Manos de artistas

Manu Reina
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Más de medio centenar de niños, con palas y cubos en mano, dan forma a su creatividad en un «divertido y entretenido» concurso de esculturas de arena en el parque Santa Ana

Manos de artistas - Foto: Manu Reina

Tiene mucho mérito levantar de la nada un fortificado castillo, torres de gran altura, volcanes que desprenden lava o, en definitiva, cualquier estructura, si solo se tiene la arena y el agua como únicos materiales. Pues bien, ese es el cometido que afrontaron con desparpajo los más pequeños de cada casa durante el divertido, entretenido y mágico concurso de esculturas que comenzó ayer en el parque Santa Ana. La imaginación de muchos de ellos no tiene límites y la capacidad para trabajar en equipo es admirable. Hasta medio centenar de pequeños no dejaron de esbozar una sonrisa de oreja a oreja mientras levantaban sus propias obras, algunas de mayor complejidad que otras. Eso sí, muchos de ellos tuvieron que pasar rápidamente después por la ducha debido a la gran implicación en sus labores.

Esta actividad, que está organizada por Cruz Roja y el Ayuntamiento, se ha convertido en una tradición durante la celebración de la Feria y Fiestas de San Julián. Y el éxito es tan grande que «cada año vienen más niños», explica la técnica de Cruz Roja Juventud, Lucía Martínez. Ella destaca que el principal objetivo del concurso de esculturas de arena es «hacer disfrutar a los más pequeños y también a los familiares». No hay duda de que el propósito se alcanza sin problemas, porque la emoción y la alegría predominan en el ambiente. 

El concurso continuará hoy en horario matutino para elegir a los autores de las diez mejores obras que, junto a los diez ganadores de ayer, competirán mañana en la gran final por conquistar uno de los tres premios que hay en juego. «La elección no es fácil porque los niños y las niñas hacen esculturas de un gran nivel», detalla Martínez.

Manos de artistasManos de artistas - Foto: Manu Reina

La unión hace la fuerza, pensarán muchos. Y es que los pequeños aúnan esfuerzos para levantar auténticas obras de arte. En sus manos portan sus propios cubos y palas, además de otras herramientas, que les permiten dar forma a aquello que rondan en sus cabezas. El concurso está limitado para niños y niñas con edades comprendidas entre 8 y 14 años, aunque la organización hace la vista gorda para que constructores más pequeños aún puedan «echar una mano y así también pueden jugar», incide la técnica de Cruz Roja Juventud. 

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La actividad gusta y mucho a los niños. Tanto es así que durante sus labores apenas pierden el tiempo y solo se limitan a ejecutar sus ideas. No hay nada que les pueda despistar. De hecho, todos salen corriendo en el inicio del concurso para ocupar uno de los numerosos montones de arena que prepara la organización. Eso sí, mientras que algunos participantes se arman de paciencia en el proceso, otros la pierden rápidamente si no ven progreso. Al fin y al cabo todos quieren hacerlo bien. Quién sabe, puede que en el futuro sean los próximos arquitectos de esta ciudad.