Los One Club Man & Woman de la Semana Santa

Berta López
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Los One Club Man & Woman de la Semana Santa - Foto: Reyes Martínez

En términos futbolísticos, llamamos One Club Man o Woman al jugador o jugadora que ha desarrollado toda su carrera en el mismo club. La traducción literal al castellano sería 'Hombre (o mujer) de un solo club'. Décadas atrás, esto era lo habitual. Hoy, sin embargo, son raras avis. A priori, puede parecer que fútbol y Semana Santa tienen pocas cosas en común. 

En Cuenca, sin embargo, comparten al menos una: el equipo de fútbol al que animamos y las hermandades a las que pertenecemos suelen venirnos dadas por tradición familiar. Siguiendo con la semejanza, si aplicásemos el término One Club Man a nuestra Pasión... ¿Cuántos nazarenos encontraríamos en Cuenca que sean de una sola hermandad? Si hace 50 o 60 años lo normal era ser de una o a lo sumo dos, la percepción ahora es que la media está en al menos cinco por nazareno. Así las cosas... ¿Quedan hombres y mujeres que sean de una sola? Pues haberlos, haylos, aunque cueste encontrarlos. En este artículo, cuatro de ellos cuentan su vivencia particular de la Pasión. 

«No recuerdo un Martes Santo sin estar debajo o al lado del San Juan... y no me hace falta más». Para Mateo Ortega (38), la de San Juan Bautista es mucho más que su hermandad familiar: es donde se ha desarrollado plenamente como nazareno, desde su niñez con el cetro del borreguete, pasando por los años de adolescencia en que sacó toda la cabecera y el año 2010 en que fue Hermano Mayor junto con su hermano, hasta la actualidad, con 18 años como bancero a sus espaldas y en la directiva como vocal desde 2011. «No recuerdo un Martes Santo sin estar debajo o al lado del San Juan, desde que tenía tres años. Cualquier recuerdo que tengo de un Martes Santo es estar con el capuz blanco del San Juan. Desfilar con él es tan intenso que me llena el corazón y no necesito más emoción o más hermandad. Solo con el San Juan me vale», afirma. Y esta frase, que parece simple, condensa toda su vivencia. 

Los One Club Man & Woman de la Semana SantaLos One Club Man & Woman de la Semana Santa - Foto: Reyes Martínez

La del Bautista es la Hermandad de sus padres, y tiene una bonita historia: «De jóvenes, mi padre, mi madre y sus amigos eran cada uno de una hermandad. Pensaron apuntarse a una para ser todo el grupo de la misma y fue el San Juan. Y a los hijos nos han apuntado a todos», cuenta. Eso sí, en su entorno es «de los pocos de una sola» y en su juventud «intentaron –sin éxito– que me hiciera de otras, por ejemplo del Jesús del Puente». Curiosamente, ha sido él quien ha terminado atrayendo hacia el Bautista a su mejor amigo: «Su familia no es de tradición semanasantera, pero de verme a mí salir y disfrutar cada Martes Santo, ha creado un vínculo con la Hermandad y ahora es hermano, toca las heráldicas y es vocal en la directiva». Al contarlo, le brilla un dejo de orgullo en la mirada. 

«Ser del Ecce-Homo me viene por mi padre, que se hizo hermano después de su Pregón». «Mi padre pregonó la Semana Santa en el 86. En ese momento, ninguno éramos del Ecce-Homo», recuerda Amparo Pérez (55), hija de Rafael Pérez Martínez, insigne pregonero y nazareno muy querido, y hermana de Rafael Pérez Caballero, pregonero, cartelista y actual representante de la V.H. del Stmo. Ecce-Homo de San Miguel. A raíz del Pregón, «a mi padre le encantó la Hermandad, el ambiente que había en ella… y se apuntó», rememora. Por su influencia «se apuntaron mi hermano y mi hermana. Yo era más joven y, en un primer momento, no me hice». Sin embargo, el Ecce-Homo permaneció en su vida y, unos años más tarde, «conocí al que es mi marido y nos apuntamos los dos. En ese momento ya era del Ecce-Homo toda mi familia, incluso mi madre. Luego hice a mis hijos, en cuanto nacieron. Y hasta hoy», remata.

Para Amparo, nazarena de fila y camarera del paso, el Ecce-Homo «es especial: a mi padre lo enterraron con la túnica de la Hermandad». Desde que se apuntó, a finales de los 80, «he salido todos los años. Solo he faltado cuando di a luz a mi hijo mayor. Llevo sin ver la procesión desde fuera 35 años, pero no lo echo de menos. Prefiero salir de nazarena», asegura.  

Los One Club Man & Woman de la Semana SantaLos One Club Man & Woman de la Semana Santa - Foto: Reyes Martínez

Aunque sus hermandades de tradición familiar son el San Juan Evangelista y la Verónica del Jueves Santo, Amparo nunca llegó a ser hermana «porque en aquella época no se apuntaba a las chicas al nacer, como sí hicieron con mi hermano». Y ¿si tuviera que hacerse de otra hermandad distinta del Ecce-Homo? «Me haría del San Juan Bautista, me encanta. Aunque a mi hermano –concluye entre risas– no le hará mucha gracia leer esto, porque él le gustaría que me apuntara a la Verónica». 

«Soy de la tradición familiar de los hortelanos y nunca he querido hacerme de más hermandades». «La gente se extraña de que solo sea del Huerto», cuenta Aurelio Cantero (68), hermano del Huerto de San Antón, exbancero y orgulloso padre del pregonero de este año. A él, la hermandad le vino por tradición familiar, y como tal la ha transmitido: «Primero fue mi abuelo, luego mi padre, después yo y ahora Juan Ignacio. Seguimos la tradición y creo que no se va a romper: a mi nieto Mateo también le gusta muchísimo la Semana Santa. En casa coge cualquier cosa, se la pone en el hombro y hace que va llevando el banzo. Pasar la hermandad de padres a hijos es una cosa muy bonita que tenemos en Cuenca, aunque ellos también tienen que ser receptivos». Al contarlo, su voz rezuma ilusión.

«De pequeño veía salir la procesión y a mi padre llevar el paso y estaba deseando ser mayor para sacarlo también», recuerda. Aunque ha sido nazareno de fila algún año, sobre todo cuando sus hijos eran pequeños, a Aurelio le ha gustado sobre todo ser bancero: «Lo fui 10 o 12 años y, cuando lo dejé por mis problemas de vista, los primeros años lo pasé mal en pensar que estaba el Huerto en la calle y no estaba yo debajo». Su último banzo fue «el del Huerto antiguo, en el Vía Crucis del Año de la Misericordia». Fue un momento muy especial, porque «es un paso que llevó mi padre en su momento y a mí me hizo muchísima ilusión. Mira si me hizo, que nos íbamos cambiando por tramos y, como nadie me dijo nada, yo aguanté sin quitarme toda la procesión», cuenta riendo. 

Los One Club Man & Woman de la Semana SantaLos One Club Man & Woman de la Semana Santa - Foto: Reyes Martínez

Aunque él no haya querido ser más que de una, Aurelio entiende a quienes son de varias cofradías porque «hay familias con más de una hermandad de tradición, hay quien tiene muchas ganas de salir y una sola se les queda pequeña o que les gusta sacar más de un paso». Esto, además, influye «en la participación. Antes la gente era de dos o tres hermandades, como mucho. Ahora son de muchas más». Para Aurelio, esto puede deberse a que hoy en día «se tienen más relaciones sociales que antes», y eso «hace más difícil ser de una sola hermandad: si los amigos o la pareja son de otras, al final te llama para salir todos juntos, no solo con las de la familia». A él, sin embargo, eso nunca le ha llamado la atención: «Ni siquiera he salido de turbo, y eso que muchos banceros lo eran y me lo decían. Eso sí, me gusta mucho la Semana Santa y las procesiones las he visto todas siempre».

«Si me hiciera de otra hermandad no sería ni del Martes ni del Viernes, para seguir saliendo en el Cristo». Dice Rodrigo Pelayo (23) que ser de una única hermandad le viene de familia. Hermano del Stmo. Cristo de la Luz y bancero de La Lanzada, ya desde muy pequeño sus recuerdos de Semana Santa están ligados a las procesiones del Martes y el Viernes Santo, en las que su hermandad familiar toma parte. «Desde que recuerdo, mi hermano, mis primos y yo hemos salido todos juntos en el Cristo. A mí me ha gustado siempre salir con mi familia», explica. 

Pasada la etapa de la crucecilla, a la tulipa pronto la sustituyeron un estandarte y el Guion y, más tarde, el banzo de La Lanzada en la procesión de En el Calvario. «El Cristo me parece una hermandad que da mucho a la gente», afirma. Quizá sea por eso por lo que nunca se ha planteado en serio hacerse de otra, aunque como a todo nazareno de una sola no le falten alrededor quienes le animan a ello. Él –«por el momento», dice entre risas– resiste: «Mis amigos son banceros del Ecce-Homo de San Gil y han intentado que me apunte para salir con ellos. Me lo llegué a pensar, pero al final me hice fuerte y he permanecido solo como hermano del Cristo», cuenta. Eso sí, si se hiciera de otra: «Sería de un día diferente a los que ya salgo, para poder seguir con mi familia en el Cristo». Piensa Rodrigo que hay tantos nazarenos de muchas hermandades porque «nuestra Semana Santa está creciendo, lo noto mucho sobre todo entre la gente joven. Y crece también la participación».

Cuando uno participa en la Semana Santa con una única hermandad, tiene una vivencia diferente –que no menos intensa– de la de quien viste la túnica de varias. Rodrigo explica que aprovecha para ver todas las procesiones, juntándose cada día con los amigos que no salen. «A mí me encanta la Semana Santa, es una ocasión para juntarnos, sobre todo ahora que vivo fuera. Es seguir con la tradición que me ha inculcado mi familia», dice. Y lo es hasta el punto de determinar incluso cuándo coge vacaciones: «Lo primero que hice al empezar en mi trabajo actual fue pedirme Lunes, Martes y Miércoles Santo, para poder estar la semana entera en Cuenca. No lo dudé nada».