Muelles de colchones de una cama vieja, metacrilato, fotos antiguas, cuadros abandonados y todo tipo de objetos reciclados forman parte de la materia prima que utiliza Miguel B. Ortega, conocido como El Pesca, para crear los trabajos que forman parte de su particular universo artistico.

Alrededor de 40 obras, entre pinturas y esculturas, completan la exposición que se puede visitar hasta el próximo martes en el Centro CulturalAguirre y que lleva por título El hombre y la tierra. La muestra, integrada dentro del proyecto Días de Arte Conquense que coordina Carlos Codes, se inauguró el 11 de septiembre y desde entonces ha logrado una buena acogida por parte del público. Ortega explica a La Tribuna que ese éxito radica en que es una exposición  «entretenida, divertida y te hace pensar».

El uso del material reciclado es lo que predomina en la obra de El Pesca. Cualquier objeto es susceptible en transformarse a través de un proceso creativo que le permite transformar objetos que encuentra por la calle en arte. «Un amigo pintor que también reciclaba me decía que la basura de los ricos es la riqueza de los pobres», explica. Es una especie de artista sostenible, un adjetivo que está tan de moda pero que en su caso viene como anillo al dedo porque el material reciclado, al que alude como «mi tesoro», es el fundamento de su trabajo. No obstante, ese proceso también alimenta su compromiso social porque «cojo cosas para crear arte pero me da mucha pena ver a gente que lo hace para comer».

Calle y huerto. El proceso creativo de las obras de empieza en la calle, con objetos que con un tiempo de reposo en su huerto particular cobran otra vida. «Siempre lo recuerdo como la gente que tiene un huerto. Voy por la calle, –prosigue El Pesca–,  por los contenedores y veo cosas que van cogiendo fuerza en el taller y de ahí va a salir una oruga, una gacela o un caracol».

Su olfato creativo le viene de lejos, cuando era en niño y correteaba por el barrio de LasQuinientas, un lugar en el que se empapó del aroma de los artesanos, canasteros, canteros o carpinteros. 

Su pasión creativa caló con profundidad y alimentó su vocación aplicando como máxima eso de 'donde unos miran otros ven'. Desde joven aprendió a sacar provecho al material. « Me viene de hace años cuando  un grupo de artistas nos juntamos en la Casa de la Merced con maestros como Julián Pacheco oSegundo Santos, con el papel reciclado....  Nos apañábamos con lo que teníamos».

Miguel B. Ortega siente una especial atracción por las exposiciones colectivas, «porque me encanta compartir vivencias con otros artistas», aunque ha expuesto en solitario varias veces . Y además tiene un sueño: exponer en ARCO.