Un milagro dentro del caos

Manu Reina
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Luis Daniel y Guillermo, agentes de la Guardia Civil, narran para 'La Tribuna' cómo irrumpieron en la casa de Felisa para rescatarla

Un milagro dentro del caos - Foto: Manu Reina

La historia, que se ha hecho viral, terminó con un final feliz, aunque pudo acabar en tragedia... Minutos –que parecieron horas– de máxima angustia. Todo el mundo ha visto el vídeo del rescate de una anciana en Buenache de Alarcón por dos guardias civiles. La Tribuna reúne a los protagonistas. Los agentes son Guillermo Noheda y Luis Daniel Bueno, que no se lo pensaron dos veces e hicieron frente a una enorme y violenta riada de agua y barro, sumado a todo tipo de objetos arrastrados por la corriente, para rescatar in extremis a Felisa Olmos, que quedó atrapada en una de las habitaciones de su hogar. La intervención de ambos fue crucial tanto para sacar a la mujer como para trasladarla hasta un lugar seguro. No obstante, cada segundo del rescate se convirtió en una auténtica pesadilla. «En estas situaciones no te lo piensas porque lo único que quieres es rescatar a alguien que necesita ayuda», señalan ambos. 

Daniel y Guillermo, que primero intervinieron en medio centenar de avisos de emergencia en este municipio conquense, escucharon la voz de socorro de un hombre muy preocupado. Pero no por él, sino por su mujer, a la que había perdido de vista en su propio domicilio. Los dos agentes se personaron en el hogar, donde comprobaron que la altura del agua alcanzaba el metro y medio. «Utilizamos una maza de hierro para romper la puerta porque no había otra forma de entrar». Golpe a golpe consiguieron, «con mucho esfuerzo», acceder a la casa y socorrer a Samuel, su marido. A partir de ahí, «decidimos seguir hacia adelante en busca de Felisa, que se encontraba atrapada bajo un armario bastante grande, arrastrado como consecuencia de la fuerza del agua», detalla Guillermo. 

Localizarla no fue nada sencillo. «Empezamos a llamarla repetidamente, pero no escuchábamos nada al principio». Finalmente, «pudimos oír un pequeño murmullo». Y es que Felisa, que se vio sorprendida por el agua, no podía hablar y tan solo emitía tímidos sonidos. «Ella estaba débil, no podía andar y estaba literalmente tumbada». Rápidamente, los agentes, con ayuda de otras dos personas, formaron una cadena para sacar a Felisa, que se encontraba además en estado de shock. Tanto es así que se agarró con mucha fuerza a Guillermo y no soltó el polo del agente en ningún momento. «Tuvimos que soltarle dedo por dedo para no hacerle daño», añade Luis Daniel. 
traslado. Una vez consiguieron sacarla fuera, después de esquivar todos los muebles flotando, la trasladaron a un lugar seguro. La tranquilidad llegó tanto a la vida de ella, que no recuerda nada de lo sucedido, como para el angustiado Samuel, que también vivió «un día desgraciado que nunca olvidaré». 

Un milagro dentro del caosUn milagro dentro del caos - Foto: Manu Reina

Felisa, que tiene 73 años de edad, fue rápidamente trasladada en ambulancia al Hospital Virgen de la Luz para ser atendida. Ella, por suerte, tan solo sufrió rasguños en las extremidades y al día siguiente fue dada de alta. Poco a poco recuperó la lucidez y no olvida lo que una de las enfermeras le comentó: «No habría sobrevivido si hubiera llegado unos minutos más tarde».  

Luis Daniel y Guillermo ensalzan la «fuerza» de la mujer para salir adelante y «aguantar unas dos horas atrapada». Además, ambos agentes, que pudieron reencontrarse con Felisa dos días después, recalcan con asombro que «nos recibió como si no hubiera pasado nada». Eso sí, ella sabe que se trata de sus dos ángeles de la guarda y cada vez que se encuentran esboza una enorme alegría de oreja a oreja, abraza y agradece sin parar el rescate y ensalza la figura de estos dos auténticos héroes. 

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Un milagro dentro del caos - Foto: Manu Reina

Pertenencias. Felisa está feliz tras salvarse, pero a la vez triste, angustiada y desolada por perder el hogar de prácticamente una vida entera. «He perdido todo, no tengo nada». Ahora vive por el momento con su marido Samuel en la casa de su hijo. Ella explica que «no podemos volver a vivir a nuestra casa porque tan solo tenemos la paga de mi marido y eso no nos da para repararla». La incertidumbre le rodea, sabiendo que ha perdido la mayoría de sus pertenencias y recuerdos, y tan solo le queda confiar en que el seguro del hogar, ese que ha pagado ininterrumpidamente «durante los últimos nueve años», pueda subsanar «todo». Tan solo queda esperar, armarse de paciencia y ver qué va a pasar. Esa misma intriga tienen la mayoría de vecinos de Buenache de Alarcón, que poco a poco va recuperando la normalidad, aunque tardará en alcanzarla.