«Mota del Cuervo se convierte en un lugar especial, en otra Jerusalén»

latribunadecuenca.es
-

Entrevista a Tomás Moreno, tesorero de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Mota del Cuervo

Miles de nazarenos desfilan en estos días por las calles de los municipios conquenses para cumplir con la tradición y celebrar la Semana de Pasión. En cada rincón de la provincia se reeditan las procesiones y se escenifica la muerte del Señor Jesucristo. Es el caso de la Semana Santa de Mota, significativa por la rica simbología que atesora y por el fervor que proclaman los numerosos fieles y moteños que se darán cita en estos días para cumplir con la costumbre.
Tomás Moreno Chinchilla es Hermano Mayor de la Hermandad más joven de la Semana Santa moteña (Sagrada Cena y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de la Aurora) y, además, ejerce como tesorero de la Junta de Cofradías de la Semana Santa. 
Todo comienza el Domingo de Ramos, ¿es una de las procesiones con más participación de esta singular Semana Santa?
Me gustaría comenzar diciendo que el punto de partida de las estaciones de penitencia en Mota del Cuervo se da el día que conocemos como Viernes de Dolores. La Hermandad de la Virgen de la Soledad inaugura la Semana Santa en una noche en la que el pueblo de Mota acompaña a María en su Dolor ante las circunstancias y acontecimientos que comienzan a vivirse en estos misterios de la Pasión, muerte y Resurrección del Hijo de Dios.
En lo que respecta al Domingo de Ramos, dies palmarum, es un día donde toda la feligresía se ‘vuelca’ con la celebración de la entrada del Señor en Jerusalén. Mayores desde su participación en la procesión, jóvenes como portadores de andas o en la Banda de cornetas y tambores, participante y niños que, desde el lugar que ocupan en la procesión o tras la junta de cofradías y autoridades, claman de manera incesante: ¡Viva Cristo Rey¡ u ¡Hosanna¡. Todos ellos reafirman su seguimiento al Señor, presenciando una multitudinaria Eucaristía en el templo parroquial San Miguel Arcángel. Día grande para Mota del Cuervo.
¿Existe una gran participación en la Semana Santa moteña? 
No sabría dar una respuesta concreta pero sí aproximada a nivel de hermanos más que de nazarenos que participen o vivan la procesión, entre otras cosas porque llevo desde los seis años participando como músico o como presidente de hermandad y no daría una cifra correcta, pero haciendo una relación aproximada procesionan unos 3.300 moteños. Podemos tener en cuenta que algunos miembros de las familias pertenecen a varias hermandades, pero la realidad es que el índice de participación en las procesiones que se dan en Mota es medio/alto.
El Martes Santo, la procesión sale desde la Ermita del Santo, ¿qué peculiaridades tiene esa ermita? 
Es popularmente conocida como Ermita ‘del Santo’, aunque su nombre correcto es Ermita de San Sebastián. En el origen de esta ermita se dice que fue una venta propiedad de un tal Juan Maese Ambrosio Sánchez Gómez, cuya hija enfermó. El padre pidió a la Virgen su curación, prometiendo donar la venta para construir una iglesia. Así fue, y durante el siglo XVI el edificio fue reconstruido. Otras fuentes dicen que en 1567 fue necesario vender la yerba de las dehesas para construirla y que en 1588 aún no se había terminado. Sí podemos concretar que a principios de los años cincuenta se llevó a cabo la restauración del edificio.
¿Cuándo procesionan los crucíferos? ¿Por qué son tan reconocidos más allá de Mota?
Como fiel que sigue de manera externa, acompañando al Señor crucificado junto a la feligresía o desde la junta de cofradías, ya mucho años, puedo concretar el momento tan especial que vive Mota la noche de Miércoles Santo. Un alto número de personas, vestidas de negro por completo y con capuchón, cargan con una cruz de madera y cadenas en sus pies y marchan tras Cristo Crucificado recorriendo las calles principales del centro del pueblo. Todos escuchan atentamente la voz de los predicadores que recuerdan una vez más los momentos más dolorosos que pasó el Señor desde que fue condenado a muerte hasta que es puesto en el sepulcro. Los costaleros que llevan el paso con el racheo de sus pies como único testigo del silencio de la noche y el sonido de las cadenas como otro protagonista más, son algunas de las curiosidades de este emotivo y vetusto acto de piedad. 
Añadir que, además del vía crucis penitencial de Miércoles Santo, esta hermandad procesiona el Jueves y Viernes Santo, siendo este último día con una cruz en la que no está el Señor, sino los vendajes con los que le descendieron de ella junto con una escalera.
¿En qué consisten los turnos de vela ante el Monumento del Jueves Santo?
Es una tradición antiquísima en la cual participan dos hermandades penitenciales y la hermandad del Santísimo Sacramento. Tras finalizar los Santos oficios de este jueves y hacer la reserva del Santísimo Sacramento, en el altar detalladamente preparado por las feligresas de la parroquia, los distintos miembros de estas hermandades harán turnos de oración/meditación y vela ante el Señor que se ha quedado con nosotros tras instituir la Eucaristía en la última Cena. Así se prolongará, en los turnos de unos 15 minutos, hasta el inicio de los Santos Oficios de Viernes Santo. Este buen hacer siempre es velado por los ‘cuadrilleros’, gente de experiencia y vivencia en hermandad, que se encargan de organizar todos los turnos.
La madrugada del Viernes Santo es especial, ¿por qué?
Aunque es verdad que durante toda la semana Santa se viven momentos que se salen de lo cotidiano, esa noche del Jueves al Viernes Santo, cuando las procesiones han cesado de discurrir por las calles, toda la atención se centra ya ante el ‘Monumento’, ante el Santísimo expuesto en la Parroquia durante toda la noche. Allí, velado por los pasos que la acompañan y ante el sacrificio y el amor de los creyentes que le acompañan desde la oración, se establece uno de los acontecimientos religiosos más entrañables y tradicionales del año en el pueblo.
¿Qué hace especial o singular a la Semana Santa moteña?
Lo que yo pudiese contar de singularidades es mejor que la gente lo viva y lo respire en la calle. Desde aquí hago una invitación a todo el mundo a que conozca nuestra semana grande. El ambiente que envuelve todos y cada uno de estos días, los detalles de última hora, acordes musicales, el aroma a incienso, etcétera, hacen que a cada instante y en cada esquina, Mota del Cuervo se convierta un lugar muy especial, en otra Jerusalén.