En el aula de tercero de Infantil del Colegio La Milagrosa, los colores han tomado un nuevo significado. No se trata solo de una actividad plástica ni de una manera de pasar la mañana entre lápices y papel. Es un homenaje. Un gesto pequeño en manos diminutas que, sin saberlo del todo, han querido decir adiós al Papa Francisco con lo que mejor saben hacer: dibujar, colorear y preguntar.
Todo comenzó a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa. Al retomar la rutina, la profesora Isabel Torralba, tutora de esta clase con niños de cinco años, propuso una ronda de conversación para que los alumnos contaran qué habían hecho en los días libres. Fue entonces cuando la semilla se plantó. «Uno de los niños comentó que había visto en la tele que había muerto el Papa Francisco», recuerda Isabel. «A partir de ahí surgió una conversación muy interesante, con muchas preguntas. Quién era, qué hacía o por qué era importante, entre muchas otras», asegura.
Ese momento espontáneo dio paso a una gran actividad. Isabel, movida por la curiosidad de sus alumnos y su papel como educadora en valores, decidió aprovechar la ocasión. «Indagamos un poco más sobre quién fue el Papa Francisco y lo que representa para nosotros como cristianos. Queríamos que no se quedara solo en una noticia triste, sino que fuera una oportunidad para aprender», detalla.
Colores para el Papa - Foto: Reyes MartínezLos niños «aprendieron que el Papa es el máximo representante de la Iglesia Católica, que vive en un país muy pequeño llamado el Vaticano, dentro de Roma, y que ha sido una figura cercana, humilde y defensora de los más necesitados», explica. Y como broche final, la actividad culminó con un taller de dibujo donde cada alumno coloreó un retrato del Papa. «Les propusimos tres modelos distintos. Cada uno eligió el que más le gustaba», explica Isabel con una sonrisa. Así, con la imaginación y creatividad de cada uno, de forma personal, los alumnos iluminaron de color los bocetos, unos con más precisión que otros, pero todos concluyeron sus labores artísticas de forma satisfactoria. De hecho, hubo vía libre para elegir los colores para cada zona del dibujo.
Carlos Serrano, uno de los alumnos, no duda al contar por qué le ha gustado tanto la actividad. «Porque representa a Jesús», dice con la certeza que solo tienen los niños. Blanca Cano, por su parte, describe su obra. «He usado blanco y también muchos colores también». Y ambos, cuando se les pregunta dónde vive el Papa, responden casi al unísono: «¡En el Vaticano! Que está en Italia. En Roma».
Las preguntas surgieron una tras otra. «Algunos no sabían quién era el Papa; otros lo habían oído mencionar en casa o en misa», apunta Isabel. «A veces estos temas se quedan lejos para ellos, pero esta vez no. Preguntaron, se interesaron y participaron». Y sobre todo, «ahora saben que hay alguien que representa a la Iglesia, que cuida de todos los cristianos del mundo».
Los dibujos, finalmente, se los llevaron a casa. «Ellos están muy orgullosos de lo que hacen, y llevarse sus obras les hace felices. Es algo suyo, personal. Aunque también es un recuerdo de este momento especial», explica la profesora. Por ahora, la actividad ha sido exclusiva de esta clase, pero Isabel no descarta repetirla en otros cursos. «Esto surgió de manera natural, de ellos mismos. Pero ha sido tan bonito que se podría replicar en otras aulas y colegios. Al final, es una forma muy sencilla y significativa de acercarles a algo tan grande como la figura del Papa».
Mientras los dibujos cuelgan de manos pequeñas y salen por la puerta rumbo a los hogares, el eco de esta pequeña gran actividad queda flotando en los pasillos del Colegio La Milagrosa. Un gesto de despedida de un centro católico referente tanto en la capital como en la provincia. Un acto de fe. Un homenaje a la figura del Papa Francisco, quien ya descansa en paz.