Perona: «Este cartel va a envejecer muy bien»

Leo Cortijo
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El cartelista de la Pasión destaca que «desde que te encargan hacer el cartel, en cuanto te levantas lo primero en que piensas es en ello». Por eso, «durante el primer mes y medio lo pasé fatal, porque no encontraba el rumbo».

Perona: «Este cartel va a envejecer muy bien» - Foto: Lola Pineda

Está contento con su obra y eso es lo más importante. Además, cree que también lo estará con el paso del tiempo, porque su genuina y bien pensada pieza «aguantará el paso del tiempo». El cartelista de la Pasión cumplió con las expectativas.

El cartel ya ha tenido ese poso en la calle que otorga el paso del tiempo, los nazarenos ya lo han hecho suyo y la gente ya lo ha enjuiciado. ¿Qué grado de satisfacción tiene en este sentido?

La verdad es que tengo un grado de satisfacción muy grande porque la presentación ya estuvo bien y ya vi las reacciones de muchos, pero me interesaba que la gente lo viera impreso. Sobre todo por el hecho de trasladar ese color dorado que tenía la intención de que funcionara muy bien en la calle y creo que la gente lo ha agradecido y ha comprobado que el tema de la impresión tenía un punto especial. Es algo que he cuidado bastante y el feedback ha sido muy bueno.

Una vez que lo explica con detalle, es un cartel con mucha carga simbólica y con una profundidad como pocos en los últimos años. Lo podríamos bautizar como el cartel de la explicación...

[risas] A este cartel le ha pasado lo mismo que cuando vamos a los museos, y es que cuando tienes una edad te gusta ir solo, a tu bola, sin que nadie te diga nada ni que nadie te oriente, pero cuando vas cumpliendo años prefieres coger la audioguía porque redescubres muchas más cosas. Creo que ha pasado un poco eso [risas]. Cuando la Junta de Cofradías me dijo en qué consistía la presentación, les dije que yo prefería no leer la explicación como tal, sino explicarme apoyándome en imágenes, porque eso podía funcionar muy bien para ir describiendo todos los detalles y pormenores. Así la explicación podía ser más didáctica. Precisamente en relación a eso que me comentabas del feedback, cada uno se ha quedado con una parte de esa explicación, por ejemplo, y ha sido muy curioso.

¿Cuáles son los detalles que más les han llamado la atención a aquellos que han analizado el cartel?

Cada uno con un detalle… Unos me dicen lo del gallo, otros lo de la 'M' y la 'A'.  Las personas más religiosas, por ejemplo, me han comentado que viendo la parte de arriba no les hacía falta explicación porque entendían perfectamente ese mensaje. A mi me llamó mucho la atención, y lo ha valorado para bien mucha gente, el hecho de que destacasen la tipografía empleada para escribir la leyenda de «Declarada de Interés Turístico Internacional», subrayando que sea la tipografía de la propia Catedral de Cuenca y la manera en la que está integrada en el cartel. Al mismo tiempo, uno de los apartados que más le ha alucinado a la gente ha sido lo del martillo, y es que de  ser un objeto encontrado ha pasado a ser un nazareno.

En este ingente proceso creativo, ¿no le estalló el cerebro durante algún momento de darle tantas vueltas a la cabeza?

Fueron meses de mucho trabajo, y te puedo decir que durante el primer mes y medio lo pasé fatal, porque no encontraba el rumbo. Desde que te encargan el cartel, desde ese mismo instante, todos los días cuando te levantas lo primero en que piensas es en el cartel, y cuando no encuentras el camino lo pasas bastante mal. Así de claro… Te pongo un ejemplo: el tema de representar los nazarenos, que quería fuera una procesión, encontrarlos fue bastante complicado, hasta que encontré el martillo, hice las pruebas y dije: ¡ahora sí! Lo cierto es que me ha servido mucho todo el bagaje de haber estudiado Bellas Artes y de poner las técnicas artísticas al servicio del diseño.

Una pregunta fácil de hacer, pero muy difícil de responder: ¿Se siente plenamente satisfecho con su obra?

Ahora mismo sí, igual dentro de un año la veo con otros ojos [risas]. Bueno, tengo la sensación de que esta obra va a envejecer muy bien y eso me hace estar contento. Me la imagino dentro de un año y creo que voy a decir que acertamos porque no es una obra basada en las últimas tendencias de color o en las tramas, por ejemplo, no; es una obra muy pensada y aunque puede que no llame la atención porque no sea de rabiosa actualidad, digamos, creo que va a perdurar en el tiempo. El cartel es fruto de una reflexión cuando tienes ya unos años, porque el aspecto de la edad es importante.

Personalmente, uno de los apartados que más me gusta del cartel es su profunda carga espiritual…

Eso se consigue en parte porque no solo hay mucha intención en la forma, sino también en la técnica. Hay una cosa que no podemos perder de vista, y es que el cartel es impreso y por eso cuidas el papel que tiene que llevar. Elegí un papel mate que ayudaba a que tuviera mayor grado de presencia y ahí es donde entró la experiencia de trabajar habitualmente con papeles y con las imprentas, porque hablé con ella y me dijo que el papel que había elegido me iba a bajar el color dos tonos, por lo que tenía que hacerlo dos tonos más altos para tener el resultado que yo quería. Todo está pensado… Y pensé, también, que aquí hay mucha tradición de coleccionar los carteles y por eso hice un cartel con un gramaje y unas características que se adaptaran al tema del coleccionismo.

Luego hay una circunstancia que no se nos debe escapar, y es que un cartel, por encima de cualquier cosa, tiene que comunicar...

Si lo llevamos a lo más sencillo, el cartel es una cruz y unos nazarenos. Si trabajas con esos iconos tan reconocibles, puedes tener una comunicación más rápida y más directa. Luego ya lo adornas, pero hay unas cuestiones básicas que se tienen que ver en el primer vistazo.

Imagino que esto ha intensificado su relación con la Semana Santa de Cuenca, claro está.

Soy de Villanueva de la Jara, como bien sabes, y también sabes que la Semana Santa de la provincia siempre se mira en la de la capital. Es cierto que hay procesiones que llevo a lo mejor mucho tiempo sin ver que este año las volveré a ver porque me interesan otros puntos de vista. De las procesiones me interesa cómo reacciona la gente cuando ve pasar los pasos delante de ellos. La parte sociológica de la devoción popular me interesa muchísimo y por eso siempre procuro ponerme en sitios donde ves ese fervor, aunque no sean sitios muy turísticos, digamos.

Aquí en Cuenca puede hacer un máster con eso del apartado sociológico de la devoción, porque es una ciclotimia de sensaciones lo que vivimos dentro y fuera de la procesión…

Sí, sí… totalmente. Tengo muchísimos amigos semanasanteros y les escucho hablar durante todo el año del asunto. Te das cuenta de que las conversaciones siempre son las mismas y que lo único que cambia es el paso del que están hablando, pero el sentimiento es exactamente igual. Este año, que he podido conocer a más gente todavía del mundo nazareno, he visto que la devoción no cambia y cada uno tiene una muy concreta porque la fe es una cuestión muy interior. Eso lo quise reflejar dándole a cada nazareno una huella diferente en el cartel. Al final, conocer a más gente de más hermandades te lo confirma: todo el mundo vive la misma procesión, pero cada uno lo vive de manera distinta, aunque vaya en la misma fila. Es aluciante, pero es así.

Eso es lo que hace fácil –permítame la osadía de decirlo–, representar la naturaleza de la Semana Santa de Cuenca en un cartel.

A ver, es que Cuenca es muy peculiar en muchas cosas. No solo la Semana Santa, sino todo lo que tiene que ver con el arte. En el cartel pasa un poco lo mismo, hay mucha mancha. Y la mancha es una herencia conquense absoluta, del Museo de Arte Abstracto o de la Fundación Antonio Pérez, por ejemplo, que es Cuenca, y eso fuera de aquí no se entiende. Igual que fuera de Cuenca no se entiende cómo se vive la Semana Santa por dentro, no se entienden otros aspectos de la propia ciudad. Cuando conoces Cuenca desde el punto vista artístico y desde el punto de vista religioso, alucinas. Y eso que al ser de un pueblo de la provincia, tengo esa mirada desde la distancia que te permite examinar las cosas, aunque ya vayas formando parte del grupo.

Habla de Cuenca con una pasión que llama la atención, no es raro porque esta ciudad siempre fue refugio de artistas…

[risas] A mí Cuenca me ha tratado muy bien, por lo que solo puedo hablar bien de ella, eso es así. Las posibilidades que me ha dado Cuenca no me las dio otra ciudad de la región ni de fuera. Esta ciudad y la Universidad han apostado por gente que se ha formado en la propia ciudad y yo estoy muy agradecido.