Empiezo a tener sensaciones de maleta y de una cierta desubicación. Esta mañana al despertar y al venirme a la cabeza que era jueves y que tenía que escribir el artículo me he dicho. 'Entonces estoy en Badajoz'. Que es donde he amanecido hoy, llegado desde Plasencia, clausura Feria del Libro y primer acto del ciclo de novela histórica que Escritores con la Historia vamos a desarrollar allí con motivo de las Edades del Hombre y de la mano de su ayuntamiento, y tras echar otro día en Mérida antes de llegar aquí para compartir unos días y unas jornadas literarias con el Ejército, con la Brigada Extremadura y, en concreto, su regimiento de Artillería. Este 5 de mayo me tocará conferenciar a mí, tras haber escuchado a José Calvo Poyato y a Jesús Sánchez en otro ciclo de nuestra asociación.
Es precisamente la fecha en que sale por fin a las librerías 'Tierra Vieja', pero va la cosa de Descubrimiento de América y lo que toca es hablar de 'Cabeza de Vaca'. Y llevárselo muy preparado, porque los militares españoles son el mejor público, pero también el más enterado y viajado. Un verdadero lujo compartir estos días de conversaciones con ellos. Por cierto, entre los asistentes y sin fallar un día, el general Rajo, bien conocido en nuestra región, pues estuvo al mando del Museo del Ejército en Toledo. Ahora, ya en la reserva, ha vuelto a su tierra natal.
El viernes me echo de nuevo a la carretera. Que esa es otra. Porque carretera es lo único que se puede coger. Extremadura no es que esté dejada de la mano de Dios, sino de los políticos que en decenios de promesas han sido incapaces de cumplir una sola y ponerles un tren decente. Es una vergüenza lo que se ha cometido y se comete con esta maravillosa tierra en lo que a comunicaciones se refiere. Vamos, como si para hacer la obra hubiera que atravesar el Himalaya cuando el camino más derechito y llano no puede ser.
Vuelvo el 6 pero solo para cambiar de maleta. Me toca una cabalgada, ahora ya dedicado del todo a Tierra Vieja, pegando botes por toda la geografía. Dice mi amiga Carmen Posadas que a veces se siente parte de aquel circo de antaño que iba por las ferias, el de Manolita Chen.
Pero sarna con gusto no pica. Y no hace falta mentir para decir que constituye un momento feliz para el escritor. Y personalmente lo he comenzado a disfrutar con un periplo que me hice con periodistas por 'mis' alcarrias. Tanto por la Alta como por la Baja. Les di una paliza de miedo, pero les di buen vino de la propia bodega familiar, espárragos recién cogidos y de comer cabrito en Jadraque. Luego casi los pierdo entre Zorita y por Recópolis buscando un molino calatravo. Pero al final di con él.
Ahora llegan las presentaciones, que serán un sin parar. Y algún viaje más a otro gran escenario de la novela: El Guadiana y las tierras calatravas. Algunas paradas ya están fijadas. El próximo fin de semana un día muy especial, el sábado, jornada al completo, en la Feria del Libro de Guadalajara. No menos especial, otra cita para mi trascendental, 4 y 5 de junio en Atienza, que recupera nuestra Caballada, además después de estos dos años perros que hemos tenido que pasar. En junio le tocará a Ciudad Real. Cuenca, Toledo y Albacete están por decidir aún. Ah Y entre julio y agosto ya está en marcha la presencia en un par de docenas de villas y pueblos de toda la región.
Porque este es un libro, que amen de otras cosas, de humilde homenaje a mi tierra y es allí, por muy pequeño que sea el lugar, donde más quiero ir con él y estar con mis paisanos que sé que van a ser quienes mejor lo van a entender.