Todos sabemos que el ilustre militar oriundo de la población manchega de Valverde de Júcar, José Lasso Pérez –cuya casa natal en su localidad es propiedad del polifacético artista y muñidor de la cultura valverdeña, Plácido Caro Pistón, que poco a poco está convirtiendo en un coqueto museo pictórico con su obra y colección de pintura, amen de plató para el rodaje de sus amenos y didácticos vídeos sobre cómo pintar y dibujar con desparpajo, sensibilidad y maestría…–, tuvo una calle con su nombre en la parte alta de Cuenca, que con el paso de los años y del devenir histórico cambió de nomenclatura en 1943 por la de General Mola y que hoy se denomina, como en sus inicios, la calle de San Juan (también conocida como calle estrecha), que nace justo donde está el monumento a los Turbos conquenses.

Calle de San Juan. Precisamente en esa calle compartió vivienda familiar el notario nacido en Moya, Melitón Juan Bautista Cano Garrote, prestigioso abogado y notario de la capital conquense,  que se casó con Ramona Lasso Pérez (este es un dato confuso, ya que en el árbol genealógico familiar aparece su nombre como Romana Lasso Pérez, nacida en 1846 y fallecida en 1866, como hermana del ilustre militar valverdeño). El caso es que la casa de la calle de San Juan fue reformada completamente a principios del presente siglo, con las consabidas obras y escombros que fueron depositados en la calle para su posterior traslado. Este suceso, tan normal y sin ningún interés, fue clave para que el reconocido fotógrafo conquense José Antonio Panadero, vecino de esta hermosa y empinada calle, se percatase de que entre los desperdicios que habían arrojado a un contenedor, se encontraban varios fardos atados con cordel, que, previo permiso, recogió y salvó de su previsible triste final. 

José Antonio Panadero, polifacético conquense y fotógrafo sensible y genial, ha indagado y escudriñado en estos documentos, en su mayoría cartas y correspondencia, algún recorte de prensa de la época y circular o boletín y un libro de cuentas de 1884 a 1887 con información y recopilación de datos, producto de las dehesas y tierras que compartían José Lasso Cano y su cuñado Melitón Juan Bautista Cano,  en  los términos municipales de Zafra, Villar del Águila y Torrebuceit, y en  parajes situados y denominados: Torrebuceit (Cuentas con los renteros, tierras de cultivo, pastos, leñas y carboneo y contribuciones); Llanos y Traviesa (obras, arrendamiento a grano y pastos) y Valdecuenca (pastos, leñas y carbones, palomar y viña y contribuciones).

Familia Lasso Pérez. Entre los papeles salvados milagrosamente por Panadero destacan las cartas que recibió el notario Melitón Cano, cuyos remitentes fueron todos miembros de la familia Lasso Pérez. Las misivas están firmadas por Pedro (Juan Pedro), Leandro, Juan y Pepe (entendemos que es José Lasso Pérez) y apenas dos con la rúbrica completa con el nombre de José Lasso Pérez.
Las cartas que remitían al notario y familiar político de Cuenca en algunas ocasiones estaban escritas por varios hermanos que compartían la carrera de las armas. Además del ilustre militar de Valverde de Júcar, su hermano Juan Pedro fue Coronel de Infantería, y Juan, Capitán y farmacéutico…

La correspondencia partía en muchas ocasiones desde las ciudades cubanas de La Habana, Santi Espíritus, Puerto Príncipe o Sagua la grande, donde estaban destinados los Lasso Pérez. También desde la España peninsular fueron enviadas cartas a Cuenca, que se remitían desde Tafalla, Pamplona, Estella o Madrid.

En una misiva enviada a Leandro Lasso se relata una de las acciones bélicas en la que fue herido de gravedad José Lasso Pérez en la cara y por la que fue recompensado con la Cruz de San Fernando de 1ª y ascendido a comandante.

La acción tuvo lugar en la gran Antilla española en 1871, en la zona montañosa de Najasa y Uretania; estando el valverdeño al mando de 16 'contraguerrilleros' el grupo de  soldados españoles se vio rodeado en gran número por 300 separatistas mambises que les atacaron a la balloneta. Lasso Pérez resultó herido de gravedad en la cara (saltándole los dientes y las muelas), pero su valentía y pundonor le mantuvieron al mando de su tropa, que en una lucha cuerpo a cuerpo puso en fuga a los rebeldes cubanos… La carta estás fechada en abril de 1871 y va dirigida a su querido hermano Leandro. La carta la  escribió Juan Pedro Lasso que también participaba en esta campaña siendo recompensado con el empleo de Alférez.