Sin perder el compás

Manu Reina
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El joven clarinetista Carlos Viñas despunta de manera sobresaliente y es elegido como miembro de la Joven Orquesta de la Unión Europea

Sin perder el compás - Foto: Carlos Viñas

Tiene un talento innato. Nunca se separa de su clarinete y cree tanto en sí mismo como para alcanzar todos los sueños posibles, unos más difíciles que otros. Estar rodeado de músicos en su propia familia le ha hecho crecer en el mejor escenario. Ha tenido siempre claro que quiere dedicarse al mundo de la música y, pese a su juventud, ya está dando de qué hablar. No solo por lo bien que toca su instrumento favorito, sino también por sus logros. Y es que, recientemente, Carlos Viñas ha sido seleccionado, nada más y nada menos, como nuevo miembro de la Joven Orquesta de la Unión Europea.

El joven conquense, que apenas tiene 21 años, es consciente de que va a vivir «una oportunidad de oro tanto para seguir creciendo» como para rubricar en su curriculum vitae este gigantesco paso que ha dado en su corta pero prometedora carrera profesional. Quizás se entienda mejor al saber que él es uno de los cuatro clarinetistas seleccionados en una comunidad de la que forman parte 27 estados miembros. Resultar elegido «no ha sido nada fácil», porque ha tenido que «superar dos pruebas difíciles». La competencia ha sido además enorme, pero los directores de la orquesta europea no han dudado a la hora de contar con esta joya musical.

Carlos Viñas reconoce sentirse «muy contento» y explica que, en un primero momento, «no creía que había sido seleccionado e incluso tuve que leer varias veces el correo donde me lo notificaban». Tuvo que pedir ayuda a su profesora para dar credibilidad al mensaje. Este conquense, que está llamado a ser una referencia, afrontará próximamente dos giras. La primera será durante la segunda quincena de abril y la primera de mayo, concretamente en plena primavera, donde actuará en grandes auditorios de Bélgica. La segunda llegará en pleno verano durante los meses de julio y agosto. En pleno periodo estival viajará por Europa e incluso por Asia y América junto a sus nuevos compañeros. «Tengo muchas ganas de empezar y quiero aprovechar la oportunidad muy bien porque es un gran paso para mí», explica. 

Trabajo. Carlos Viñas se ha ganado por méritos propios esta aventura profesional y es gracias al trabajo que ha hecho tanto de él como su familia. Este conquense tuvo su primer contacto con el clarinete con apenas seis años de la mano de su profesor José García Llopis, en la Escuela Municipal de Música, y desde muy pronto despuntó. El siguiente paso fue acceder al Conservatorio de Música Pedro Aranaz donde fue alumno del docente Christian Álvarez, quien durante los diez años de formación supo descubrir, orientar y encauzar el potencial interpretativo de Carlos. El joven se deshace en elogios a la hora de hablar de ambos profesores porque «he podido aprender mucho de ellos». 

Tras completar este periodo, accedió al Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (Rcsmm) donde actualmente realiza el curto curso. Antes incluso acabó sus estudios musicales de Bachillerato en la Escuela de Arte Cruz Novillo y fue una figura destacable en la Joven Orquesta de Cuenca. Así mismo, este joven conquense ha completado su formación con numerosos cursos y clases internacionales con clarinetistas de la talla de Alessandro Carbonare, Andreas Sunden o Kilian Herold, entre otros. Además, es el clarinete primero de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid y ha sido semifinalista este año del prestigioso concurso Intercentros Melómano. También tiene personalidad como para ofrecer un concierto como solista en el Teatro Monumental de Madrid, acompañado de la Banda Sinfónica del Rcsmm.

Carlos Viñas, después de su aventura europea, cursará un Máster de Interpretación durante dos años más con el objetivo de ser todavía mejor clarinetista. El día de mañana pretende «ser parte de una gran orquesta», aunque no descarta dedicarse a la docencia si llega el momento. Lo que está claro es que tiene un gran carrera por delante y será él quien decida hasta dónde quiere llegar. Eso sí, siempre junto a su preciado clarinete.