Por primera vez en sus 35 años de carrera artística, el grupo catalán Tricicle visita Cuenca para ofrecer a los conquense su último montaje, que lleva por nombre Bits, y que se podrá ver mañana y el sábado a las 20.30 horas en el Teatro Auditorio. Paro Mir, uno de sus componentes junto con Joan Grácia y Carles Sans, habla con La Tribuna de Cuenca sobre la doble función, así como del pasado y futuro del trío.
35 años de carrera y nunca han estado en Cuenca.
La verdad es que nunca ha surgido la oportunidad. Y surgió el año pasado a raíz de mi visita a la capital con motivo de la dirección de El terrible Pérez. Viendo el magnífico teatro con el que cuenta la ciudad pensé: ¿por qué nunca hemos estado aquí?
Llegan a Cuenca con Bits, un montaje con el que llevan recorriendo España desde 2013. ¿Qué ofrecen en el mismo?
Bits es un conjunto de sketches hilvanados con internet como tema de fondo, y con la facilidad que da para moverse a golpe de ratón de un sitio a otro. Es un espectáculo muy dinámico, al igual que la propia red, que permite desde chatear, a ver las fotos de tu amigo, visualizar una película o comprarte un coche.
Han dicho en alguna ocasión que posiblemente será la última obra de creación de Tricicle. ¿Es una despedida?
Es una pre despedida porque después de Bits tenemos previsto hacer un grandes éxitos en el que recopilaremos los mejores sketches de nuestra carrera, que por ese entonces se aproximará a los cuarenta años. Nunca se puede decir nunca jamás, pero sí creemos que ésta será la última función de creación.
¿A qué se debe esta decisión? ¿Hay una crisis de ideas?
No. Es todo un poco:la edad, el cansancio de la carretera y la necesidad de poder disponer de tiempo para seguir desarrollando otros proyectos dentro del mundo artístico. En ocasiones hemos compaginado el trabajo de Tricicle con otros proyectos personales en el campo de la dirección y supone un gran esfuerzo. Incluso te das cuenta de que en verdad no estás en ningún sitio.
¿Cómo lo hacen para que después de 35 años les siga haciendo gracia subirse a un escenario?
Es fácil porque nos gusta nuestra profesión. Para nosotros actuar es como una droga dura con la que se consigue que el público se ría y que éste lo agradezca en forma de aplauso.
En un humor que prescinde de la palabra, ¿qué es lo más difícil?
Buscar el código que te permita comunicar aquello que quieres. Al prescindir de la palabra, estás renunciando a la herramienta básica de la comunicación. Por eso, siempre que nos planteamos transmitir algo nos preguntamos cómo lo hacemos.
Gracias a su humor gestual, el idioma no ha sido una barrera para que Tricicle traspase fronteras. Pero, ¿se entienden igual sus gags en Japón que en México?
Nuestro humor se entiende bien en cualquier parte del mundo. Aunque es verdad que estamos muy pendientes a la reacción del público durante las primeras funciones -incluso llegamos a preguntar a los locales por qué no se ríen- para ver si hay algo que no se entiende. Hay países o culturas en las que un humor determinado no se entiende o no hace gracia. Por ejemplo, en Francia el humor pícaro no se ve con buenos ojos, por lo que tienes que adaptarte al humor de ese país.
¿Cómo es el proceso de creación de sus espectáculos?
Surgen a raíz de muchas horas de reuniones sobre una misma mesa, de hablar y de hincar los codos. Lo más difícil es encontrar un tema que te dé juego suficiente como para montar un espectáculo. A partir de ahí, el trabajo es más fluido porque tienes un punto de partida en torno al cual girará el contenido.
¿En que se inspiran unos referentes del humor como ustedes?
Nos inspiramos en cosas cotidianas. En el día a día de cualquier persona, en sus problemillas mundanos, que tratamos en clave de humor, y en los que los espectadores se reconocen.
Más de tres décadas juntos hacen que se estrechen lazos, y también que surjan roces. ¿Cuál es el secreto para que no haya fricciones en el grupo?
Hay que tirar de mucha comprensión, de tolerancia, de respeto y de tres meses de vacaciones que nos permiten mantenernos incomunicados y liberarnos de todas las tensiones acumuladas.
Hay algo que me imagino que no le hará gracia a Tricicle, como es la crisis y su incidencia sobre el mundo de la cultura. ¿Cómo ha repercutido en vuestro caso y cómo ven el panorama general?
Creo que la decisión del Gobierno fue la de anular el mundo del teatro y la verdad es que lo está consiguiendo porque cada vez hay menos compañías y menos productores, y cada vez las producciones que se hacen son más baratas. Con un 21% de IVA, lo que te queda en taquilla es realmente nada y eso hace que la mayoría de productores decidan no arriesgar su dinero.
Ustedes no hacen humor político, pero si tuvieran que hacer un gags sobre el independentismo catalán, ¿qué harían?
No tocaríamos este tema. Llevamos 35 años sobre un escenario y nunca hemos tratado temas políticos, por lo que no tendríamos la necesidad de hacerlo ahora.
¿Por qué no le interesa a Tricicle el humor político?
Se trata de un humor en el que el texto es muy importante, y nosotros prescindimos de la palabra. Por otro lado, es un humor que va marcado por la actualidad y ésta varía a un ritmo que nos exigiría ir cambiando constantemente nuestros espectáculos para que tuvieran sentido. El humor político es para gente con capacidad para adaptar su monólogo a las circunstancias del día día. A nosotros nos cuesta muchísimo hacer un sketch, y nos resultaría complicado cambiarlo cada día.