Cuenca se une en el adiós al Padre

Redacción
-

Del sonido ensordecedor de tambores roncos y clarines en la madrugada de la turba, al recogimiento y el silencio más sepulcral en el broche de un gran Viernes Santo.

Cuenca se une en el adiós al Padre - Foto: ADRIAN GARCIA VERGAZ

Cuenca despide un intenso e histórico Viernes Santo con la procesión del Santo Entierro. Del sonido ensordecedor de tambores roncos y clarines en la madrugada de la turba, al recogimiento y el silencio más sepulcral. Cuenca se une en el adiós al Padre, yacente bajo la gubia del gran Luis Marco Pérez.

Junto a una cruz desnuda, únicamente arropada por el sudario, para simbolizar la ausencia del cuerpo de Cristo. A sus pies o apoyada en ella, los elementos alegóricos de la Pasión. Vemos la lanza con la que Longinos atravesó el costado para cerciorarse del triste final, la caña con el hisopo empapado en vino y vinagre que otro romano, Estefatón, le dio de beber cuando dijo que tenía sed; las escaleras, con las que se efectuó su descendimiento; los clavos de la crucifixión, la corona de espinas y la calavera como símbolo inequívoco de la muerte y del Calvario. Y la Soledad de una Madre que llora desconsolada ante esa cruz.

ARCHIVADO EN: Cuenca, Semana Santa