«Nuestro compromiso con el talento nacional es inequívoco»

José Luis Enríquez
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El director artístico de la SMR subraya la apuesta equilibrada de la programación de un festival que esta edición rinde homenaje a Zóbel y en el que se presenta una formación propia, la Orquesta y Coro de la SMR.

«Nuestro compromiso con el talento nacional es inequívoco»

La próxima edición de la Semana de Música Religiosa (SMR) ya está en su cuenta atrás. Este año tratará de ser muy luminosa y su lema, Lux, es toda una declaración de intenciones. Y es que la luz, como revulsivo frente «a un mundo revuelto», va a ser el hilo conductor de una programación equilibrada, en la que sonarán algunas de las obras maestras más bellas de la historia de la música junto a otras inéditas. 

Mantener la esencia de este prestigioso festival de música sacra, que se desarrollará entre los días 23 y 31 de marzo en la capital y con conciertos en Alarcón, Arcas, Belmonte y Cardenete, es el objetivo que se marcó Andoni Sierra desde que tomó las riendas como director artístico. El reto es conectar con el interés del público «con una línea clara de programación», y en ello pone todo su empeño.

¿Cómo afronta su segunda cita al frente de la dirección artística de la SMR?

La afronto con una gran ilusión y con la sensación de estar haciendo bien las cosas, pero, al mismo tiempo, con los pilotos de la autocrítica y la responsabilidad siempre encendidos. Todo se puede hacer siempre mejor. 

¿Su apuesta por mantener la esencia ha proporcionado el resultado esperado?

Siempre he defendido que un festival de estas características debe ser coherente con su historia programática. Creo poder afirmar que la edición de 2023 funcionó en lo artístico muy bien, pero la respuesta del público fue menos buena de lo que yo esperaba. Por contra, la respuesta del público en el III Ciclo de Adviento fue extraordinaria y soy optimista de cara a esta edición de 2024. Considero que mantener una línea clara de programación ayuda a que el público entienda mejor lo que se le propone y esto, antes o después, suele dar resultados.

Esta es la edición de la luz. ¿Es la luz una buena receta para tiempos convulsos?

Hace ya tiempo que vivimos tiempos convulsos, podemos decir que el mundo está revuelto y necesitado de mensajes positivos, necesitado de un poco de luz. Ojalá que la luz que estas músicas que proponemos traen consigo sirvan para iluminar nuestro caminar.

¿El hilo temático de este año, la luz, también es una excusa para programar diferentes estilos y formaciones?

Podríamos decir más bien, que la idea de la luz sirve de inspiración para autores de todos los tiempos que han tomado este tema como punto de partida para escribir obras maestras que se nos muestran en variados formatos.

¿La fórmula de programar títulos ampliamente conocidos de obras de Haydn o Bach junto con obras de carácter inédito da resultado?

Por una parte, quisiera que la SMR se caracterizara por ser ese festival donde pueden escucharse músicas sacras que son verdaderas obras maestras pero que son poco habituales en los festivales o son poco conocidas. Y, por otra, no quisiera dejar de programar obras maestras y 'favoritas' del gran público cuando por circunstancias de peso (celebraciones, temática etc.) su programación estuviera plenamente justificada. Y es lo que hemos hecho en esta edición, por una parte tenemos plenamente justificada la programación de tres grandes 'clásicos-populares' y, por otra, hay un amplísimo ramillete de obras y compositores inéditos en la SMR.

¿Hasta qué punto tiene que ver su compromiso profesional para lograr esta armonía que hay en el Patronato y preservar un evento que es referencia de la música sacra?

Uno intenta aportar todo lo mejor de su parte pero creo sinceramente que la armonía que se respira en el Patronato de la Fundación es mérito que hay que compartir con todos y cada uno de los patronos que lo conforman. Todos somos plenamente conscientes de la importancia de preservar un evento como este que nos ocupa y, la verdad, creo que el Patronato está a la altura de las circunstancias. 

Una cosa es lo que se quiere programar y otra lo que se puede. ¿Cuál es la mayor dificultad a la hora de elegir un repertorio y los intérpretes? 

El repertorio de música sacra de calidad es amplísimo y el nivel de las propuestas que en distintos formatos nos llegan es extraordinario. El reto es saberlas programar en forma y en tiempo adecuado y ser capaces de hacerlo cuadrando agendas de artistas y presupuestos. 

La respuesta del público en el Ciclo de Adviento fue muy buena. ¿Ha dado con la tecla para lograr que los escenarios se llenen en esta edición de la SMR?

Ojalá supiéramos cuál es la tecla exacta que hay que tocar para llenar los escenarios pero no es así. Optamos por mantener esa línea clara de programación, por esa línea de coherencia programática y de variedad que, creemos, es la fórmula apropiada para conseguir una buena respuesta de público.

¿La recuperación de la emblemática iglesia de San Miguel aporta valor añadido a la SMR?

La recuperación de un espacio como la iglesia de San Miguel aporta sin duda alguna valor a la programación. Poder ofrecer conciertos en un espacio tan especial y cargado de historia como es esa iglesia va más allá de recuperar un mero espacio arquitectónico.

La expansión de la SMR fuera de la capital es una señal luminosa, en referencia al lema de esta edición. ¿La SMR goza de una buena salud?

Desde la SMR estamos plenamente convencidos de que la cultura debe llegar al mayor número de ciudadanos posible y llevar la programación más allá de la capital es muestra inequívoca de lo que decimos. Pero dicho esto, quisiera poner en valor el compromiso económico y organizativo que han tomado esas localidades que van a acoger conciertos de esta edición. 

Este año la programación propone una doble cita con Fernando Zóbel. ¿Qué supone para la SMR esta efeméride de un artista esencial para Cuenca?

Efectivamente, la figura de Fernando Zóbel resulta absolutamente fundamental para entender el desarrollo de la vida cultural conquense desde la segunda mitad del siglo XX y su influencia se percibe hasta en la evolución de la cartelería de la SMR. Podemos decir en cierto modo que Zóbel es también SMR y, por tanto, el festival no podía estar al margen del I Centenario de su nacimiento. De este modo, el miércoles 27 de marzo organizamos una jornada especial Zóbel en la que tras la proyección de un documental dedicado a su figura se celebrará un concierto en su homenaje en el que podremos escuchar la partitura que a su muerte le dedicó José Luis Turina: Exequias, in memoriam Fernando Zóbel. 

Otra de las novedades es la producción propia de una de las obras maestras de Bach, La Pasión según San Juan. Sonará el Viernes Santo y correrá a cargo de la Orquesta y Coro de la SMR. Es un paso adelante de enorme valor de la SMR. ¿Qué significa para usted?

Nuestro compromiso con el talento nacional es inequívoco también. Tenemos músicos de primer nivel tocando en agrupaciones especializadas por todo el mundo. ¿No es acaso responsabilidad de quienes gestionamos los recursos de los festivales de música hacer un espacio a esos intérpretes? Presentar una formación propia es algo habitual en numerosos festivales del mundo y he considerado que la SMR también podía hacerlo. Es además una señal de estar vivos y de estar capacitados para ello. Con ello pretendemos fortalecer la imagen y la labor cultural del festival y de la Fundación. Se trata de una acción que podría además trascender al marco del Festival.

La Pasión según San Juan es muy popular entre el público y para muchos, probablemente el culmen de la música sacra. ¿Cree que debe estar siempre presente en la programación?

No cabe duda de que la Pasión según San Juan de Bach conforma junto a su Pasión según San Mateo y a su Misa en si menor, un trío de obras maestras que, con mucho gusto, podría uno programar siempre. Pero por mucho que sean también obras favoritas del gran público, una de las misiones de nuestro trabajo es ser capaces de dar a conocer el inmenso acervo musical de calidad existente y esto nos obliga en cierta medida a ir variando el repertorio que proponemos. Dicho esto, aunque la Pasión según San Juan sea la obra más programada en la historia de la SMR, su inclusión en la presente edición viene plenamente justificada por el hecho de que se cumplen 300 años de su primera interpretación aquel Viernes Santo de 1724 en la Iglesia de San Nicolás de Leipzig.

Un día antes, el Jueves Santo, el coro Ad Libitum interpretará el Requiem de Gabriel Fauré. ¿Es uno de los Requiems más luminosos?

El propio Gabriel Fauré escribió así sobre su Réquiem: «Se ha dicho que mi Réquiem no expresa el miedo a la muerte y ha habido quien lo ha llamado «un arrullo de la muerte». Pues bien, es que así es como veo yo la muerte: como una feliz liberación, una aspiración a una felicidad superior, antes que una penosa experiencia». ¿Acaso no es esto algo luminoso en sí?

¿De qué se siente más orgulloso en esta programación?

Cuando acabe la edición podré responder a esa pregunta. Por el momento, estoy muy ilusionado.

Una última pregunta más personal. ¿Cómo vive un donostiarra esa simbiosis tan especial entre la Semana Santa de Cuenca y la SMR?

Con admiración y respeto, mucha admiración y mucho respeto.