Cuando José Raúl Mulino tomó posesión como presidente de Panamá, el 1 de julio de 2024, el flujo migratorio a través de la selva del Darién, la frontera natural entre su país y Colombia, se mantenía en uno de sus picos más altos, con la cifra récord de más de 500.000 personas solo en 2023. Un año después, ese número ha bajado a mínimos.
Es uno de los logros del dirigente de la nación centroamericana, cuyo inicio de mandato ha estado marcado por numerosos desafíos: violentas protestas, el distanciamiento con su «amigo» y expresidente Ricardo Martinelli y las tensiones con Estados Unidos sobre el Canal de Panamá. Estas son las claves para entender el aniversario de su llegada al Palacio de las Garzas.
1 - El control de un lugar clave como punto de fricción
«No tengo y no quiero llegar a tener ninguna diferencia más allá de la necesaria con EEUU, es nuestro principal socio y entiendo su peso específico como nación». Esta frase de Mulino, pronunciada en plena efervescencia por la campaña de Donald Trump contra el Canal, es el ejemplo perfecto de una relación bilateral compleja.
Desde el pasado diciembre, antes de tomar posesión, el inquilino de la Casa Blanca manifestó su intención de «recuperar» el control de la vía artificial que conecta los océanos Atlántico y Pacífico -terminada de construir y administrada por Washington durante casi todo el siglo XX-, alegando la supuesta presencia «maligna» de China en este lugar de paso. Además de la constante negación de una presencia oriental, el Gobierno de Mulino ha escogido el logo el Canal es y será de los panameños como cabeza de campaña a favor de la soberanía de su territorio sobre dicho emplazamiento.
En medio de esas tensiones, varios altos funcionarios de Estados Unidos han viajado al país canalero y, en una de esas visitas, ambas naciones firmaron un polémico acuerdo de seguridad que amplía la cooperación militar, aunque no permite bases castrenses, entre las críticas de los panameños. Además, Trump ha insistido en el paso gratuito de sus buques, una exigencia imposible de otorgar porque, según Mulino, atenta contra el Tratado de Neutralidad de 1977.
2 - El 'milagro' en la selva fronteriza con Colombia
Desde que asumió la Presidencia, el flujo de desplazamientos por el Darién, la selva fronteriza con Colombia usada como paso para quienes quieren llegar a EEUU, cayó drásticamente debido a las nuevas políticas contrarias a la inmigración.
Entre ellas se encuentra un acuerdo con Washington para devolver a quienes crucen por el paso a sus respectivos países de origen en aviones pagados por la Casa Blanca, un acuerdo extendido nuevamente el pasado 24 de junio, y que no pudo incluir a los venezolanos, mayoría en la zona, por las tensiones con el Gobierno de Nicolás Maduro. Además, Panamá también sirvió como «puente» para los indocumentados deportados de Estados Unidos.
Del récord de más de 500.000 migrantes por el Darién en 2023, se pasó a apenas 73 el pasado mes de abril, frente a los 194 de marzo o los 29.259 que lo hicieron en abril del año pasado, lo que supone una reducción del 99,7 por ciento, según el Ejecutivo, que celebra su «cierre». Sin embargo, el reto ahora se centra en el flujo «inverso» -aquellos que regresan a Sudamérica tras no poder entrar al país norteamericano-, con más de 12.000 desde noviembre.
3 - La promesa de la reactivación económica
Mulino espera iniciar próximamente un diálogo con la canadiense First Quantum Minerals (FQM), que explotaba una gran mina de cobre hasta su cierre en 2023, después de que el pasado 19 de junio una empresa especializada en oro retirara el último millonario arbitraje contra el país.
El presidente siempre se mostró abierto a entablar conversaciones con la minera, un importante motor económico en el territorio, a cambio de suspender dichos procedimientos contra del Estado.
Algo a lo que se oponen los ambientalistas, alegando el respeto al fallo del Tribunal Supremo que en medio de una oleada de protestas dictaminó a finales de 2023 que el contrato era anticonstitucional, lo que obligó al Gobierno a ordenar el cierre del yacimiento. Mulino apuesta como alternativa por una «asociación real» con la minera, descartando la firma de otro contrato ley ante una eventual reactivación del lugar.
4 - Clamor por la reforma de la Seguridad Social
Otra de las promesas de campaña del dirigente panameño fue hacer una reforma a la Seguridad Social, sumida en una grave crisis financiera desde hace años. En marzo entró en vigor una norma que, denuncian los críticos, privatiza sus servicios y compromete el sistema de pensiones.
Pese a que la reforma fue hecha en consenso con diferentes actores sociales, los sindicatos docentes y de la construcción la rechazaron e iniciaron un paro, al que se sumaron los trabajadores bananeros de Bocas del Toro, la provincia caribeña fronteriza con Costa Rica.
El clamor desencadenó violentas protestas en todo el país, pero en especial en dicha región, donde la empresa Chiquita Panamá cerró operaciones y despidió a todos sus empleados debido a la huelga.
A los enfrentamientos entre manifestantes y Policía en Bocas del Toro, le siguieron saqueos y vandalismo que golpearon a la provincia en una crisis socioeconómica. Ante ello, el Gobierno decretó un estado de urgencia, suspendiendo derechos como el libre tránsito, expresión o reunión y cortando las telecomunicaciones.
5 - Distanciamiento con quien era su «amigo»
Mulino se proclamó ganador de las elecciones de 2024 con el apoyo en campaña del expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014), a quien sustituyó in extremis después de que fuera inhabilitado al ser condenado por corrupción, un caso que le llevó a refugiarse durante más de un año en la Embajada de Nicaragua en Panamá.
Pese a las promesas del ahora mandatario de «ayudarle», Martinelli acabó el pasado mes de mayo asilado en la vecina Colombia tras un complicado periplo infructuoso para refugiarse en la nación gobernada por Daniel Ortega.
Desde que el nuevo dirigente panameño llegó al poder, nombra cada vez con menor frecuencia al que fuera su «amigo».