Vinícius de amarillo

Diego Izco (SPC)
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Quinta tarjeta del curso: desde su debut, el delantero brasileño es el tercer jugador más amonestado del Real Madrid

El brasileño mira incrédulo tras ver una cartulina en El Sadar - Foto: Vincent West (Reuters)

En sus últimos 170 partidos en Primera División, centrales con mucho 'tajo' promedian una cartulina cada 4,2 partidos, aproximadamente. David García (Osasuna) se va hasta las 35, Le Normand (Real Sociedad) a las 34 o Giménez (Atlético) a las 38, y aumentan los números otros como Raíllo (Mallorca), que se dispara hasta las 52, Fali (Cádiz) hasta las 46… Es el precio que pagan por jugar en el alambre, muchas veces como penúltima línea de defensa, conscientes de que un agarrón o una zancadilla evitarán males mayores. 

No es normal encontrarse a delanteros en estas parcelas de la estadística. Y el caso de Vinícius, muy en boga por toda la atención mediática que suscita a su alrededor, merece un análisis aparte: en sus 170 partidos en LaLiga ha llenado de alegrías a los buenos aficionados al fútbol (47 goles y 28 asistencias) y también ha cargado de razones a los detractores de su comportamiento sobre el terreno de juego: 28 tarjetas, una cada seis partidos… más de la mitad por desconsideraciones, protestas o malos gestos.

«Si tuviera un poco de tranquilidad nos sacarían menos tarjetas» o «'Vini' debe controlar más el factor ambiental» son frases de Carlo Ancelotti en los dos últimos compromisos ligueros: la primera tras ganar al Celta, duelo en el que propinó un empujón sin balón a Mingueza; la segunda, tras vencer en Pamplona (con doblete del brasileño), en la que vio una amarilla por reírse ostensiblemente de una decisión del colegiado. Esta cartulina, por cierto, supuso la quinta del curso y acarrea sanción: no podrá jugar ante el Athletic (domingo 31 de marzo) y regresará ante el Manchester City (martes 9 de abril). 

Algunas voces apuntan en Madrid a un estado de «extraño nerviosismo» del jugador que ha coincidido en el tiempo con el anuncio de la salida de Mbappé de París (y la más que probable llegada al Bernabéu). Ha visto cuatro cartulinas en los últimos cuatro choques: tres de Liga y la vuelta de los octavos de final de la Champions, en la que se jugó la tarjeta roja dándole un golpe a Orban (Leipzig) que el 'trencilla', afortunadamente, dejó en amarilla… y le permitió seguir jugando para marcar el gol que selló el pase a cuartos. 

También hay rumores de charlas privadas de los capitanes o de que el club le ha puesto un 'coach' para ayudarle a controlarse sobre el césped. Se encuentra ambientes hostiles e incluso actitudes racistas aisladas, pero él ni las rehúye ni las ahuyenta: a los tres minutos, en el duelo de Pamplona, cuando marcó el 0-1 y todavía no había sucedido nada hostil, festejó el tanto mirando al graderío, llevándose un dedo al oído y otro al escudo. «Es un jugadorazo, y de eso quiero hablar, de lo deportivo -recalcaba Jagoba Arrasate, técnico de Osasuna-. De lo demás ya se habla demasiado».