Ángel Bonilla fue uno de los miembros fundadores en 2008 de la asociación Acofam en Cuenca, una organización que nació para ayudar a los niños que son apartados de sus familias a que puedan volver con ellos. Un año después, el programa de Acogimiento Familiar se conveniaba con los Servicios Sociales. Desde entonces ha puesto sus más de 20 años de experiencia con jóvenes para difundir las ventajas de esta herramienta que aportan estabilidad a los menores.
¿Cómo surgió la idea de fundar Acofam?
La idea surgió entre dos o tres compañeros que trabajábamos en centros de protección de menores de acogimiento residencial de larga estancia y desde hacía ya muchos años vimos que la medida de protección más efectiva, que mejores resultados da de integración, de cuidado y atención a muchos menores en régimen de protección es el acogimiento familiar.
¿A cuántos menores atienden en la actualidad?
Ahora mismo hay 77 menores en Acogimiento Familiar, en la provincia de Cuenca. De los cuales, 44 en familia extensa y 33 en familia ajena. Además otros 65 menores están en Acogimiento en Centros Residenciales.
La asociación ha cumplido ahora seis años, ¿qué balance hace de este tiempo?
Muy positivo. Aparte de que el número de acogimientos se ha incrementado porque hace unos años la media era de unos 45 o 50 acogimientos, en la actualidad podemos tener unos 65 de media en toda la provincia entre todas las modalidades que existen de familia ‘extensa’ y de ‘familia ajena’. Estamos muy contentos porque cada vez más se conoce lo que es el acogimiento familiar que es lo que realmente nos importa. Que la población conquense conozca y diferencie lo que es el acogimiento de la adopción.
¿Cuál es el objetivo de esta figura de protección?
Se basa en dos premisas fundamentales. En primer lugar se valora la vinculación emocional que tienen con sus padres, aunque temporalmente no puedan vivir con ellos, y la necesidad de seguir manteniendo los lazos con la familia de origen. En segundo lugar está el objetivo de retorno. Durante todo el tiempo que dura el acogimiento se sigue trabajando con la familia de origen para que puedan superar sus dificultades y puedan retornar lo antes posible. Los menores tienen que mantener relación con la familia de origen porque hay un vínculo emocional que hay que preservar.
¿Qué es la ‘familia extensa’ y ‘la ajena’?
Cuando se detecta un problema se hace una primera valoración de lo que denominamos ‘familia extensa’. Esto son familiares hasta cuarto grado de consanguinidad como primera opción se valora que su propia familia pueda atenderlos y se queden en el seno de sus familias. Se valora a los familiares pero cuando no hay familia o no es idónea se les ofrece a los menores la posibilidad de ser acogidos por una familia con la que no comparten lazos de sangre, que es lo que denominamos ‘familia ajena’.
¿Además del acogimiento, realizan en Acofam otro tipo de actividades?
Sí. Desde hace dos años llevamos otro proyecto en colaboración con la Diputación de asesoramiento a los Servicios Sociales en caso de intervención familiar.
¿Qué es el banco de material que tiene la asociación?
Es un banco material que ofrecemos a las familias que acogen, en especial en los acogimientos de urgencia, productos que pueden necesitar desde sillas de paseo, de coches, biberones que ha adquirido la asociación pero también hay personas que lo donan cuando ya no lo necesitan.
¿Qué tipos de niños entran en este programa y cuáles son los principales motivos que pueden llevar a separar a un hijo de sus padres?
Los menores derivados a este programa, en todos los casos, son remitidos por el equipo de menores de los Servicios Sociales periféricos de Cuenca. Pueden ser de cualquier franja de edad, entre los 0 y los 18 años, que por diversas razones no pueden vivir con sus padres. Muchas veces no suele haber una única causa sino que se dan varias dificultades sociales a la vez, indigencia, abandono, desprotección, malos tratos, abusos... En otras ocasiones que tienen que ver con la competencia y la capacidad parental por alguna discapacidad o adicción.
¿Cuánto tiempo puede durar el acogimiento?
El acogimiento tiene varias modalidades. Puede variar desde el acogimiento simple con una duración de 1 año, con posibilidad de 2 prórrogas de 6 meses cada una, hasta el permanente donde se prevé que no hay previsión de retorno. En estos casos se ofrece al menor una vida familiar durante el tiempo que sea preciso hasta que llegue su independencia o se encuentre otra alternativa. En todos los tipos de acogimientos se pueden cesar en cualquier momento siempre que los padres hayan podido resolver sus dificultades para atender a sus hijos.
¿Qué impulsa a una familia a querer acoger a un niño?
Por lo general es la necesidad de ayudar a un menor directamente para que esos niños estén acogidos en un familia y no en centros. Pero también, indirectamente, se ayuda a las familias. Lo que tienen claro las personas que acogen es que no van a ser sus padres, los niños saben perfectamente quiénes son sus padres y se trata de ayudarles para que puedan volver a estar juntos. Por ello, estas familias tienen que tener claro lo que es y recibir una formación específica.
¿Qué opción les queda a los niños que no encuentran una familia de acogida?
Todas las legislaciones de protección de menores autonómicas tienen una graduación de medidas de protección. Por lo general se intenta es ir agotando todas las opciones, primero se busca que permanezca en su familia, si no con sus familiares o con una familia ajena. Pero los centros de protección son también necesarios porque atienden casos que no entran en los otros sistemas. Es necesario que exista este recurso de acogimiento residencial.
¿Qué tipo de familias acogen? ¿Puede hacerlo todo el mundo?
Tenemos familias de todo tipo. Puede ser una persona sola, una pareja, un matrimonio, etc… Hay una gran diversidad de familias al igual que existe en la sociedad española. Deben cumplir unos requisitos como tener 25 años, su residencia en Castilla-La Mancha, no haber sido privados de la patria potestad si hubieran tenido hijos propios, ni verse inmersos en ningún proceso de un delito de violencia de género o familias para lo se solicita un certificado de penales. Es importante explicar que una familia que esté tramitando una solicitud de adopción no pueden acoger porque no se pueden complementar. Además, las familias no pueden hacer distinción por motivo nacionalidad, credo, raza o religión de los menores.
Otro de los trámites es pasar una valoración de idoneidad que incluye un curso de formación, entrevistas con todos los miembros de la familia para asegurarse que el proyecto de acogimiento es compartido por todos los miembros. Se recomienda que si tienen hijos propios sean al menos dos años mayores que los acogidos, aunque no es obligatorio.
¿Por qué motivo?
Estamos convencidos de que pasa lo mismo en las familias de acogida que en las naturales porque de alguna forma dos años de diferencia presuponen en una relación, sea tu hermano o acogido, cierto grado de madurez. Normalmente en edades tan tempranas se suelen dar situaciones de celos por el hermano que viene. Hay que tener en cuenta que los menores que vienen tienen muchas necesidades emocionales, afectivas, de hábitos y los hijos de la familia van a ser una referencia importante para ellos. Es un proceso de doble dirección.
¿Pueden acoger las parejas homosexuales?
Sí. En España y en Castilla-La Mancha existe esta posibilidad. De hecho en Acofam tenemos familias homoparentales que lo hacen. Es otro tipo de familias.
¿Hay alguna diferencia en educar a un hijo propio que hacerlo con uno acogido?
Nosotros pensamos que no. Lo que pasa es que estos menores tienen unas necesidades más acuciantes, como comentaba antes, necesitan, en primer lugar, entender su situación y tienen muchos hábitos personales y conductas que hay que ayudarles a mejorar o reencauzar. La única distinción que se puede haber en la educación de un hijo propio y un menor acogido es que éstos tienen un plus porque vienen de una situación de desprotección y hay que ayudarles a resolver esas dificultades que traen.
¿Qué es lo más duro en el proceso de acogida, la llegada o la despedida?
Dentro del proceso de acogimiento lo que más trabajamos es el proceso de despedida, el duelo al separarse, sobre todo en algunos tipos de acogimiento. Porque aunque las familias se preparan muy bien lógicamente todas las personas nos vinculamos emocionalmente y sin duda el proceso que más trabajamos es el retorno. Esta preparación comienza desde el momento de la acogida hasta el final, sobre todo recordando que el objetivo fundamental es que el menor retorne a su hogar.
Cuando concluye una acogida recomendamos que las familias se tomen un tiempo para reflexionar cómo ha ido la experiencia y encontrarse a sí mismas. La mayor parte de las familias que acogen vuelven a hacerlo. En este periodo lo revisamos las expectativas para valorar junto con ellos si quieren seguir con el mismo tipo de acogimiento o cambiar a otro diferente.
¿Habéis tenido problemas con las familias de origen o las de acogida?
Procuramos siempre que la familia de origen entienda lo que es el acogimiento, consienta, participe y colabore para que sus hijos lo asimilen porque, si los hijos ven que los padres entienden lo que es, el proceso se hace mucho más fácil. Sin embargo hay padres que no lo han entendido o hemos tardado más tiempo en compartir con ellos lo que es el programa. Intentamos hacerles ver que aunque estén con otra familia les siguen necesitando y van a tener contacto, llamadas y encuentros.
En cuanto a las familias de destino, la valoración de idoneidad es una oportunidad para conocerla y con ello prevenir que se den problemas. No es habitual tener dificultades en el sentido que la familia se equivoque a la hora de elegir el tipo de acogimiento porque es un proceso de maduración durante varios meses que dura el proceso de evaluación.
¿Cuántos niños pueden pasar por una familia y cuál es el caso más llamativo en Cuenca?
Tenemos una familia acogedora que lleva cinco acogimientos, es una familia monoparental de la provincia, y éste en el que se encuentra es el último, prácticamente durante toda su vida ha estado acogiendo menores.
¿Es posible que se den las circunstancias para que un menor que está en proceso de acogida pueda pasar a la adopción con la familia con la que vive?
Hay menores que están en acogida que pueden pasar a adopción, sí. Ocurre especialmente en los acogimientos de urgencia de muy temprana edad, si no tiene familia de origen que los reclamen pasan posteriormente a la adopción. En cuanto a las familias, no. Una familia de acogida nunca podrá serlo de adopción porque la ley no lo contempla y porque son medidas totalmente diferentes. Las familias adoptivas lo que quieren tener son hijos propios y lo que se establece es una relación paterno-filial que desvincula a su familia de origen, les dan sus apellidos y pasan a formar parte de derecho de la familia que los adopta. En los acogimientos permanentes sí se dan casos de adopción cuando llegan a la mayoría de edad, aunque saben que no son sus padres existe una vinculación importante y llegan a adoptarlos, pero una vez que son mayores de edad, antes no se puede.
¿Con la crisis económica ha variado la situación del acogimiento en la provincia?
La crisis económica ha convulsionado a las familias de todo tipo. Sí que hemos notado un incremento de los acogimientos tanto en familia extensa como en ajena. Pero no se puede hablar sólo de crisis económica, también tiene que ver cómo se estructuran las familias y las relaciones dentro de ellas.
¿Y en el caso de las familias?
No. Quien quiere acoger lo sigue haciendo porque se trata de una decisión muy meditada y no se dejan influir por estas circunstancias. Resulta muy emocionante escuchar los testimonios tanto de personas que llevan tiempo acogiendo, como los que lo hacen por primera vez, sobre todo cuando constatas que vienen a ayudar a un niño. No hemos visto una repercusión negativa pero sí un desconocimiento generalizado de este tema.