Todas las profesiones son corporativistas. Todas menos una. Hace muchos años que pasó de moda aquello de perro no come a perro. Una singular clave que valía para indicar que los periodistas no debíamos atacarnos entre nosotros. Por este motivo, celebro cuando mis compañeros de profesión deciden crear asociaciones, aunque luego intenten cobrarme las cuotas. ACIJUR es la Asociación de Comunicadores e Informadores Jurídicos que, por tercer año consecutivo, celebra la entrega de sus premios Puñetas para aplaudir o criticar aquellas zonas de sombras en uno de los poderes del Estado, por cierto, no muy querido según las encuestas del CIS.
Como maestros de ceremonias. dos de los impulsores de esta Asociación, el maestro Paco Muro de Íscar, histórico director del desaparecido Ya y Patricia Rosety, informadora de tribunales de la COPE y hermana de mi admirado Gaspar Rosety.
Como si se tratara del dúo Pimpinela, teatralizan una presentación que queda deslucida por lo extenso y a veces poco ingenioso de los galardonados. Peticiones de los informadores como las tasas judiciales, si cara es la Justicia ahora mucho más lo es la injusticia, la necesaria protección de nuestros datos personales o el intento de politizar la Justicia son asuntos que no por repetidos dejan de estar de actualidad y que fueron reivindicados desde la tribuna de oradores.
María Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio sobre la Violencia de Género. - Foto: JUAN LAZARO Juan Luis Ibarra, presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y ganador del premio puñetas periféricas, afirmó que el derecho es un lenguaje y que los jueces deben de estar integrados en la sociedad para entenderla mejor. Por este motivo, fue muy elocuente su recordatorio a los magistrados y fiscales asesinados en su tierra a manos de ETA.
Las puñetas de bronce fueron a recaer en José Luis Rodríguez, que como director de la Agencia Española de Protección de Datos venció al gigante Google y consiguió lo que algunos califican como derecho al olvido. O lo que es igual, la posibilidad de que nuestros actos del pasado no condicionen nuestro futuro salvo que sean asuntos de relevancia informativa. Una reinterpretación de la vergüenza pública medieval y para ratificar sus palabras citó a un filósofo alemán apellidado verga o así sonó al menos en la boca de José Luis.
El puñetas de oro fue para Adela Asúa, vicepresidenta del Tribunal Constitucional, pero en representación de todas las mujeres juristas. Niceto Alcalá-Zamora llegó a decir que este oficio no era para la mujer debido a su carácter, y Adela, con tal profusión de datos que incluso las más procolectivo femenino se enfurruñaron pues querían irse a comer, demostró que también aquí la mujer ha estado arrinconada. La primera jueza la tuvimos en España en 1966, fiscal en el 72, pero ministra del ramo debió de esperar hasta 1996 y fiscal general del Estado la tenemos en 2015. Por si no había quedado claro el mensaje, Carmen Sánchez-Cortés, secretaria de Estado de Justicia, habló de que para que las mujeres lleguen a lo más alto debe de haber corresponsabilidad; ¿mande? Pues que los hombres españoles ayuden en la casa, con los niños y con todo lo que hacen nuestras mujeres aunque no estemos muy por la labor.
José Luis Rodríguez se ocupa de que se cumpla eso tan tanguero que es el derecho al olvido. - Foto: JUAN LAZARO El premio irónico vete a hacer puñetas se lo dieron a la corrupción, representada por el aberroncho disfrazado de caco pues son tantos los que están imputados, condenados, en procesos judiciales e incluso en prisión que debemos dar ya una voz de atención para parar esta indignidad que recorre nuestras altas esferas.
El puñetas de plata se lo dedicaron a Antonio Garrigues Walker. Entró con 20 años al despacho creado por su tío y por su padre, Antonio Garrigues Díaz-Cañabate, alias el caña, y dejó la Presidencia con 80 años y 2.000 leguleyos a su cargo. Cuenta siempre que un becario al que le preguntaba por el despacho le dijo, quién es usted que tanto pregunta? Soy Antonio Garrigues, ah, dijo el chico, ¿pero usted existe?
Dijo Antonio, parafraseando a Neruda, que ha vivido pues ha triunfado y también ha perdido y que ahora va a dedicar su tiempo a investigar en Derecho, pues cree que es una ciencia. Le ofrecieron ser ministro y dijo que no, lo cual siempre es acertado independientemente de cuándo se produjera el ofrecimiento. Su despacho facturó el año pasado más de 340 millones de euros.
Adela Asúa, junto a la Secretaria de Estado de Justicia, Carmen Sánchez-Cortés, con la venia de Niceto Alcalá-Zamora. - Foto: JUAN LAZARO Entre los asistentes vimos a Juan Carlos Estévez, gallego y también presidente del Consejo General de Procuradores de España, al presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, al presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro, y a una pléyade de mujeres que querían con su presencia demostrar que la Justicia, ahora, es cosa de ellas. Palmira Delgado, decana del Colegio de Notarios de Castilla-La Mancha, Sonia Gumpert, decana del Colegio de Abogados de Madrid (con polémica incluida como impone su sector), Milagros Calvo, magistrada del Tribunal Supremo, Beatriz Corredor, directora de Relaciones Institucionales del Colegio de Registradores y María Ángeles Carmona, vocal del CGPJ, que quiso para la ocasión enfundarse unas medias de estampado floral.
Carlos Carnicer, presidente de la Abogacía española, también anduvo por allí junto a Jesús Ortiz, padre de la Reina Doña Letizia y marido de Ana Togores, directora de comunicación del Consejo General del Notariado, que bromeó conmigo a costa de su extrema delgadez diciendo, ¡la mala vida que me dan!