Marco Pérez reposa en San Isidro desde hace 40 años

José Vicente Ávila
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Los restos del escultor e imaginero de Fuentelespino de Moya fueron inhumados en 1985 en el cementerio de Personalidades Conquenses junto a Federico Muelas, Fernando Zóbel, Bonifacio, Zapata, Florencio Martínez y Víctor de la Vega.

Marco Pérez reposa en San Isidro desde hace 40 años

Cuenca se había vestido de blanco para recibir el 23 de febrero de 1985 los restos del escultor e imaginero conquense Luis Marco Pérez, fallecido dos años antes, el 17 de enero de 1983, y enterrado en el cementerio madrileño de la Almudena. La Cuenca nazarena y la ciudad en general, estaba un tanto dolida porque los restos mortales de su querido hijo predilecto reposasen lejos de la tierra que le vio nacer y que el propio escultor había definido en una frase: «Cuenca lo es todo para mí».

Estas palabras de Marco Pérez, que pude escuchar con gran admiración de su emocionada voz ronca y pausada, recogida en una entrevista publicada en Diario de Cuenca el 14 de junio de 1975, define el amor de un hombre a su tierra, que ha quedado además plasmado con los 19 pasos que desfilan en la Semana Santa y en sus esculturas, repartidas por diversos puntos de la ciudad, algunas de ellas con medallas nacionales.

Por fin, el 23 de febrero de 1985 –se han cumplido ahora 40 años–, los restos mortales de Marco Pérez llegaron a Cuenca para ser inhumados en el pintoresco paisaje de la ermita de San Isidro, en una sencilla tumba, «asomada a las risqueras de la Hoz del Júcar», como muy bien la define José Miguel Carretero, catedrático del vocablo conquense y de la palabra nazarena.

Marco Pérez reposa en San Isidro desde hace 40 añosMarco Pérez reposa en San Isidro desde hace 40 años

Tuvo que ser, ya fallecido, cuando la ciudad y la Cuenca nazarena le rindiesen el gran homenaje que merecía el escultor e imaginero por excelencia de la Semana Santa, tanto la recuperada desde 1940 como la anterior en la que ya dejó tallas de gran valor como la Santa Cena sin policromar (1930), el Descendido, también en madera de nogal y Jesús con la Caña.

Estamos ante uno de los personajes conquenses que más profunda huella han dejado. Una huella imborrable, pues su obra la han conocido varias generaciones de conquenses y la seguirán conociendo las futuras, tanto por lo que se refiere a la llamada obra civil como a sus tallas para la Semana Santa, pues si en verdad son 19 pasos los que desfilan, en conjunto son 42 figuras las que se representan entre las diferentes escenas. 

Como de la obra de Marco Pérez para la Semana Santa ya tratamos en el Miserere de 2023, esta vez el 40 aniversario del traslado de sus restos a su tierra nos permite recordar aquel 23 de febrero de 1985, en el que la Cuenca nevada lo recibió con todos los honores, rememorando el silencio sepulcral de la procesión del Entierro con el Yacente que él cinceló. El mismo imaginero dejó una obra que resume esa atmósfera de dolor: «El alma de Castilla es el silencio».

Marco Pérez reposa en San Isidro desde hace 40 añosMarco Pérez reposa en San Isidro desde hace 40 años

Traslado a Cuenca. Según el libro de actas de la Hermandad de San Isidro Labrador (vulgo de Arriba), de fecha 3 de febrero de 1985, «reunidos los hermanos en junta extraordinaria, en el informe sobre el enterramiento de Luis Marco Pérez, fallecido dos años antes y enterrado en Madrid, se puede leer: 2. El Ayuntamiento y una Comisión gestora, propiciada por la V.H. de Jesús Nazareno de El Salvador  hace factible su traslado a Cuenca. 3. El Excmo. Ayuntamiento ordenó que fuera enterrado en los terrenos anexos a la Ermita de San Isidro». En 1996, con ocasión del centenario de su nacimiento, se cerró con muro de mampostería y rejas este camposanto debido a la profanación que se realizaba del sagrado lugar.

Es curioso observar en la portada del semanario Gaceta Conquense de aquel sábado 23 de febrero de 1985 cómo dos titulares tenían mucho en común. El que abría página: Cuenca recibe hoy los restos de Marco Pérez, en el centro de una semana de homenaje a su memoria. En la foto, la tumba vacía esperando el féretro, rodeada de nieve.  Debajo la noticia tantas veces esperada: Preparado el nuevo paso de la Santa Cena. El primer grupo escultórico que hizo Marco en 1929, para desfilar en la Semana Santa de 1930, que se recuperaba 49 años después con la nueva Santa Cena de Octavio Vicent, y que Marco Pérez siempre quiso volver a hacer.

Funeral. La Comisión organizadora del traslado y homenaje y el Ayuntamiento prepararon un denso programa de actos que comenzaban a las cuatro y media de la tarde con la recepción del féretro bajo los arcos, siendo rodeado con la bandera de Cuenca. Con la Plaza Mayor abarrotada, en la tarde sabatina, el féretro fue trasladado hasta el altar mayor de la Catedral, donde el obispo Guerra Campos ofició el funeral. En las naves catedralicias se colocaron 13 de los 19 pasos de Marco Pérez, según la cronología procesional, además del Nazareno que el escultor regaló para su pueblo, Fuentelespino de Moya.

Marco Pérez reposa en San Isidro desde hace 40 añosMarco Pérez reposa en San Isidro desde hace 40 años

Autoridades de la capital y la provincia, encabezadas por el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, y el consejero de Educación y Cultura, José María Barreda, asistieron al sobrecogedor funeral junto a centenares de conquenses y representantes de la Junta de Cofradías y hermandades.

Tras la celebración exequial, la comitiva fúnebre y la Corporación municipal que presidía Andrés Moya, bajo mazas, se puso en marcha para llevar a hombros el féretro, ascendiendo por la calle de San Pedro y el Trabuco hasta la ermita-cementerio de San Isidro. Impresionante manifestación de duelo, con el acompañamiento de la banda de Música de Cuenca, que fue interpretando a lo largo del trayecto la marcha Marco Pérez ha muerto, de Alfonso Cabañas Cabeza.

Uno de los miembros de la Comisión organizadora –de la que formaron parte entre otros, Pedro Romero y Ángel Álvaro, que homenajearon al insigne escultor en el 40 aniversario de su muerte–, el fallecido pregonero de la «procesión eterna», Rafael Pérez Rodríguez, escribía en Gaceta Conquense: «Ni una sola voz, tan solo los compases de la marcha fúnebre dedicada al Escultor. Así titularía yo el homenaje del sábado que Cuenca tributó a Marco Pérez. Admirable el comportamiento de Cuenca para los que, de una u otra forma, hemos contribuido al realce de unos merecidos actos, en memoria del querido imaginero».

Marco Pérez reposa en San Isidro desde hace 40 añosMarco Pérez reposa en San Isidro desde hace 40 años

Destacaba Rafael Pérez Rodríguez la emoción contenida en el templo catedralicio ante sus pasos de Semana Santa: «Impresionante orden y silencio en la Catedral, solo roto por las notas de nuestro patético miserere, en la solemne procesión con el féretro, por sus naves laterales. Había que estar allí y ver a las gentes de Cuenca recogidas, calladas, mudas diría yo, con la emoción contenida a flor de piel, en presencia de las imágenes –que él cinceló– y que formaron corte a lo largo del recorrido procesional en nuestra Catedral».

Concluía Rafael Pérez su particular homenaje escrito: «Está claro que Cuenca vivió el 23 de febrero el dolor de una tremenda pérdida, de uno de sus más preclaros hijos. Y allí, en el cementerio de San Isidro quedó su cuerpo enterrado, mirando hacia las rocas de la Hoz del Júcar, junto a otros dos conquenses: Federico Muelas, que estoy seguro le dedicaría unas décimas a su llegada y Fernando Zóbel, que con su mágico pincel, realizaría en abstracción, su último cuadro» […] «Sirva mi homenaje de admiración y respeto por un hombre que amó a Cuenca; por un sencillo artista que dejó huella imborrable en el acontecer de su vida, y que ya forma parte de la Historia de nuestra querida Ciudad».

Una semana de actos. Los actos en homenaje a Marco Pérez habían comenzado el 18 de febrero con la exposición L. Marco Pérez. 1896-1983, con la edición incluso de una medalla conmemorativa con la efigie de una de sus esculturas. Pronunció una conferencia el catedrático Francisco Portela y se editó un catálogo con los dibujos y obra de la exposición.

El resto de actos fueron proyección de películas y corona poética, proyección audiovisual con homenaje musical y la intervención de la Banda de Música, el Coro del Conservatorio y el Coro del Seminario de San Julián. Como broche final, la conferencia sobre la obra de Marco Pérez, a cargo de Miguel Ángel Monedero.

Once años después, y con ocasión del centenario de nacimiento de Luis Marco Pérez, el espacio de su tumba quedó circundado con pared de piedra y rejas, colocándose un azulejo de Adrián Navarro recordando la efémeride. Con el paso del tiempo, algunas hermandades le recuerdan con distintas obras: el Amarrado colocó un friso de Tomás Bux, San Juan Evangelista un banco con la imagen del Apóstol y el Descendimiento un relieve con el relieve del paso del Cristo de la Salud y el rostro de Marco Pérez. El pasado año, el Huerto de San Esteban encargó una escultura de acero cortén a José Luis Martínez, con ocasión de su centenario.

El recuerdo del sencillo y gran escultor conquense queda perenne en este sagrado lugar y en su tumba nunca falta un ramo de flores. Solo resta que su obra museística vuelva a la luz que alumbró en su día una de las salas del Museo de Cuenca y que él pudo contemplar en vida, pues en la inolvidable entrevista que tuve con él hacía hincapié en agradecer a Manuel Osuna y Francisco Suay que se dedicara una dala en el Museo de Cuenca a su obra con estas palabras: «Lo que más me satisface es que este Museo sea el de Cuenca, porque Cuenca lo es todo para mí. Mi esposa era valenciana y se enamoró de Cuenca. Ella fue quien ideó muchas de mis obras».