Has llegado al corazón de millones de personas en todo el mundo gracias a tu increíble talento. Cuando piensas en eso, ¿qué te viene a la mente?
La palabra que me viene a la mente es "abrumada". Abrumada y agradecida. Soy muy afortunada porque me va muy bien y sigo llegando al corazón de mucha gente.
El papel de Ariel en "La Sirenita” te cambió la vida y te ha hecho famosa en todo el mundo. ¿Cómo has logrado mantener los pies en la tierra?
Se lo debo a mi fe que es lo que me mantiene en el buen camino. Es mi fe en Dios y en Jesús. Si no fuera por eso creo que me habría vuelto loca. No hubiera sabido distinguir cuáles son las verdaderas prioridades en mi vida. Mis creencias me han ayudado a comprender que Dios me ha dado este talento por una buena razón. Así que durante el tiempo que pase en la Tierra tengo la oportunidad de influir en las personas, y espero que sea de forma positiva. El tiempo vuela, así que debo sacarle el máximo provecho.
Descubrir que tienes una voz tan prodigiosa es un verdadero reto. ¿Cómo descubriste tu voz?
Seguro que mi madre diría que nací con esta voz porque cuando era pequeña hacía mucho ruido en casa. Pasé de balbucear y hablar a cantar todo tipo de música. Empecé a cantar cuando era muy pequeña, a los cinco años más o menos. Así que es algo que tengo desde que nací, llegué al mundo con ese don. A los que estaban a mi alrededor no les quedó más remedio que soportarme. Seguro que les hubiera gustado disfrutar de más momentos de paz y tranquilidad... Así fue como descubrí mi voz, de forma natural porque nací con ella. Y desde entonces me he divertido muchísimo.
¿Nos podrías contar qué te llevó a emprender una carrera en Broadway?
Cuando tenía ocho años le dije a mi madre que quería ser artista. Quería cantar, bailar y actuar en Broadway y ganarme la vida como artista. No quería ser una estrella. Tampoco quería ser famosa. Sólo quería dedicarme a lo que me gustaba y poder pagar el alquiler y las facturas con mi trabajo. Esa era mi filosofía cuando era pequeña. Es lo que siempre quise hacer. Cuando me tocó ir a la universidad, me dije: "Mejor encuentro algo práctico para estudiar". Así que me matriculé en Derecho. Pero a mitad de mi primer año me di cuenta que debía hacer algo con el don que tenía y probar suerte. Y si las cosas no salían bien tendría que inventarme un plan B.
Mucha gente dice que si sigues lo que te dicta tu corazón, rara vez te equivocas.
Desde luego. Yo venía de una ciudad relativamente pequeña y no había ido al teatro, pero sabía que mi sitio estaba en Broadway. Allí podría cantar, bailar, actuar y entrar en contacto con el público. Me interesaba mucho más que el cine o la televisión.
Es curioso porque de niña seguro que estabas más expuesta a la televisión y al cine.
No recuerdo haber visto ninguna obra de teatro. Así que es bastante raro que quisiera ir a Broadway. Escuchaba álbumes de espectáculos de Broadway. Pero no sabía muy bien lo que era. Procedo de una zona agrícola de Illinois donde no había muchas distracciones. Así que no sé de dónde salió esa idea.
¿Alguna vez dudaste que encontrarías tu camino gracias a tu voz?
Cuando me mudé a Nueva York, empecé trabajando en papeles de reparto de producciones de Broadway y en giras. Lo que me daba miedo era pasar de papeles de reparto a papeles de protagonista. Pensé que hacer papeles de reparto era un trabajo seguro. Iba de un espectáculo a otro y eso me permitía ganarme la vida haciendo lo que me gustaba. Pero sabía que podía hacer mucho más que eso. Hacer papeles de reparto no es nada malo. Me gustaba mucho. La transición me llegó con “Smile”, con Howard Ashman [guionista/director/letrista] y con el compositor Marvin Hamlisch. Fue un punto de inflexión en mi vida. Pasé muchísimo miedo en esos seis u ocho meses de transición. Hasta ese momento podía conseguir un contrato en un espectáculo de Broadway, en una gira o en una producción regional. Al final rechacé uno de esos papeles y me preguntaba si volvería a trabajar. No sabía si me había cerrado las oportunidades de volver a trabajar. Fue mi marido el que me dijo: "Creo que puedes dar más. Tienes que dar el paso. Tendrás que decidirlo lo antes posible y dejar de hacer papeles de reparto porque estoy convencido que tienes mucho más que ofrecer". Me dijo: "Si tú no crees en ti misma, yo lo haré por ti". Tenía que dar un paso muy difícil porque pasaba de tener algo seguro a algo no tan seguro.
Todos necesitamos a gente que nos apoye en nuestras decisiones.
Desde luego. Él es mi mayor fan y creía en mí más que yo misma. Así que cuando se presentó la oportunidad de hacer un papel protagonista en "Smile" me pregunté si podía hacerlo, si estaba preparada. ¿Podría hacer ese trabajo? Esas eran las preguntas que me hacía. Y la verdad es que pasé mucho miedo.
Volvamos a tu colaboración profesional con el productor y letrista Howard Ashman y a cuando te contrató para ser Ariel en "La Sirenita". Cuéntanos cómo ocurrió.
Fue increíble. Fue en un momento muy triste, tras el final de "Smile" que cogió a todo el mundo por sorpresa. No nos esperábamos que el espectáculo echara el cierre en dos semanas. Así que fui a la audición de "La Sirenita" en estado de shock. Howard invitó a todas las chicas del reparto a la audición para el papel de Ariel. Creo que lo hizo porque se sentía obligado y además sabía que nos habíamos quedado sin trabajo. Pero ninguna de nosotras tenía la más mínima esperanza de conseguir el papel. Nunca había hecho una voz en off. No me había puesto nunca detrás de un micrófono. Así que estaba segura de que no me darían el papel. Howard dijo: "Estamos buscando a gente de Broadway muy bien preparada. Y si tienen experiencia en doblaje mucho mejor". Ninguna de nosotras la tenía. Pensé que era muy amable de su parte darnos esa oportunidad. Aunque no era lo que quería hacer con mi vida, era una buena oportunidad, y me serviría para superar el mal momento que estaba pasando.
El cierre prematuro de "Smile" fue una sorpresa. ¿También te sorprendió el éxito de "La Sirenita"?
Sí, porque todo el mundo nos había dicho que "Smile" iba a ser un gran éxito. Marvin me dijo: "El espectáculo va a ganar el premio al Mejor Musical y a ti te van a dar un Tony”. Es lo que esperaba que sucediera. Pero todo se vino abajo y pensé que tendría que volver a empezar de cero. Me dieron el papel de "La Sirenita" y cuando se lo contaba a la gente no les parecía gran cosa. En aquella época, hacer doblaje era para gente cuya carrera iba en picado. Así que no me hacía muchas ilusiones porque había salido muy escaldada de ese gran proyecto en el que había puesto todas mis esperanzas. Sólo era una película animada, y ni siquiera iban a mencionar quiénes éramos. Nuestros nombres sólo figurarían al final de los créditos. Algo en lo que nadie se fijaría. No iban a poner nuestros nombres al lado del de los personajes. Sólo íbamos a salir en una lista alfabética.
Era un trabajo casi de incógnito. Así que no esperaba gran cosa de ese proyecto. Pero tres meses antes de que estrenaran la película recibí una llamada. “Vas a estar en una gira de promoción. Harás 23 ciudades en 20 días”. Yo contesté: "¿Eso quiere decir que podremos decir que hemos hecho la película? Creía que era un secreto". No sabíamos muy bien de qué iba todo aquello.
Pero después de la gira de promoción todo acabó. Pensé que se olvidarían de mí y que tendría que volver a Broadway a buscar otro espectáculo. Pero está claro que Dios tenía otros planes para mí. Es una historia increíble. Supera todo lo que cualquiera de nosotros había imaginado jamás.
Tu película marcó el inicio del renacimiento moderno de la animación, no sólo para Disney, sino como un género viable para otros estudios.
Sí. Howard Ashman, Alan Menken, Jeffrey Katzenberg, Roy Disney y Peter Schneider... todos ellos cambiaron la faz de la animación. Los animadores trabajaban en muy malas condiciones, en oficinas que eran como caravanas. La animación iba en picado. Resultaba difícil creer que la pasión de Walt estuviera literalmente muerta. Y no existiría ahora si no hubiese sido por esa película. Era la última esperanza. Ahora la animación es un gran negocio. No es para fracasados segundones sino para grandes estrellas. Ahora te presentas a una audición para un papel al que también aspira Angelina Jolie.
Allanaste el camino de una disciplina artística que es más popular que nunca.
Y no teníamos ni idea de lo que iba a pasar. Por eso la historia es tan bonita, porque ninguno de nosotros tenía la más mínima expectativa. Y después de todos estos años, sigue siendo una parte muy importante de mi vida. Si me lo hubieran dicho entonces no lo habría creído.
¿Tienes algún recuerdo especial de las sesiones de grabación?
Sí. Recuerdo cuando cantaba “Parte de tu mundo” con Howard [Ashman] a mi lado, emocionándose y dándome las claves de cada línea, todos los matices y sutilezas del personaje. El interpretaba todos los personajes. Había creado todas las voces y también la forma de interpretar la música y la letra. Nosotros nos limitamos a copiarle, a imitarle.
Esos son mis mejores recuerdos. Y también los ensayos con Howard que eran maravillosos. Por supuesto también me acuerdo que Ron Clements [director/guionista], de John Musker [productor/director/guionista] y Alan Menken [compositor] estaban allí. Pero Howard estaba conmigo en la cabina. Ellos estaban detrás del cristal. Howard estaba a mi lado. Es muy posible que se oyese su respiración por el micrófono porque estaba pegado a mí.
Tengo muy buenos recuerdos. El primer día de ensayo fue increíble. Nos sentamos todos formando un semicírculo en el estudio y leímos el guión como si fuera un espectáculo de Broadway. Alan tocaba el piano y Howard cantaba todos los papeles. Fue divertidísimo.
Seguro que “Parte de tu mundo" es tu canción favorita de la película. ¿Es así?
Por supuesto. Esa canción es mi favorita porque forma parte de mi historia, por lo que significa para mí y por las muchas veces que la he cantado todos estos años. Estoy segura que cada miembro del reparto tiene su canción favorita que es la que les tocó cantar.
Seguro que sigues recibiendo un montón de cartas de niños.
En este momento tengo un montón de cartas. Mi hija y mi hijo me ayudan con el correo de los fans, y es genial.
¿Hay algún tema que se repita en las cartas que recibes de los niños?
Creo que Ariel tiene algo con lo que se sienten identificados. El tema que más se repite es su deseo de identificarse con un personaje que aspira a algo más. Quieren algo más de lo que tienen ahora. Hay muchos niños que sufren dolores físicos, enfermedades o con minusvalías y que se identifican con Ariel. Me figuro que es porque Ariel quiere algo diferente a lo que tiene. Y a ellos les ocurre lo mismo. Por eso hay tantos niños que se identifican con ella. Ese es el tipo de cartas que recibe Ariel.
Jodi, le diste a Ariel el don de tu voz. ¿Qué te ha dado Ariel?
Oh, Dios mío, me ha dado una vida que nunca hubiera imaginado. Dios me dio un regalo increíble con Ariel, algo con lo que jamás hubiera soñado en 1985. Ese personaje cambió mi vida para siempre. Tengo la sensación de que todo lo que me ha ocurrido desde 1985 se lo debo a ese personaje, a esa película, y a mi relación con Disney.
Ariel le dio un giro a mi vida. ¿Qué ha aportado Ariel a mi vida? Yo diría que todo. Todo lo que me ha ocurrido ha sido el resultado de ese momento en el que me dieron un papel que cambió mi destino. No es una línea más en un currículum. Lo veo como algo mucho más profundo. Mi vida cambió por completo. Ahora, Ariel es una parte de mí. Y lo va a ser siempre. No es un papel más en una lista de créditos. No es otro trabajo en mi currículum. Es una manera de ver la vida.
Es como la canción, porque Ariel es "parte de tu mundo".
Desde luego. Cambió mi mundo por completo. Nunca soñé en que me ocurriera algo así. Por eso le estoy tan agradecida. Y cuando hablo en alto sobre ella, me sigue produciendo el mismo efecto. Estoy tan agradecida. Me ha dado una vida maravillosa. Sin ella, nunca habría conocido a la gente que he conocido. No hubiera vivido tantas experiencias si "Smile" no hubiera sido un fracaso. Si ese espectáculo hubiera tenido éxito, es muy posible que Howard no nos hubiera dado la oportunidad de presentarnos a la audición de la película. Muchas veces me pregunto que si el espectáculo hubiera sido un gran éxito, Howard habría ido a Los Ángeles, a Nueva York o a Londres para hacer audiciones de "La Sirenita" y no nos lo hubiera propuesto porque no quería que abandonásemos "Smile" porque nos necesitaba para su gran espectáculo. No estaría aquí. No hubiera tenido esa increíble oportunidad. Es ver cómo encajan las piezas de un rompecabezas. Me sigue pareciendo increíble.
Estoy totalmente convencida de que cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana. Ahora, cuando recuerdo lo doloroso que fue el fracaso de "Smile" me doy cuenta de lo que surgió de las cenizas.