Herraiz: «Un niño con hiperactividad es como un Ferrari, pero con frenos de bicicleta»

Antonio Gómez
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La presidenta de la Asociación Serena, Ana Belén Herraiz. - Foto: Reyes Marti­nez

La presidenta de la Asociación Serena, Ana Belén Herraiz, (Cuenca, 1970), destaca lo importante que es que los familiares de afectados por el trastorno por déficit de atención e hiperactividad se formen porque cuando más formados estén «mejor van a manejar el trastorno de su hijo, ya que así podrán ayudarle y apoyarle». Los tres síntomas fundamentales que, sobre todo, presentan los afectados son la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Los expertos lo llaman la «diabetes de la psiquiatría» porque, al igual que esta enfermedad, no se cura, pero «podemos controlarla y reducir el daño secundario que se producirá si prevenimos las complicaciones».
¿Cómo definiría usted el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)?
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es el más frecuente en la infancia. Se trata de un trastorno neurobiológico de carácter crónico, sintomatológicamente evolutivo, que está basado en una alteración del crecimiento y desarrollo del cerebro. El estudio de imágenes del cerebro de personas afectadas por TDAH se lleva realizando más de 15 años y a las conclusiones que se ha llegado es que quien lo sufre presenta un menor desarrollo en el cortex frontal, que es el área encargada de las funciones ejecutivas y el autocontrol. Entre las causas que lo provocan se conoce que tiene un elevado componente hereditario, en torno al 70% se debe a factores genéticos, asimismo se sabe que hay una serie de factores predisponentes como traumatismo craneoencefálico, prematuridad, bajo peso al nacer, hábitos tóxicos durante el embarazo, etcétera. Los factores ambientales y el entorno influyen y modulan las manifestaciones del trastorno.
¿Se desarrolla por igual en todos los grupos de edades?
El trastorno no se desarrolla por igual en todos los grupos de edades porque en el caso concreto de la población infantil afecta de un cinco a un diez por ciento, esto supone uno o dos niños por aula. Principalmente se caracteriza por la dificultad de mantener la atención voluntaria frente a actividades académicas y cotidianas, pero además va unido a la falta de control de los impulsos. Hay que recordar que hay tres subtipos que son el inatento, el hiperactivo-impulsivo y el combinado, pero todos ellos pueden presentarse en las tres modalidades como son leve, moderado o grave. Los síntomas que desarrolla cada persona, evidentemente, variarán dependiendo del tipo que sea y de la gravedad.
¿Cómo definiría usted a alguien con déficit de atención e hiperactividad?
Lo definiría con una frase comparativa que escuché decir al doctor Barckley en un congreso nacional sobre TDAH y es que los niños con hiperactividad son Ferraris con frenos de bicicleta. Es bien sencillo, son personas que tienen una actividad motora excesiva, pero al tener una falta de autocontrol hace que la frenada sea muy lenta y además tardía. Por supuesto, resaltar que tiene muchos rasgos positivos, son empáticos, divertidos, entusiastas, imaginativos, hábiles para improvisar y especialmente creativos. Si con la ayuda de todos son capaces de encauzar correctamente el exceso de energía que les caracteriza podrán alcanzar sus metas y porqué no sus éxitos, otros ya lo han hecho como Michel Phelps, Steve Jobs o Bill Gates. 
Un estudio realizado en EEUU refleja que los síntomas deben aparecer antes de los 12 años porque de lo contrario el afectado no sufriría este trastorno. ¿En España se siguen esos parámetros?
En la última revisión que se realizó en el año 2013 del DSM-V, que es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, y que en España se publicó traducido al español en 2014, retrasa la edad de aparición del TDAH. Ahora indica que los síntomas deben aparecer antes de los 12 años, sin embargo la versión anterior marcaba los 7 años. En el caso de que esos síntomas no aparezcan antes de esa edad probablemente nos estemos encontrando ante otro síndrome diferente. Con el trastorno se nace, pero no todos los afectados lo desarrollan en igual medida, ya que en determinados casos los síntomas son tan leves que no presentan ninguna dificultad para el desarrollo de una vida normal. En este supuesto no es necesario tomar medicación ni realizar grandes intervenciones, sólo habrá que actuar en los casos en que interfiera en el día a día. Con gran frecuencia, el TDAH no se presenta solo sino que aparece asociado a otros trastornos de tipo afectivo, como depresión, ansiedad, o de tipo conductual como trastornos del comportamiento, comorbilidad que agrava la situación.
¿Cuáles son los tres síntomas en los que hay que fijarse a la hora de detectar el problema? 
Los tres síntomas fundamentales que, sobre todo, presentan estas personas son la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Tienen un déficit de atención especialmente en situaciones que requieren un esfuerzo mental, pero es que además suelen ser descuidados, olvidadizos, no escuchan o pierden las cosas que son necesarias para hacer las actividades en el colegio. Otra cosa que los caracteriza es que ante dos estímulos distintos es muy complicado que se concentren, por ejemplo, leer en la pizarra y apuntar las tareas en el cuaderno. Respecto a la hiperactividad, se mueven en exceso, expresan las emociones con mucha más intensidad y les cuesta esperar su turno. A eso habría que añadir la impulsividad, ya que son personas que actúan sin pensar, son impacientes, pelean por cualquier cosa, no saben perder y expresan desmedidamente sus emociones. 
¿Quiénes son las primeras personas que se dan cuenta que este tipo de comportamiento no es normal?
La pieza clave es el maestro porque pasan muchas horas con los niños y están sometidos a tareas que requieren un esfuerzo, que no les motiva, pero es ante estas situaciones cuando aparecen los síntomas. Este profesional, junto con el orientador del centro, es el que tiene una visión mucho más completa sobre el trastorno y es el que da la voz de alarma porque los padres no suelen detectar este tipo de problemas en sus hijos. Los pediatras y las enfermeras de la consulta de pediatría son otro factor importante en la detección precoz porque son los que siguen la evolución del niño desde que nace hasta los catorce años. A día de hoy no existe una prueba concluyente que diagnostique el TDAH, se realiza en base a la clínica médica lo cual dificulta mucho el diagnóstico. En la actualidad, a nivel internacional, se utilizan los criterios del DSM-V y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿Qué problemas llegan a tener los adolescentes?
Aproximadamente un 60% llega a la edad adulta con el trastorno. La impulsividad que tiene un adolescente hace que esté expuesto a conductas mucho más peligrosas y hay un porcentaje elevado, por ejemplo, de fracaso académico y social, de embarazos no deseados, accidentes de tráfico así como de consumo de sustancias tóxicas. 
¿Son los mismos también para los adultos?
En el caso de los adultos, suelen tener problemas de pareja y laborales, pero lo que tenemos que tener muy claro es que hay que hacer un diagnóstico y una intervención precoz para que no lleguen a desarrollar estos problemas. Si no se siguen los pasos adecuados hay consecuencias leves, pero también pueden existir consecuencias graves. Se sabe que hay un porcentaje importante de personas que están en prisión con TDAH que no fueron diagnosticados en la infancia y por tanto no tratados. Los expertos lo llaman la ‘diabetes de la psiquiatría’ porque, al igual que esta enfermedad, no se cura pero podemos controlarla y reducir el daño secundario que se producirá si prevenimos las complicaciones.
¿Qué tipo de tratamientos tiene que hacer una persona que tenga este trastorno?
El tratamiento debe ser multimodal: psicológico, psicopedagógico y farmacológico. Hay afectados que no necesitan un tratamiento con medicamentos, pero otros sí. En función de la gravedad de los síntomas, existen fármacos estimulantes y no estimulantes que sólo debe manejar el especialista clínico (psiquiatra o neuropediatra). Estos alivian los síntomas al corregir la alteración de neurotransmisores (dopamina y noradrenalina) que existe en el cerebro. Existe leve evidencia científica de que el Omega 3 puede resultar beneficioso para casos leves del subtipo Inatento. En cuanto al tratamiento psicopedagógico, básicamente hay que aplicar en la escuela una serie de programas conductuales y de aprendizaje especialmente diseñados para estos alumnos. La Consejería de Educación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha tiene publicado un protocolo de actuación en el aula para niños y adolescentes con TDAH. Respecto al tratamiento psicológico, hay que hacer referencia tanto a los niños como a los padres porque estos últimos se encuentran con un problema que no saben cómo afrontar. En este caso, tienen que formarse porque la forma de actuar con un niño que tiene este trastorno es totalmente distinta a otro que no tiene ningún tipo de problemas. 
¿Tan importante es que los padres se formen en este asunto?
La formación es muy importante para los padres porque cuando más formados estén mejor van a manejar el trastorno de su hijo porque así podrán ayudarle y apoyarle. La pautas convencionales de educación no valen con los niños y adolescentes afectados por el trastorno. Hay que tener cuidado con lo que aparece en internet sobre todo este asunto porque no todo ofrece la calidad suficiente. Hay dos páginas web que merecen todo mi respeto así como el de los profesionales como es la de la Fundación Cadah y la web de la Federación Nacional de Asociaciones de TDAH.
¿Qué consejos daría usted a los familiares que tienen algún afectado por este problema?
 Me gustaría dar unos consejos a los padres y es que, sobre todo, deben tener paciencia, no perder el sentido del humor, y mucho amor. Estos niños deben sentirse muy queridos, notar que los  queremos como son, ya que al ser continuamente apercibidos y castigados su autoestima está en peligro. Es fundamental que los padres mantengan una relación estrecha con el tutor para seguir de cerca el día a día del niño y aunar fuerzas. Si en algún caso andan perdidos con los pasos a seguir para conseguir la colaboración con el centro docente les recomiendo que visiten el Libro Blanco del TDAH de la Fundación Cadah, donde se exponen con claridad todas las las pautas a seguir.