Trabajando sana-mente

Ester González
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Tras 25 años al pie del cañón de la mano de los servicios sociales, Carmen de la Torre es la primera psicóloga que ejerce en Tarancón

Carmen de la Torre se interesó de joven por la Psicología y muy pronto supo que había encontrado su vocación - Foto: EGG

No todo el mundo tiene la suerte de descubrir su vocación. De hecho, es algo que atormenta a muchos jóvenes a la hora de decidirse por unos u otros estudios. Más complicado aún es empezar a dar pasos en el mundo laboral y tener la suerte de que tu trabajo te haga feliz. Por eso, Mari Carmen de la Torre Oliva se siente afortunada al admitir que después de 25 años en la brecha, le sigue «apasionando» su trabajo.

La protagonista relata que su curiosidad por la rama de la psicología comenzó cuando tenía 17 años. «Cursaba lo que entonces se denominaba tercero de BUP y tenía un profesor que me marcó. Era cura y psicólogo, nos recitaba poemas en griego, él me inspiró para escoger esta rama», explica. Su interés fue en aumento, tanto que sentenció su camino, llevándola a graduarse en la Universidad Autónoma de Madrid como psicóloga. Corría entonces el año 1986 y según afirma Carmen, «aquellos tiempos eran otra historia». Por los años 80 su gremio no estaba socialmente aceptado. Acudir a estos profesionales estaba ligado a la idea de tener enfermedades o problemas mentales... «Te tachaban de 'raro'», describe.

Sin desanimarse por haber escogido una rama tan estigmatizada se encontró con una oportunidad  que marcaría su vida. Hace 25 años la Junta de Comunidades, desde Bienestar Social, propuso una plaza por concurso oposición para un puesto como psicóloga de Servicios Sociales. «En cuanto me enteré supe que tenía que intentarlo», afirma, y recuerda que «jamás se me olvidará que uno de los exámenes fue el día 6 de septiembre, justo antes de las fiestas». Sus esfuerzos se vieron recompensados y consiguió la plaza que ocupa actualmente. «Sin duda, fue una gran alegría», añade. 

Se convirtió así en la primera psicóloga de los Servicios Sociales de Tarancón, «y continuó siendo la única», apunta la protagonista. Según explica «hay otras psicólogas en el ámbito público, como la del Centro de la Mujer, pero se trata de un centro especializado. El espectro que yo abarco es más amplio». Por supuesto, los comienzos nunca fueron fáciles, «cuando entré mis compañeras no entendían muy bien mi función, se pensaban que les iba a quitar el trabajo», relata Carmen.  Afortunadamente, pasó el tiempo y «vieron que cada una tiene una función; hemos conseguido crear un gran equipo de trabajo y nos complementamos». 

A día de hoy, sus compañeras son una trabajadora social y una educadora y gracias al esfuerzo de todas, «ahora cuando ven que una persona está atravesando un mal momento, que tiene problemas, saben reconocerlo y me lo derivan para que pueda tener la ayuda que necesita».

La visión que tiene esta profesional de su campo es muy clara, «ha ido evolucionando con los años y menos mal». Cuenta que «hoy en día las personas que pasan por mi consulta me ven por la calle y me saludan e incluso me presentan como su psicóloga. Esto hace unos años era impensable». En estos días, la Psicología está a la orden del día, «es muy necesario, tanto como la atención primaria... siempre ha sido así, solo que nos ha costado asumirlo y reconocerlo». 

Por fortuna, la sociedad cada vez está más concienciada con la salud mental y esto permite que esta materia se desarrolle y se normalice, pero también supone nuevos retos para los profesionales como Carmen. «Yo empecé como profesional de la familia, cuando los servicios sociales no estaba tan desarrollados», explica. Ahora, hay nuevos problemas que afectan a la sociedad y es por ello que la profesional asegura que «nunca he dejado de formarme, continúo realizando cursos y formaciones, y es que esto me permite estar al día y desempeñar mejor mi función». 

«Puedo decir que cada día me levanto con ilusión, mi trabajo me hace muy feliz»

Es difícil tras tantos años no acomodarse y que la monotonía amargue las jornadas laborales, pero Carmen no piensa así, afirma que «mi trabajo me apasiona, es muy bonito». La psicóloga subraya que la parte con la que más disfruta es «creer que he podido ayudar a alguien, es muy satisfactorio cuando llegan a la consulta reticentes de que pueda hacer algo por ellos y finalmente salen agradecidos, dándome las gracias por hacer un poco mejor su vida». 

«No todo es perfecto, por su puesto que hay altibajos, hay días a los que te enfrentas a problemas muy duros y complejos», rebate la trabajadora, «pero como en la vida, los momentos agridulces hay que pasarlos para disfrutar más de lo bueno y yo tengo la suerte de decir que a día de hoy me levanto con ilusión  y ganas... mi trabajo me hace muy feliz», asegura. Para Carmen  su labor continúa siendo un reto apasionante al que se enfrenta cada día, sin importar el problema, ella siempre lanza como primera pregunta un «¿te puedo ayudar en algo?», con la esperanza de que algún día reciba como respuesta un «gracias por tu ayuda».