Los volantes echan fuego

Manu Reina
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Los jóvenes pisan el acelerador durante las vacaciones veraniegas para obtener el examen teórico o el práctico del carné de conducir

Los volantes echan fuego - Foto: Reyes Martínez

Cada verano, las aulas de las autoescuelas se llenan de jóvenes que ven en sus vacaciones la oportunidad perfecta para sacarse el carné de conducir. Es una imagen ya habitual, una especie de ritual de paso tras terminar la etapa escolar o superar la temida prueba de acceso a la Universidad. En la Autoescuela San Mateo, lo saben bien. Desde mediados de junio hasta principios de agosto, el volumen de trabajo se dispara y el ritmo se vuelve frenético.

«Todos los años pasa lo mismo. En cuanto acaban los exámenes de acceso a la Universidad, los jóvenes vienen en avalancha», afirma Débora González, directora de la autoescuela. «Quieren sacarse al menos el teórico antes de comenzar la carrera, o incluso el práctico si les da tiempo. Pero tienen que correr, porque la Jefatura de Tráfico cierra del 7 al 31 de agosto, y el último examen es el día siete». Este cierre administrativo supone un auténtico contrarreloj para alumnos y profesores. «El problema es que el tiempo para sacarse todo el carné se reduce a dos meses y medio, como mucho. El siguiente examen ya no es hasta el 1 de septiembre», añade González.

El incremento de matriculaciones durante el verano es abrumador. «El 70% de nuestros alumnos del año se concentran en junio, julio y principios de agosto. El resto del año estamos mucho más relajados», confiesa. Esta temporada alta obliga al equipo docente a redoblar esfuerzos.

Los volantes echan fuegoLos volantes echan fuego - Foto: Reyes Martínez

El perfil de estos alumnos es mayoritariamente joven. Muchos de ellos, incluso, aún no han cumplido los 18 años. «Con 17 años y 9 meses ya pueden presentarse al examen teórico, y esperar luego para hacer el práctico a los 18», explica la directora. «Tenemos muchos así ahora mismo, que apuran el verano para al menos avanzar una parte del proceso».

Entre ellos está Ángel Beas, quien reconoce estar estudiando a fondo para presentarse al teórico el próximo 30 de julio. «Llevo ya unos diez días haciendo test. Con leer bien el libro y hacer los test, se va cogiendo ritmo. Casi siempre se repiten las preguntas», cuenta. «Quiero sacármelo ahora porque luego, entre la universidad, actividades, viajes, es más difícil. Así adelanto», asegura.

A su lado, Óscar Cuenca, de 18 años, coincide. «Yo también llevo unos 10 días. Aprovecho el tiempo libre del verano porque en cuanto empiece la Universidad, va a ser complicado. Hago test en la autoescuela y también desde casa con la app del móvil», apunta este joven que también se examinará el 30 de este mes.

Por su parte, Alicia Egido, con 21 años, se presenta hoy al examen, justo  una semana después de empezar a prepararlo. «He venido a tope. Hago muchos test y me veo preparada», dice convencida. Alicia estudia en Madrid y destaca la necesidad de tener coche para desplazarse. «Allí las distancias son muy largas. Aunque haya transporte público, el coche me da independencia», argumenta. 

Teórico. El examen teórico, pese a que ha sido objeto de rumores sobre una supuesta mayor dificultad, sigue manteniendo el mismo sistema, con 30 preguntas con un máximo de tres fallos permitidos. «Nada ha cambiado. Lo que sí es nuevo es el modelo de lenguaje de fácil comprensión», detalla González. Esta nueva modalidad está diseñada para personas con dificultades de comprensión, dislexia o TDA, y requiere un informe médico para solicitarla. 
Respecto al examen práctico, Débora admite que no es tan fácil de gestionar. «En teoría, podríamos presentar a todos los que quisieran, pero hay un problema: la jefatura no da citas para todos. Se crea un embudo», lamenta. Eso obliga a muchos a esperar a septiembre para poder presentarse, o incluso retrasarlo hasta el verano siguiente. 

Algunos alumnos, como recuerda la directora, siguen ese modelo: teórico un verano, práctico el siguiente. «Tengo muchos ahora que sacaron el teórico el año pasado y este verano han vuelto a Cuenca tras sus estudios para hacer el práctico».

En cuanto al examen; el teórico es estudiar, no hay secretos. «De las 30 preguntas, 20 son muy fáciles, cinco medias y cinco más complejas, que es donde suelen fallar», asegura González. En cuanto al práctico, de media, un alumno «necesita unas 30 clases prácticas», añade.  

La campaña estival de las autoescuelas tiene fechas claras, del 10 de junio al 7 de agosto. «Después se para todo», lamenta González, quien asegura que sería ideal que ese cierre obligatorio se trasladara a octubre. «Nos beneficiaría muchísimo. Podríamos aprovechar agosto entero y permitir que más alumnos se sacaran el carné completo en un solo verano». Hasta entonces, el verano seguirá siendo sinónimo de nervios, tests, clases prácticas y muchos jóvenes apurando sus días libres al volante.