Una dura batalla

Manu Reina
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Miguel Ángel Sancho supera un tumor vírico en el cuello «que me ha cambiado la vida por completo» desde hace 14 meses y subraya que «es duro y complicado el proceso, pero se sale»

Una dura batalla - Foto: Manu Reina

La vida puede cambiar para mal de un día para otro e incluso puede hacerlo en el mejor momento de una persona. Así es de injusta. Pero como ante cualquier injusticia es necesario luchar de forma constante hasta ganar la batalla. Miguel Ángel Sancho es un ejemplo de ello y ha conseguido vencer a uno de los mayores enemigos de la existencia, como es el maldito cáncer.

Este conquense ha dado pasos firmes en un camino lleno de pruebas, consultas, secuelas y muchas emociones, tanto tristes como alegres. «Es duro, pero se sale», recalca Sancho, que el 21 de noviembre de 2021 vio cómo su vida sería diferente a partir de esa fecha. «Me cambió la vida por completo», asegura. Ese día el médico le diagnosticó un tumor en el cuello después de acudir a consulta al detectarse un hueco en la garganta y padecer ligeras molestias en la zona. No era muy grande, pero el problema radicaba en que «la metástasis que tenía ya estaba en varios ganglios y estaba rodeando y abrazando la vena yugular». Eso hizo que en apenas una semana tuviera que pasar por quirófano para atajar ese tumor provocado por el virus del papiloma humano.

Al principio «no reaccioné de ninguna manera y dormía tranquilamente por las noches» e incluso acudió a su puesto de trabajo como camionero de la fábrica de madera de Arcas hasta dos días antes de la operación. La intervención se alargó más de lo previsto hasta alcanzar las siete horas, cuando en un principio iba a ser de la mitad. Las primeras secuelas no tardaron en aparecer y se tradujeron en ausencia de trapecio y dificultad para mover los brazos y el cuello.

Recuperación. A partir de la operación, que resultó ser todo un éxito en la lucha contra el tumor, comenzó un «largo y lento» proceso. Era la hora de pasar por las sesiones de radioterapia y quimioterapia de forma simultánea. Dos meses que se interrumpieron cuando sólo faltaba la mitad de la radioterapia, ya que Sancho tuvo que ser ingresado durante diez días porque «me encontraba mal y sin fuerzas». Y es que estos métodos para combatir el cáncer son muy agresivos. Tras recuperarse de este bache completó el proceso. 

Hasta aquí, las sensaciones eran muy positivas. Sin embargo, estas intensas semanas le pasaron factura físicamente. «Me costó mucho recuperarme», detalla. Ahora mismo tiene problemas de nervios en los dos pies y en las dos manos, así como en el cuello. No tiene sabor y tampoco saliva. También tiene dificultad para hablar y la zona del cuello la tiene dormida. Evidentemente, unas secuelas que lleva «de la mejor forma posible y de las que muchas espero recuperarme», confía Sancho. 

Este conquense se aferró y luchó sin cesar, aunque reconoce que «muchas veces he pensado en que habría sido mejor quedarme en quirófano o llevar a cabo acciones impuras». Y es que este proceso es «muy duro». Tal es así que Sancho desvela que ha llorado «más en este último año que en los 54 años anteriores». Muchas de las ocasiones lo hacía cuando estaba solo «porque no quería preocupar a mis familiares y amigos», añade. Además, en estos catorce meses de batalla ha perdido 12 kilogramos de peso. Eso sí, este incansable luchador vive ahora con mucha esperanza y acude periódicamente a distintas consultas con varios especialistas para llevar a cabo un seguimiento exhaustivo.

Ayuda. Miguel Ángel Sancho explica que él pensaba que «era un hombre duro, pero con el tiempo me di cuenta que no lo era» e insiste en que «creía que no necesitaría ayuda, pero sí que la necesitaba». Esta ayuda, amabilidad y facilidad para llevar un proceso de recuperación mucho más llevadero la encontró en la Asociación Española Contra el Cáncer de Cuenca desde que llegó en abril del año pasado. «Me he aprovechado de toda la bondad y las facilidades que me han brindado desde el primer día que llegué que, por cierto, fue llorando», admite Sancho. Este conquense, que llegó a la asociación de la mano de su hermana, recomienda al cien por cien que cualquier paciente con la misma enfermedad acuda a esta asociación «que te abre sus puertas para hacerte la vida mucho más fácil», afirma. 

Esta asociación acoge al paciente y a sus familiares desde el minuto cero y les concede un servicio totalmente gratuito en diferentes actuaciones. Las personas tienen a disposición atención psicológica y social, orientación médica y de enfermería, y un cercano acompañamiento en el proceso de recuperación, entre muchas otras. «Me siento infinitamente agradecido a la asociación porque me lo han dado todo», recalca este valiente conquense. La trabajadora social y coordinadora de voluntariado de la Asociación Española Contra el Cáncer de Cuenca, Prado Parra, anima a cualquier paciente a que «se deje ayudar» y que «venga a nuestra asociación para recibir todo tipo de ayuda». 

Con muchos sueños por delante, Miguel Ángel Sancho seguirá luchando por cumplir cada uno de ellos, siempre rodeado de sus inseparables familiares y amigos, que son también un pilar esencial. Aún sigue de baja, pero, muy pronto, dará de nuevo guerra con una gran alegría, tal y como él se describe que era antes de armarse de valor para entrar en la batalla.