¡Que salga la vaca!

Redacción
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Las vaquillas de Juan Vicente Mora protagonizarán por las calles carreras frenéticas y vertiginosas

¡Que salga la vaca! - Foto: Reyes Martínez

¿Qué sería San Mateo sin vaca? Pregunta de fácil resolución: absolutamente nada. En la presentación oficial de la programación de estas fiestas, el alcalde Darío Dolz ahondó en la «raíz» y la «esencia» de esta celebración, que pasa irremediablemente por correr la vaquilla enmaromada. En la misma línea se manifiesta el cartelista de este año, Julio Palencia, que al explicar su obra señala que «la vaca es la absoluta protagonista de San Mateo», y por eso su silueta es el elemento clave del cartel. A pesar de las incongruentes minorías que piden un San Mateo sin vaca, la tradición emerge con toda la fuerza del mundo para decir aquí estoy yo. Y ese grito liberador de aboliciones y contradicciones en sí misma es muy sencillo: «¡Que salga la vaca!» Del 18 al 21 en esta ciudad se corren vaquillas enmaromadas en el genuino y patrimonial coso empedrado del Casco Antiguo. Pese a quien le pese...

Los mozos más valientes volverán a protagonizar carreras fulgurantes en una mezcla especial, y un tanto rara, de adrenalina y tensión. Desde hace tres años no se contempla nada parecido, por lo que las ganas y la ilusión entre los corredores es máxima. Unas ofensivas y puntiagudas astas abrazadas por sogas de esparto y cáñamo sujetadas a su vez por las avezadas manos de los maromeros, figura indiscutible, junto a las vacas, de esta fiesta. Sogas -ó maromas, que tiene más sabor taurino y conquense- que este año están de estreno, después de que el Ayuntamiento accediese a adquirir unas nuevas, más ligeras y de manejo más sencillo que facilitará la labor a los maromeros.

encaste santa coloma. Finalmente será un solo ganadero el que pondrá en liza lo mejor que tiene en sus cercados para estos menesteres. Un criador de reses bravas con ADN conquense… Como debe ser. Juan Vicente Mora, quien ha reseñado en el campo con mucho tiento y con mucho mimo porque 'jugar' en casa aporta un extra de ilusión, pero también de responsabilidad. Variedad de reatas y familias para que haya diversidad en el comportamiento de los animales y, por tanto, opciones para los que se ponen delante. Tienen que ser vacas bien armadas, con cara y presencia y, especialmente, con la fortaleza suficiente para aguantar las exigentes carreras por el adoquinado y pedregoso conjunto histórico. 

La divisa de Juan Vicente Mora conserva el encaste Santa Coloma, uno de los más importantes de la cabaña brava española y singularmente querido por los aficionados al toro. Una sangre que le viene de una de las ganaderías señeras del campo charro, hierro legendario al que la familia Mora compró allá por los 40 uno de los lotes en los que se dividió. No es otra que la ganadería de Coquilla, santo y seña de la Salamanca taurina. Los 'pupilos' de Juan Vicente Mora se dividen entre la sierra de Albarracín, en la provincia de Teruel, y en el municipio jienense de La Carolina. De hecho, es de los pocos ganaderos de lidia que todavía realiza la trashumancia a la vieja usanza, como se ha hecho toda la vida. Finalmente, serán suyas todas las vacas que durante las cinco jornadas festivas permitirán disfrutar a los cientos de conquenses y visitantes que viven con pasión estas fiestas.

En un principio se anunciaron también vacas de otro ganadero conquense que es viejo conocido en esta cita, Pedro Miota, un «auténtico enamorado» de la cría del toro bravo, un joven entusiasta que hace tan solo unos años dio un valiente paso al frente y adquirió la ganadería que en su momento erigió el gran Curro Fuentes. Un ganadero que con empeño, ilusión y ganas ha querido buscar su propio lugar en este complejo mundo de la tauromaquia. De sus cercados iba a salir un tercio del ganado para las carreras por las calles más históricas de la ciudad. Sin embargo, hace escasos días, Miota se caía del cartel. Él mismo lo anunciaba a través de sus redes sociales: «Este año nuestra ganadería no participará en las fiestas de San Mateo, tal y como se había anunciado en un principio. El motivo no es la falta de vacas ni de ganas, sino las diferencias con una persona de la organización y el trato hacia esta ganadería, que entendemos no es el que merecemos. Agradecemos al Ayuntamiento el haber querido que estuviéramos presentes en estas fiestas tan importantes para Cuenca, no en vano, somos un hierro conquense. También queremos dar las gracias a los maromeros. No estar es una lástima y nos causa mucho pesar porque teníamos mucha ilusión depositada en nuestras, según esta persona de la organización, «viejas y flacas» vacas. Ahí las tienen. ¡Viva San Mateo! ¡Viva Cuenca!».

Una polémica que ensombrece la previa de estos días tan especiales para Cuenca. Y que ojalá se resuelva en años venideros, pues, a fin de cuentas, siempre es un orgullo que las protagonistas de San Mateo luzcan hierros conquenses. «¡Que salga la vaca!».