La Hermandad de Jesús Nazareno conmemora su fiesta mayor

Álvaro Fernández
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La cofradía celebra el Domingo de Cuasimodo, conocida también como la Procesión de Impedidos, donde llevarán la comunión bajo palio a enfermos y ancianos

Procesión de impedidos celebrada el año anterior en el Domingo de Cuasimodo - Foto: R.L.

La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Tarancón celebra el Domingo de Cuasimodo, una tradición que perdura desde 1852 y que constituye la festividad más significativa para sus miembros. Esta celebración, conocida también como la Procesión de Impedidos, tiene raíces históricas que se remontan a la antigua Hermandad de los Impedidos del siglo XVII, que se encargaba de llevar la Comunión a los enfermos que no podían asistir al templo. La práctica se consolidó tras el Concilio de Trento, cuando se estableció la obligación de comulgar al menos una vez al año, generando la necesidad de llevar el sacramento a quienes no podían acudir el Domingo de Resurrección.

Los actos litúrgicos comienzan a primera hora con la solemne Eucaristía en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, presidida por la imagen del titular. Posteriormente, tiene lugar la emotiva procesión en la que el párroco, acompañado por cofrades y la banda de cornetas y tambores, lleva la Comunión bajo palio a los domicilios de los enfermos y a la residencia de ancianos del Arco de la Malena. Al regresar, se realiza el tradicional besamanos y se presentan los nuevos miembros de la Hermandad ante Nuestro Padre Jesús Nazareno. La jornada concluye con un desayuno y una convivencia fraternal con comida y cena compartida en el recinto ferial, donde participan cerca de un centenar de cofrades.

«Es el día más grande para nuestra hermandad, la auténtica fiesta de los nazarenos», afirma Rafael Luján, presidente de la Hermandad. «Después de 40 días tan intensos, merecemos compartir un día entero de hermandad, reflexión y alegría», añade. Además, recuerda que los antiguos estatutos ya recogían esta celebración como «una oportunidad para dar la bienvenida a los nuevos miembros y celebrar la fe en comunidad», subrayando el profundo sentido espiritual y fraternal que envuelve esta festividad casi bicentenaria.