costumbre que ha cambiado en nuestros días. En 1663 se publicó la única obra teatral sobre la conquista alfonsina de Cuenca, obra del dramaturgo madrileño Pedro Rosete Niño. La obra en cuestión se tituló La conquista de Cuenca, una comedia pseudohistórica basada en la historia de Cuenca escrita por Martín Rizo. La obra teatral exaltaba a la España católica, que como ocurrió en la conquista castellana de nuestra capital, derrotó al Islam. Cuenca fue la única capital española que cayó y fue tomada por la carlistada.  Pocos meses antes de este terrible suceso se corrieron las vaquillas mateas, aunque el pueblo ya intuía lo que acontecería más tarde… Nuestro bardo de Contrebia y poeta mayor, Federico Muelas, nos contó en las páginas de Ofensiva, en un artículo titulado La Vaquilla en trance cómo en 1941 volvieron a correrse vaquillas en la parte alta de Cuenca, donde decía «yo defenderé siempre nuestra vaquilla que instituí de nuevo –perdonad la petulancia– a raíz de la liberación».

Texto fundamental. Pensamos que uno de los textos fundamentales para conocer y, sobre todo, entender lo acontecido en la conquista conquense se lo debemos al historiador, arabista y arquitecto optense José Antonio Almonacid Clavería, que publicó en la editorial Alfonsípolis, en 2019, su obra Cuenca, su conquista en 1177. Fuentes, controversia y comentarios. Un libro que desvela y revisa, a través de juicios críticos y sesudos, los textos y los tópicos que muchos historiadores han vertido a lo largo del tiempo sobre el magno acontecimiento reconquistador. Almonacid, a través de su análisis experto y bebiendo en las fuentes historiográficas españolas pero también, y sobre todo, en las musulmanas, nos permite clarificar los errores y manipulaciones publicadas durante siglos… Como cuando un cronista hispanoárabe en relación a Cuenca relataba que fue fundada en el año 1000 convirtiéndose en la capital de la musulmana Qura de Santaberia. El cronista aportó más información y credibilidad sobre la conquista castellana de nuestra ciudad, detallando la importancia que tuvo para la resistencia de Cuenca, frente a los castellanos, el tener una fortificación y una murallas poderosas; además de una laguna artificial que llegaba desde el puente torreado sobre el Júcar hasta más allá del  parque de San Julián y la hípica…

Almonacid Clavería ha cerrado el círculo sobre lo acontecido hace tantos siglos, entendiendo y explicando a la perfección lo ocurrido en 1177: «Así el día establecido, 21 de septiembre de 1177, Ab-l-Abass Ahmed ben Maad al-Uqlisí y los más notables qunkenses se hicieron llevar ante la presencia del rey Alfonso VIII de Castilla para efectuar la rendición protocolaria con la definitiva entrega de las llaves de medina Qunca, a partir de ahora Concha, Conca, Cuenca. Concluyentemente, pasados diez días, a mediodía del día 1 de octubre de 1177, con la ciudad vaciada de la población musulmana, entraba el rey de Castilla, Alfonso VIII, en su ciudad de Concha-Cuenca para alcanzar la antigua mezquita mayor o aljama que, una vez santificada mediante la sal y el agua bendita, se procedía a celebrar el primer y solemne Te Deum de la historia de la Cuenca cristianada».

Clavería descabalga totalmente y punto por punto lo que se relata en Estoria de Conca, editada en 1212; En los Anales Toledanos Primeros, de 1219; Crónica Latina de los Reyes de Castilla, de 1236; Anales Compostelanos, de 1248; La Primera Crónica General de España, de 1289; Crónica de Vente Reyes, de 1344; Historia de Cuenca, de 1548; Compendio Historial de las Chronicas y Universal Historia, de 1571; Crónica de las 3 Órdenes y Cauallerias de Santiago, 1572; Historia General de España, de 1601; Coronica general de toda España, de 1604; Anales de la Corona de Aragón, 1610; Historia del Santo Rey don Alonso, 1624; Fundación de Moya y su antigüedad, 1625; Historias, antigüedades y familias… de Cuenca, 1629; Crónica de los señores reyes de Castilla, 1663; Memorias históricas… del Rey Don Alonso el Noble, 1783; Historia de la muy N.L.I ciudad de Cuenca, 1866; Crónica general de España, 1869; Anales del reino de Navarra, 1890; Historia de Albarracín y su sierra, 1959; El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 1960. 

El trabajo de José Antonio Almonacid, en definitiva, nos acerca la historia y nos da luz a los conquenses sobre lo que aconteció en nuestra ciudad cuando Alfonso VIII de Castilla, contando con la ayuda de Alfonso II de Aragón, reconquistaron Cuenca para España.