¡Buen camino, peregrino!

Manu Reina
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A sus 95 años de edad, Luis Cañas completa una ruta de más de cien kilómetros en su peregrinar hacia Santiago con una gran fuerza de voluntad para «dejar el listón muy alto»

¡Buen camino, peregrino! - Foto: Luis Cañas

Ver para creer. Mochila al hombro, garrota en mano, vestimenta idónea, calzado más que domado y una enorme fuerza de voluntad para completar una de las rutas del Camino de Santiago, con nada más y nada menos que 95 años de edad. La hazaña se cuenta por sí sola y los calificativos se agotan para definir al incombustible Luis Cañas (19 de agosto de 1928), un conquense capaz de lo que para muchos es inalcanzable, como es recorrer el Camino Portugués (Tui- Santiago de Compostela), que consta de una caminata de más de un centenar de kilómetros. Este hito le convierte en el peregrino más veterano en llegar a pie hasta la Catedral de Santiago. El listón es tan sumamente elevado que pasarán años y años para poder ver algo similar, si es que algún día alguien se atreve a tomar camino al borde de soplar las cien velas.

Luis Cañas, que guarda con emoción cada una de sus Compostelas, ha pulverizado todos los registros. Pero no es una novedad porque ya lo hizo hace dos años cuando recorrió el Camino Francés (Sarria-Santiago de Compostela). No obstante, a él le parecía poco esta hazaña, «por lo que decidí ponerlo todavía más complicado». «Ahora sí que estoy contento y me doy por satisfecho», asegura con firmeza. Eso sí, parece ser que será la última aventura para él porque «he padecido mucho». Es, además, la quinta vez que lleva su cuerpo al límite porque con 80 tacos completó por primera vez el Camino Francés y dos años después el Camino Portugués. Además, este conquense recorrió el Camino del Norte (Vilalba-Santiago de Compostela) con 87 velas y el Camino Primitivo (Lugo-Santiago de Compostela) con 90. Lo que empezó como un viaje familiar con su hijo y sus nietos se convirtió en un reto que ha querido siempre complicar y, por consiguiente, superar. 

Desafío. Luis Cañas, que no realizó ningún tipo de entrenamiento previo, completó recientemente el Camino Portugués (Tui-Santiago de Compostela) del 10 al 19 de septiembre. Un mes después de celebrar sus 95 años se puso en marcha. Pero no ha sido nada sencillo, «porque me he dejado allí todas las fuerzas que tenía». Y es que, a su edad, «las piernas no me funcionan como antes», hasta tal punto «que he necesitado una semana y media para recuperarme». Los primeros días «apenas podía levantarme de la cama o el sofá, aunque ahora estoy muy bien», subraya.

¡Buen camino, peregrino!¡Buen camino, peregrino! - Foto: Luis Cañas

Este conquense, acompañado por su hijo Luis, tuvo que sobreponerse a las adversidades, como levantarse de un tropezón que le dejó la cara llena de magulladuras cuanto aún restaba la mitad del camino. «Tenía toda la cara llena de sangre», explica. No obstante, este inesperado traspié, como consecuencia de un tropiezo con una raíz de un árbol, no le frenó en seco. «Me limpié con un pañuelo y seguí hacia adelante». En su caminata, llena de «muchas cuestas», disfrutó de «unos parajes increíbles y una gente fabulosa, porque conoces a todo tipo de gente que te anima a seguir y que te trata de forma muy amable». Como era de esperar, su apariencia física llamó rápidamente la atención a los peregrinos y muchos de ellos se fotografiaron rápidamente con él al escuchar su edad. Incluso, este nonagenario cuenta como un Guardia Civil hizo lo mismo «al ver qué edad tenía cuando le entregué mi carnet de identidad».

Por el camino también se encontró con un conocido gaitero, «con el que pude charlar y disfrutar de su arte». La amistad se forjó en apenas unos segundos e incluso continuaron parte del trayecto juntos. En la misma dirección caminaba también un hombre con su hijo de cuatro meses. Luis cuenta cómo «me fascinó ver al peregrino más pequeño y al más veterano en el mismo lugar». En ese encuentro, «pude percibir el valor de la vida», subraya. Al igual que comprobó, entre risas, cómo «no pude adelantar nunca a nadie, mientras que todos me sobrepasaban a mí». También tuvo tiempo para «charlar con un bonito caballo». 

Uno de los momentos más felices de este viaje para este conquense, sorprendido en siempre al ver muy pocas garrotas en el camino, se produjo a la llegada del cementerio donde descansan los restos de Camilo José Cela. Aprovechó la ocasión para colocar su garrota, de la que nunca se separó en el viaje, sobre la propia tumba. «Me llenó mucho este momento y nunca lo olvidaré», recalca. 

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¡Buen camino, peregrino! - Foto: Luis Cañas

Luis Cañas toma ahora respiro tras una aventura «muy difícil». El reto es tan complicado que está seguro de que «mi récord no lo superará nadie». «Es una locura», añade. Es además lo que le han dicho todos aquellos que lo conocen, pero él está «enormemente feliz porque lo he conseguido», sentencia.